viernes, 12 de enero de 2024

Deja vu

 Ha empezado un nuevo año y, como cantaba Julio Iglesias, la vida sigue igual. Y en el ámbito de política de andar por casa -en el peor sentido de la expresión- no iba a ser, por supuesto, menos. Leí ayer una noticia según la cual el señor Sánchez Pérez-Castejón había amenazado al señor Cima de Monte (Puigdemont por más señas), con convocar elecciones a finales de julio si no le votaba los reales decretos que había presentado en el Congreso. Vamos por partes porque esto tiene tela. Para empezar yo no acabo de entender cómo, en una democracia, se puede amenazar con convocar elecciones. Hombre, yo creo que la amenaza sería más bien no convocarlas. A no ser, claro está, que estemos hablando de personajes que consideran la democracia como un medio para alcanzar sus espurios intereses personales. En ese caso el convocar elecciones les supone el riesgo de perder el poder y entonces  sí que sería una amenaza. Para entendernos, que las elecciones sólo pueden ser una amenaza fuera de una democracia, así que tampoco hay que ser muy listos para atar algunos cabos. Pero vamos, que la supuesta amenaza solo podía quedar, como así ha ocurrido, en eso: en amenaza, o, más bien, en fanfarronada, o baladronada que es una palabra castellana muy bonita. Porque al primero que no le interesa convocar elecciones -que es lo que debería de hacer, por otra parte, si tuviera un mínimo de decencia, no ya política, sino siquiera personal- es al señor presidente del Gobierno, que corre el riesgo, muy serio, de volverlas a perder y, a lo mejor, hasta de no seguir gobernando. Pero es que al señor Pico de Monte (Puigdemont) tampoco le interesan las elecciones, no vaya a ser que le acaben metiendo en la cárcel. Vamos, que estos dos tipos se necesitan como el chocolate y los churros, para que uno aguante la poltrona y el otro no acabe entre rejas. Así que todo lo que se digan acerca de dejar de apoyarse no es el fondo más que pura palabrería hueca, eso sí, palabrería hueca que, al final, acaba pagando todo el país vía las cesiones del uno al otro. 

Pero lo que me ha llevado a un auténtico deja vu, no ha sido la supuesta amenaza de convocar elecciones, sino que éstas se iban a convocar a finales de julio. ¿Les suena eso de algo? Vamos, que la amenaza de convocar elecciones no iba en realidad contra el señor Cumbre de Monte (Puigdemont) sino contra todos los ciudadanos de este país que nos veíamos otra vez abocados a votar en plenas vacaciones y soportando la canícula de la época. Y mejor que se nos vaya haciendo el cuerpo, porque visto el buen resultado que le dio la última vez, la elecciones en España, a partir de ahora, van a ser entre junio y agosto. A lo mejor también presentan un decreto para esto

Por cierto, que he leído hoy que parece que corren rumores en el ámbito europeo acerca de que el señor Sánchez Pérez-Castejón está buscando un carguito fuera de España para abandonar el barco antes de que se hunda, porque ya ha visto que hace aguas por todas partes. Yo esto también lo he oído antes -que si perdía las elecciones locales no se iba a presentar a las nacionales- y ahí está. Así que todo esto no es más, como decía antes, que un tremendo deja vu del que no se si alguna vez saldremos. El último que tuvimos duró cuarenta años.


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