sábado, 27 de abril de 2024

Serie B

 En las películas de terror de serie B, suele ser un argumento recurrente el que un personaje abra alguna tumba o desentierre algún cadáver donde habita algún espíritu diabólico, que inmediatamente se introduce en el cuerpo del profanador de turno. Algo así ha debido de pasarle al señor Sánchez-Pérez Castejón al desenterrar el cuerpo de Franco: que su espíritu se ha adueñado de su cuerpo y ahora se comporta como lo hizo aquél en sus tiempos. Aunque, habida cuenta de que la historia de nuestro protagonista empieza escondiendo una urna detrás de una cortina para llenarla de votos falsos, no parece que necesite del espíritu de Franco para convertirse en su más viva reencarnación.

Y es que si anda como un pato, vuela como un pato y grazna como un pato, entonces es un pato. Para no volver a repetirme sustituyan “pato” por fascista y sabrán a qué me refiero. Si el fascismo consiste en apelar a los sentimientos de las masas para aglutinarlas alrededor del líder, Fhürer, Duce, Caudillo o Padrecito, de tal forma que todo lo que éste dice es considerado verdad absoluta por aquella y todos los que no acepten esta verdad son considerados enemigos  que pueden y deben ser acallados, encarcelados y eliminados si es necesario, entonces a lo que estamos asistiendo estos días es a una manifestación de fascismo en estado puro. El señor Sánchez-Pérez Castejón es un fascista con todas las letras y todos los atributos, hay que decirlo ya así, y además un antisemita, y todos los que le aplauden, siguen o se reúnen a corear su nombre y adorar su cuerpo, como los que se reunían en la plaza de Oriente o en Nüremberg, son unos fascistas igual que él. “No estoy de acuerdo con tus ideas, pero daré mi vida por defender tu derecho a expresarlas” dijo Voltaire, y se consideró este adaggio como la máxima expresión del respeto a la libertad de expresión y de la tolerancia liberal y democrática. El señor Sánchez-Pérez Castejón y sus acólitos, como ya lo han hecho otros en otros momentos de la historia, han decidido, más bien, acallar a todos los que no piensen como ellos. El señor Sánchez-Pérez Castejón ha demostrado que, a pesar de toda la absurdidad de su mandato e incluso de su persona, es un tipo muy peligroso. Y a los tipos peligrosos hay que pararles los pies, porque desde luego ellos no se los paran por su propia voluntad.

¿Cómo se le paran los pies? Buena pregunta cuando nos referimos a un sujeto que tiene secuestrada a la razón y pretende secuestrar también a los medios críticos y a los jueces. Si estuviéramos en una película de terror de serie B, bastaría con clavarle una estaca en el corazón. Como estamos en España, quién sabe. A lo mejor tendríamos que decir, cuando amenace de nuevo con dimitir, un estruendoso “no hay huevos”.


lunes, 22 de abril de 2024

Por Alá

 Ahora que tanto se habla de memoria histórica -no conozco otra memoria que no sea histórica, la verdad- sería bueno hablar, si no de memoria, si al menos de historia, que nunca está de más conocerla para evitar,ya que parece que no repetirla, al menos no hacer el ridículo. Y así, hablando de historia y de recuerdos, podemos recordar la cara que se le quedó a la izquierda francesa, sobre todo a la comunista, cuando Stalin firmó con Hitler el pacto Molotov-Ribbentrop en 1939, de la misma forma que podemos recordar que a la OLP la liquidó Hamás, que a Arafat le envenenaron y que la Palestina de finales del siglo XX no tiene nada que ver con la de principios del siglo XXI.

Conviene recordarlo porque la cara de la izquierda francesa debió de ser parecida a la cara que se le ha quedado a la neoizquierda española cuando Irán ha atacado Israel. Al menos a mí se quedaría cara de lelo -la parte de a cara que no se me hubiera caído de la vergüenza, claro- pero como la neoizquierda española, entre otras cosas, aparte de desmemoriada, es absolutamente imbécil, anda por ahí haciendo manifestaciones en defensa de regímenes teocráticos que han retrocedido hasta la edad media, donde a las mujeres las entierran hasta el cuello y las apedrean hasta la muerte por no llevar velo, donde a los homosexuales los cuelgan de grúas y donde hay una cosa que se llama “policía de la moral”. Es decir, que la neoizquierda defiende los derechos de las mujeres y los homosexuales en España pero no en Irán, supongo que porque consideran que con eso del multiculturalismo hay que respetar la cultura de los iraníes. De la misma forma que hay que ser totalmente imbécil para no darse cuenta de que la defensa del Estado y el pueblo palestino que se hacía a finales del siglo pasado, no tiene nada que ver con la que se puede hacer hoy en día, entre otras cosas porque hoy ya no hay pueblo palestino. Lo que hay son dos organizaciones terroristas islámicas como Hamás y Hizbullá, o como se diga, cuya único objetivo es cargarse los valores occidentales. Y hay que ser definitivamente imbécil para renegar de los valores tradicionales de Occidente, que son los de la Ilustración, y preferir los de las satrapías islámicas de Oriente Medio, o la ley islámica a la democracia liberal, con todos sus defectos.

