martes, 6 de septiembre de 2011

Reforma y Constitución 3. El 15-M

 Finalicé el anterior artículo afirmando que el 15-M se equivocaba, una vez más, en el planteamiento que hace con respecto a la reforma constitucional. Voy a intentar explicar esta idea, aunque de alguna manera está explicación ya está implícita en el artículo citado.
 A mi entender, desde sus comienzos, el 15-M ha adolecido de dos defectos o fallas a nivel teórico que le imposibilitan para dar una respuesta de izquierdas racional y contundente a la situación económica y política actual. El primero de ellos es su base reformista. Ya he dicho alguna vez que, aunque parezca lo contrario, el 15-M no es un movimiento revolucionario. Su lema definitorio “democracia real ya” deja ver sus intenciones. Consideran que la democracia es posible dentro de este sistema, se trataría tan sólo de desarrollarla (que sea ya real) reformando instituciones y formas de hacer política. No pueden ver, así, que esa falta de democracia que critican (en lo cual tienen razón) es una necesidad estructural del sistema. Que nos movemos dentro de unos parámetros económicos, y por lo tanto políticos, que exigen para su desarrollo esa ausencia de democracia. El capitalismo global avanzado sólo puede ser mantenido –como lo demuestran los casos de las dictaduras latinoamericanas en los ochenta o, más recientemente, de China- si los ciudadanos son apartados de la toma de decisiones políticas, porque esas decisiones, dirigidas por el poder económico, necesariamente han de resultar contrarias a sus intereses. La democracia sólo puede darse si se transforma el sistema –si se revoluciona-. Cualquier reforma que no incida en la base antidemocrática del sistema dejará las cosas como están.
 La segunda falla es su falta de visión global. Dividir la realidad social en compartimentos estancos y actuar teniendo a la vista éstos y no la totalidad no es más que poner parches que dejan intacta la estructura global sobre la que se sustentan. En este caso, más que nunca, los árboles no les dejan ver el bosque. No se trata de que políticos o banqueros sean muy malos. Se trata de que, dentro del armazón de la realidad no pueden actuar de otra manera.
 ¿Qué tiene esto que ver con la reforma de la Constitución?. Dicha reforma se ha llevado a cabo dentro del marco de la Constitución, con elementos que la propia Constitución establece- y de no ser así la solución sería tan simple como plantear un recurso de inconstitucionalidad-. De esta forma, no es la reforma la que es antidemocrática, sin la propia Constitución que la legitima. Los ataques, pues, no deberían ir dirigidos contra el cambio, sino contra la Constitución misma. No hacerlo así es carecer de visión global para ver que la Carta Magna que supuestamente se defiende contiene elementos antidemocráticos. Es reformismo que sólo sirve para tapar vías de agua, pero no transforma nada.

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