viernes, 19 de enero de 2024

Miseria de la enseñanza

 Hace un par de días leí que una pareja de profesores había publicado un libro en el cual se desarrollaba la idea de que la enseñanza y el aprendizaje por proyectos era una fracaso y una farsa para los alumnos. Lo único que me sorprendió de dicha noticia fue el hecho de que haya gente que, dedicándose a la docencia, tenga tiempo de escribir un libro. Por lo demás, cualquier profesor que no esté  cegado por la ideología de las nuevas pedagogías sabe que el aprendizaje por proyectos es una filfa. Pero como todo. En realidad la enseñanza en España se ha convertido en una gran mentira en la que todos, profesores, alumnos, familias –la tan cacareada “comunidad escolar” que de comunidad no tiene nada y de escolar cada vez menos- estamos inmersos. Estos profesores hablan del aprendizaje por proyectos, pero es que ahora, años después de su imposición -pues una imposición fue- la Comunidad de Madrid se da cuenta de que la enseñanza bilingüe no sirve, ni para que los alumnos aprendan inglés, ni para que aprendan las materias que se imparten en inglés y decide que la asignatura de Geografía e Historia se va a impartir de nuevo en castellano. Y no  tardarán mucho en seguirla las demás, con lo cual el modelo bilingüe será otro experimento que acabará en la basura. Como la utilización de medios tecnológicos en el aula. Mucho se ha hablado estos días de los malos resultados que han sacado los países nórdicos, tradicionales cabezas de serie, en el último informe PISA. De lo que no se ha hablado tanto es de que estos países, vistos los resultados, han decidido cambiar radicalmente su modelo de escuela, han desterrado las TIC y han vuelto al paradigma tradicional de enseñanza, lo que viene siendo la tiza y los apuntes. Como están haciendo ya muchos colegios de élite en Europa, incluida España. Y no nos engañemos, esto no es un problema político -del problema político hablaré otro día- Es un problema que deriva del hecho de que los que imponen los criterios con los que se elaboran los currículos, es decir, los que no dicen a los profesores como tenemos que trabajar, son catedráticos de Didáctica o de Pedagogía que no han pisado un aula de Primaria o de Secundaria en su vida. Y así nos va. Hoy enseñamos objetivos, mañana estándares, pasado competencias, volvemos a los estándares, y los alumnos españoles son los más tontos de los países desarrollados, que ya no saben ni sumar, si nos apuramos un poco. 

Y , aunque muchos se echen las manos a la cabeza, tampoco es un problema de dinero, Si hay, más que un pozo sin fondo, un agujero negro que se traga todo lo que se gasta -porque de inversión ya tiene poco- en él es el sistema educativo. Son muchos millones los que se inyectan en el sistema sin que este muestre indicios de salir del hoyo. Y es que cuando a un alumno o alumna de quince años le dices que va a poder pasar de curso sin estudiar, cuando puede insultar a un profesor o venir a clase con las manos en los bolsillos, porque es consciente de que no va a tener ninguna consecuencia negativa, cuando les enseñas que el esfuerzo es de tontos, entonces el dinero no va a solucionar el problema. Más bien va a agravarlo.

Podría hablar de muchas cosas más -ya lo haré- pero voy a terminar con un hecho real que me ocurrió hace unos meses. Evaluando los resultados de un grupo de alumnos, una profesora -psicopedagoga por más señas-  afirmó, sin sonrojarse, que si un alumno con una adaptación curricular suspendía la culpa era del profesor, y que lo que tenía que hacer era bajarle el nivel hasta que aprobase. Supongo que ese alumno acabará aprobando. Pero será mentira.


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