En fin, puesto que de historia hablamos, habría que recordar que nunca ha existido algo así como Palestina. Lo que ha existido ha sido un territorio ocupado. sucesivamente por tribus de pastores nómadas, romanos, cruzados, turcos e ingleses y donde han vivido judíos y musulmanes, por supuesto no en armonía, porque la mejor manera de no vivir en armonía es la religión. Y ya que hablamos de imbéciles, hay que ser rematadamente imbécil para no darse cuenta de que en un conflicto entre Israel e Irán lo más sensato y lo que dicta el sentido común es apoyar a Israel. Pero para la maniquea neoizquierda esto es una historia de buenos y malos, y si los malos son y han sido siempre los americanos y los israelitas, no va a resultar ahora que son los buenos. Igual que si los soviéticos eran los buenos, no iban a ser los malos solo por pactar con los nazis.


viernes, 12 de abril de 2024

Karate

 Andaba yo hoy que no tenía muy claro sobre qué escribir, cuando el hado o el destino, me ha ofrecido la solución en bandeja. Resulta que he llegado a mi puesto de trabajo dispuesto a dar clase como todos los viernes y me he encontrado con que no tenía clase porque a los alumnos se los han llevado a una actividad de karate o algo así. Que en el centro de educación secundaria donde trabajo haya más profesores de Educación Física que de Filosofía yo creo que nos da una idea bastante exacta de cómo funciona la educación en la actualidad. Pero no es de educación de lo que quiero hablar, o bueno, sí, pero relacionada con una noticia que leí en otro día en los periódicos según la cual los jóvenes actuales no tendrían ningún problema en asumir una dictadura si les ofrece un futuro, lo que  puede ser traducido como que no tendrían ningún problema en asumir una dictadura si les da lo que ellos quieren.

Y yo, viendo lo de karate, me planteo si el asunto es para echarse las manos a la cabeza como hacía el periodista o la periodista, no recuerdo bien, que firmaba el artículo, y como es la tentación primera que tiene todo el que lo lee, o es algo que se ve venir de lejos. O al menos se debería ver venir de lejos. Resulta que nuestra juventud tan buenrrollista tan sostenible, tan ecológica y tan solidaria no tiene ningún empacho en sostener un régimen autoritario si responde a sus intereses. Y ello, añado yo, precisamente porque es buenrollista sostenible, ecologista y todo eso que acabo de decir y piensa, como le han enseñado a pensar, que está en posesión de la verdad absoluta, que todo el que no piensa como ellas y ellos está equivocado y merece la hoguera y, así, exige su futuro caiga quien caiga. Estamos ante una generación a la que, en primer lugar no sólo se le ha dado todo, sino que sobre todo, se le ha hecho ver, se le ha enseñado, que tiene derecho a todo y además gratis. Gratis en términos económicos o gratis en términos de esfuerzo. Se puede equiparar el hecho de que obtengan contenidos culturales sin pagar de Internet, con que se les dé el Título de Bachillerato con asignaturas suspensas. Tanto una cosa como otra, la canción de moda o el título, la están obteniendo sin dar nada a cambio por ella. Así que no es de extrañar que no tengan ningún reparo en pretender obtener lo que quieren para el futuro sin reparar en sus costes. El que sus padres y sus abuelos, esas generaciones tan insolidarias que se están cargando el planeta y no van a dejar nada para las generaciones futuras, hayan luchado para que ellos puedan crecer en libertad y tener todo eso que ahora consideran como natural, les viene a importar una higa. De lo que se trata es de tener lo que quieren y de tenerlo ya.

