Tenía yo pensado escribir algo sobre la tan magnífica subida de impuestos que nos ha preparado el Gobierno del señor Zapatero, pero como la actualidad manda me he decidido por dedicar este espacio a un tema absolutamente coyuntural. Y espero que sea tan coyuntural que se termine aquí definitivamente. Me refiero, como no, a la designación de la ciudad sede de los Juegos Olímpicos de 2016 y a la agradable noticia de que finalmente éstos han ido a parar a Río de Janeiro y no a Madrid. Agradable noticia para los madrileños, por supuesto, no para los cariocas, que mucho me temo que ahora tendrán que pasar por todo aquello a lo que ya me veía condenado si algún viejo dios Olímpico no se hubiera apiadado de nosotros y no hubiera iluminado las mentes de los miembros de COI.
Una vez que ha pasado el susto y se van apagando poco a poco las ínfulas patrioteras podemos hacer un ejercicio de fantasía e imaginar que hubiera pasado si Madrid hubiera sido la encargada de organizar los Juegos Olímpicos. Las obras que hasta ahora estamos sufriendo hubieran sido una broma al lado de las que nos esperaban. Toda la ciudad levantada durante seis años para un evento que dura escasamente un mes. Una subida desproporcionada de los impuestos municipales, porque parece mentira que hubiera gente que creyera que esto iba a salirnos gratis a los madrileños: un acontecimiento de este tipo se paga, y lo pagan los ciudadanos, no las empresas: esas sólo se llevan el dinero. Los que hubieran tenido la desgracia de trabajar el mes de julio (o agosto) de 2016 ya podrían ir pensando en levantarse de la cama a las cuatro de la mañana para llegar mínimamente justos a su puesto de trabajo, con todas las calles cortadas al tráfico para recibir a las delegaciones de mandatarios extranjeros, a los deportistas famosos y a toda la caterva de chupones de todo tipo que arrastra un espectáculo de este tipo.
Esto es un ejercicio de fantasía. Ahora vamos a analizar la realidad. Si los juegos Olímpicos se le hubieran concedido a Madrid, se le hubieran concedido a la capital de un país donde se imputa a los jueces que intentan juzgar a un dictador; donde políticos corruptos hasta la médula quedan impunes porque el presidente del Tribunal que tiene que ver su caso es íntimo amigo suyo; donde este mismo presidente del Tribunal queda tan impune como su amigo el político después de haber prevaricado de forma evidente y flagrante; donde existen cerca de cuatro millones de parados, muchos de los cuales no cobran ningún tipo de subsidio y no tienen prácticamente nada que llevarse a la boca; donde a los turistas les quitan la cartera en cualquier esquina –esto para los listillos que dicen que Brasil es un país muy pobre y muy peligroso-. Un país que según los últimos informes del FMI va a ser el último en salir de la recesión económica; donde los banqueros y los constructores hacen lo que les da la santa gana sin que nadie les ponga freno. Un país que tiene los adolescentes más tontos de Europa y gran parte del mundo; donde se ha recortado la inversión para Investigación en más de un 15% -según los últimos datos-; un país donde el personaje más famoso y más importante es una macarra de San Blas que se llama Belén Esteban; donde se maltratan animales en los festejos populares sin el menor recato, encima con el apoyo de los políticos aprovechados de turno; un país donde lo único que interesa es el fútbol y la televisión basura, y todo ello apoyado por las más altas instancias; un país donde se hablan diecisiste idiomas distintos Un país, en resumen, que es más del Tercer Mundo –en el sentido más peyorativo del término- de lo que nunca lo ha sido Brasil.
Pero es que además cualquier profano sabe que los Juegos Olímpicos se alternan entre los continentes. Si los del 2012 se los dieron a Londres, los del 2016 tenían que corresponder a una capital no europea. ¿Eso no lo sabían los miembros del Comité Organizador que embarcaron a la ciudad y al país en una guerra perdida de antemano?. ¿Y si lo sabían por qué lo hicieron?. ¿Quién va a pagar ahora todo lo que se han gastado en la fiestecilla que se han montado hasta llegar a Copenhague?. Pues los madrileños, a los que de momento nos han cargado con un impuesto sobre las basuras, y los que vendrán –que, por cierto, a partir de ahora va reciclar Rita-. Desde luego los que no lo van a pagar son los Bigotes y los Camps de turno, que ya se estaban frotando las manos y se les ha fastidiado el negocio.
