viernes, 12 de abril de 2024

Karate

 Andaba yo hoy que no tenía muy claro sobre qué escribir, cuando el hado o el destino, me ha ofrecido la solución en bandeja. Resulta que he llegado a mi puesto de trabajo dispuesto a dar clase como todos los viernes y me he encontrado con que no tenía clase porque a los alumnos se los han llevado a una actividad de karate o algo así. Que en el centro de educación secundaria donde trabajo haya más profesores de Educación Física que de Filosofía yo creo que nos da una idea bastante exacta de cómo funciona la educación en la actualidad. Pero no es de educación de lo que quiero hablar, o bueno, sí, pero relacionada con una noticia que leí en otro día en los periódicos según la cual los jóvenes actuales no tendrían ningún problema en asumir una dictadura si les ofrece un futuro, lo que  puede ser traducido como que no tendrían ningún problema en asumir una dictadura si les da lo que ellos quieren.

Y yo, viendo lo de karate, me planteo si el asunto es para echarse las manos a la cabeza como hacía el periodista o la periodista, no recuerdo bien, que firmaba el artículo, y como es la tentación primera que tiene todo el que lo lee, o es algo que se ve venir de lejos. O al menos se debería ver venir de lejos. Resulta que nuestra juventud tan buenrrollista tan sostenible, tan ecológica y tan solidaria no tiene ningún empacho en sostener un régimen autoritario si responde a sus intereses. Y ello, añado yo, precisamente porque es buenrollista sostenible, ecologista y todo eso que acabo de decir y piensa, como le han enseñado a pensar, que está en posesión de la verdad absoluta, que todo el que no piensa como ellas y ellos está equivocado y merece la hoguera y, así, exige su futuro caiga quien caiga. Estamos ante una generación a la que, en primer lugar no sólo se le ha dado todo, sino que sobre todo, se le ha hecho ver, se le ha enseñado, que tiene derecho a todo y además gratis. Gratis en términos económicos o gratis en términos de esfuerzo. Se puede equiparar el hecho de que obtengan contenidos culturales sin pagar de Internet, con que se les dé el Título de Bachillerato con asignaturas suspensas. Tanto una cosa como otra, la canción de moda o el título, la están obteniendo sin dar nada a cambio por ella. Así que no es de extrañar que no tengan ningún reparo en pretender obtener lo que quieren para el futuro sin reparar en sus costes. El que sus padres y sus abuelos, esas generaciones tan insolidarias que se están cargando el planeta y no van a dejar nada para las generaciones futuras, hayan luchado para que ellos puedan crecer en libertad y tener todo eso que ahora consideran como natural, les viene a importar una higa. De lo que se trata es de tener lo que quieren y de tenerlo ya.

En segundo lugar, es un mito -uno más-  pensar que la juventud, al menos la actual, es liberal y progresista. Al contrario, es tremendamente reaccionaria. No hay más que ver las encuestas y los estudios de opinión que periódicamente aparecen en los medios para comprobar cómo estas nuevas generaciones tienen una mentalidad del siglo XIX. Solo por poner un ejemplo, los jóvenes -y las jóvenas que decía Miliki- de hoy en día no solo son mucho más machistas que sus antepasados más cercanos, sino que incluso justifican más que ellos la violencia de género, aparte de practicarla, por supuesto. Así que nos encontramos ante el caldo de cultivo perfecto para que calen entre ellos las ideas populistas que conducen necesariamente a los regímenes autoritarios. ¿Qué qué tiene esto que ver con el karate del principio? Pues que si usáramos los Institutos para enseñar Historia y Matemáticas, que es para lo que están y no karate, a lo mejor otro gallo nos cantaba.


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