En segundo lugar, es un mito -uno más-  pensar que la juventud, al menos la actual, es liberal y progresista. Al contrario, es tremendamente reaccionaria. No hay más que ver las encuestas y los estudios de opinión que periódicamente aparecen en los medios para comprobar cómo estas nuevas generaciones tienen una mentalidad del siglo XIX. Solo por poner un ejemplo, los jóvenes -y las jóvenas que decía Miliki- de hoy en día no solo son mucho más machistas que sus antepasados más cercanos, sino que incluso justifican más que ellos la violencia de género, aparte de practicarla, por supuesto. Así que nos encontramos ante el caldo de cultivo perfecto para que calen entre ellos las ideas populistas que conducen necesariamente a los regímenes autoritarios. ¿Qué qué tiene esto que ver con el karate del principio? Pues que si usáramos los Institutos para enseñar Historia y Matemáticas, que es para lo que están y no karate, a lo mejor otro gallo nos cantaba.


viernes, 5 de abril de 2024

Grandes Ideas de la Humanidad

 Desde el invento de la rueda hasta el descubrimiento de la Ley de la Relatividad, pasando por la fregona, la humanidad ha progresado apoyada en una colección de ideas realmente grandes. Como ya dijo alguien, unos dicen que Newton, otros que Kant, somos enanos a hombros de gigantes. Cuando yo era pequeño, había un tebeo, que se llamaba precisamente “TBO” que tenía una sección titulada Los grandes inventos de la humanidad por el profesor Franz de Copenhague, conocida popularmente como “los inventos del TBO”. Las grandes ideas de la humanidad a las que me voy a referir hoy, tienen más que ver con los segundos que con las primeras, aunque eso no quite para que, también en nuestra época, haya grandes ideas comparables a las citadas.

Como supongo que todos ustedes habrán comprobado, últimamente los tapones de las botellas de plástico vienen unidos a la propia botella, lo cual, aparte de ir en contra de la hasta ahora reinante teoría sobre el reciclaje del plástico, que postulaba que se debían arrojar las botellas sin tapones al contenedor, pone en riesgo la boca, la nariz e incluso los ojos de aquél que intenta beber a morro de alguna de estas botellas, lo cual me lleva a pensar que el objetivo último de esta gran idea de la humanidad ha sido evitarnos el comportamiento burdo y poco elegante de beber directamente de la botella, en vez de echar su contenido en un vaso como está mandado. No se encuentra otra explicación, si  no, a esta ocurrencia.

A la que sí que no hay manera de encontrarle explicación ninguna es a la idea que voy a describir a continuación. Todos aquellos de ustedes que tomen el Metro en Madrid habitualmente, se habrán dado cuenta de que se han eliminado las papeleras de los andenes, para colocarlas todas juntas en el extremos de los mismos, bajo el nombre de “centro de reciclado” o algo así. No es que se hayan añadido papeleras nuevas, entiéndase, sino que las que ya había se han puesto todas en el mismo sitio. Con lo cual, si de pronto usted se encuentra en el lado opuesto del andén al que se sitúan la papeleras y tiene ganas de estornudar, o de sonarse la nariz, o está ya harto de masticar el chicle que tiene en la boca no le queda más remedio que guardarse en pañuelo o el chicle en el bolsillo hasta llegar a su estación de destino, porque no hay ninguna papelera cerca de usted para arrojar el residuo. Allí solo quedan, como testigos de su impotencia, los agujeros de los tornillos que antaño sujetaban la papelera a la pared. Lo que hará usted, y yo, y cualquiera, es tirar el papel al suelo, como mucho, a las vías. Así que el luces que se ha inventado lo de los “centros de reciclado”, y que habrá cobrado un pastón por ello, lo que ha conseguido es que el Metro esté cada día más sucio.

Ahora que, para gran idea, la de adelantar la hora en verano, que viene a ser lo mismo que quitarnos una hora de vida. Habida cuenta de que en España ya llevamos de por sí una hora de adelanto con respecto al sol, porque al señor Franco solo se le ocurrió imponer en España, en plena Segunda Guerra Mundial, la hora de Berlín -no le iba a fastidiar a él una idea algo tan nimio como el giro de la Tierra- se supone que para recibir en tiempo real las noticias de las victorias del Eje, aunque cuando perdió el Eje, tampoco se le ocurrió volver la hora a su ser, porque él, como buen dictador, no se equivocaba nunca (¿le suena de algo?), el cambio al horario de verano supone que llevamos ya dos horas de adelanto con respecto al sol. Con lo cual, los que durante todo el invierno hemos estado levantándonos de noche, porque, insisto, la Tierra gira, para ir a trabajar y ahora ya empezábamos a levantarnos de día, volvemos a levantarnos de noche, y todo para que anochezca más tarde, que uno no acaba de entender qué ventaja tiene el que anochezca más tarde, más allá de tener más tiempo de luz para tomar cañitas. En suma y para terminar, que la única utilidad que tiene este cambio es que la mitad de España se levante de noche para que la otra mitad pueda estar hasta las diez de la noche tomando vinos en las terrazas y aún tengan luz solar, no vaya a ser que se les pierdan los niños que andan correteando por ahí.