Y por último, seamos serios. Si a usted le ofrecen la posibilidad de pasar un mes de vacaciones con todos los gastos pagados y viviendo a todo lujo, ¿dónde preferiría ir, a Río de Janeiro o a Madrid?. Pues eso.
Una vez que ha pasado el susto y se van apagando poco a poco las ínfulas patrioteras podemos hacer un ejercicio de fantasía e imaginar que hubiera pasado si Madrid hubiera sido la encargada de organizar los Juegos Olímpicos. Las obras que hasta ahora estamos sufriendo hubieran sido una broma al lado de las que nos esperaban. Toda la ciudad levantada durante seis años para un evento que dura escasamente un mes. Una subida desproporcionada de los impuestos municipales, porque parece mentira que hubiera gente que creyera que esto iba a salirnos gratis a los madrileños: un acontecimiento de este tipo se paga, y lo pagan los ciudadanos, no las empresas: esas sólo se llevan el dinero. Los que hubieran tenido la desgracia de trabajar el mes de julio (o agosto) de 2016 ya podrían ir pensando en levantarse de la cama a las cuatro de la mañana para llegar mínimamente justos a su puesto de trabajo, con todas las calles cortadas al tráfico para recibir a las delegaciones de mandatarios extranjeros, a los deportistas famosos y a toda la caterva de chupones de todo tipo que arrastra un espectáculo de este tipo.
Esto es un ejercicio de fantasía. Ahora vamos a analizar la realidad. Si los juegos Olímpicos se le hubieran concedido a Madrid, se le hubieran concedido a la capital de un país donde se imputa a los jueces que intentan juzgar a un dictador; donde políticos corruptos hasta la médula quedan impunes porque el presidente del Tribunal que tiene que ver su caso es íntimo amigo suyo; donde este mismo presidente del Tribunal queda tan impune como su amigo el político después de haber prevaricado de forma evidente y flagrante; donde existen cerca de cuatro millones de parados, muchos de los cuales no cobran ningún tipo de subsidio y no tienen prácticamente nada que llevarse a la boca; donde a los turistas les quitan la cartera en cualquier esquina –esto para los listillos que dicen que Brasil es un país muy pobre y muy peligroso-. Un país que según los últimos informes del FMI va a ser el último en salir de la recesión económica; donde los banqueros y los constructores hacen lo que les da la santa gana sin que nadie les ponga freno. Un país que tiene los adolescentes más tontos de Europa y gran parte del mundo; donde se ha recortado la inversión para Investigación en más de un 15% -según los últimos datos-; un país donde el personaje más famoso y más importante es una macarra de San Blas que se llama Belén Esteban; donde se maltratan animales en los festejos populares sin el menor recato, encima con el apoyo de los políticos aprovechados de turno; un país donde lo único que interesa es el fútbol y la televisión basura, y todo ello apoyado por las más altas instancias; un país donde se hablan diecisiste idiomas distintos Un país, en resumen, que es más del Tercer Mundo –en el sentido más peyorativo del término- de lo que nunca lo ha sido Brasil.
Pero es que además cualquier profano sabe que los Juegos Olímpicos se alternan entre los continentes. Si los del 2012 se los dieron a Londres, los del 2016 tenían que corresponder a una capital no europea. ¿Eso no lo sabían los miembros del Comité Organizador que embarcaron a la ciudad y al país en una guerra perdida de antemano?. ¿Y si lo sabían por qué lo hicieron?. ¿Quién va a pagar ahora todo lo que se han gastado en la fiestecilla que se han montado hasta llegar a Copenhague?. Pues los madrileños, a los que de momento nos han cargado con un impuesto sobre las basuras, y los que vendrán –que, por cierto, a partir de ahora va reciclar Rita-. Desde luego los que no lo van a pagar son los Bigotes y los Camps de turno, que ya se estaban frotando las manos y se les ha fastidiado el negocio.
Y por último, seamos serios. Si a usted le ofrecen la posibilidad de pasar un mes de vacaciones con todos los gastos pagados y viviendo a todo lujo, ¿dónde preferiría ir, a Río de Janeiro o a Madrid?. Pues eso.
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