viernes, 9 de febrero de 2024

Sobre la importancia de los museos

 Un museo suele ser un sitio donde se acoge la cultura material de una sociedad. De esta forma, pretender expurgar, o descolonizar, los museos, viene a ser algo así como pretender expurgar la cultura de esa sociedad. Como una sociedad es su cultura, cargarse esa cultura es cargarse la sociedad. Y todo eso hecho por quien debería preservar  la cultura y la sociedad: el Ministro de Cultura, un tal señor Urtasun, que a mí me suena a Urtain, no sé si por la cacofonía del apellido o por los puñetazos a la cultura que debería de defender.

Porque vamos a ver, ¿qué significa descolonizar los museos? ¿Quitar las piezas que supuestamente tienen que ver con un pasado colonial? Pero es que el pasado colonial ha existido, por mucho que no queramos verlo, de la misma manera que ha existido una guerra civil por mucho que cambiemos los nombres de las calles. La Historia no cambia porque desde el presente queramos cambiarla. Además, si se trata de lo anterior, yo no sé muy bien qué museos quedarían. Desde luego el antropológico, con sus cabezas reducidas, sus huesos de hotentotes y sus instrumentos de varias culturas, cerrado directamente; el antropológico, casi lo mismo. Pero es que hay más. Ya que estamos, apliquemos a todos los museos el pensamiento único y dejemos el Museo del Prado con dos o tres cuadritos de paisajes. Los cuadros religiosos, fuera; los cuadros de desnudos, fuera; los cuadros que muestren sujetos deformes, fuera; los cuadros pagados por reyes, fuera; los cuadros que no nos gusten, fuera. Los primeros que mutilaron estatuas fueron los cristianos y esto, en el fondo, no es más que más de lo mismo: puritanismo cristiano

Yo me pregunto qué habría sido de todas esas piezas que ahora se pretende descolonizar de no haber sido por los museos occidentales. Los restos arqueológicos egipcios estaban siendo saqueados y vendidos como baratijas en los zocos de El Cairo hasta que llegaron los arqueólogos británicos. Los grandes palacios griegos estaban siendo utilizados por los pastores como rediles para las ovejas hasta que sus frisos acabaron en el Museo Británico. Y más o menos lo mismo ocurre con las piezas que existen en los museos españoles. Insisto en que no sé muy bien qué es descolonizar pero, y eso que conste que lo dijo Marx, lo mejor que les pudo pasar a los indios es que fueran colonizados por los ingleses.

De todas formas no nos engañemos. Todo esto de la descolonización no es solo producto de la estulticia del señor Ministro y de su jefe. Se trata de idiotizar a la gente, de convertirla en una masa ignorante que acepte todos los cuentos que se le quieran contar sin rechistar. Lo decía al principio: los museos son el recuerdo de la cultura de una sociedad. Sin museos no tenemos noticia de quienes somos, de nuestro origen, de dónde venimos. Así que es muy fácil inventarse una historia paralela; es muy fácil, si desconocemos nuestras raíces, crearnos las que más nos interesen. Es muy fácil, en suma, volver a los viejos mitos, y decir que hubo una vez una corona catalana, o que Navarra perteneció al País Vasco, o que hubo un País Vasco separado de Castilla en algún momento; podemos hablar de San Jordi y de Aitor, o decir que los moros que invadieron la península eran muy buena gente (esos no colonizaron) y los godos, que al fin y al cabo eran los herederos de la cultura clásica griega y romana, eran muy malos. Todo esto tiene que ver, en fin, con ese intento posmoderno de desvirtuar la cultura y la civilización occidentales, que son las más desarrolladas nos guste o no, en aras de una supuestas culturas periféricas en las que, reconozcámoslo, ninguno querríamos vivir.


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