viernes, 7 de junio de 2024

Estimado Señor

 Estimado señor Sánchez Pérez-Castejón.

Si nace usted más tonto nace botijo. Ya sé que hay un grupo numeroso de compatriotas que le consideran a usted el prototipo de la inteligencia y de la astucia y la habilidad política, entre ellos inúmeros periodistas, intelectuales y políticos. Pero es que esas personas, siento ser yo quien se lo diga, señor Sánchez Pérez-Castejón, son ya directamente botijos. Porque, alma sin tino, ¿cómo se le ocurre escribir la carta que escribió usted a la ciudadanía, sabiendo cómo sabía que su mujer llevaba imputada desde hacía la pila de días, y amenazando con dimitir para luego decir que se quedaba? Vale que le vino muy bien para coger algunos votos en las elecciones catalanas, pero ahora que toda España sabe que su mujer está imputada y vienen unas elecciones europeas, la nueva misiva que ha vuelto a escribir, tan patética como la anterior, ya no se la cree nadie, Bueno, sí, se la creen los botijos citados más arriba.

Y es que si lo que usted pretende con esta nueva epístola es movilizar el voto a su favor en las próximas elecciones, mucho me temo que le va a salir el tiro por la culata, porque los ciudadanos ya se han hartado de tanto amorío adolescente y de tanto pasteleo, y puede que acaben votando en su contra, aunque solo sea para que se calle usted, epistolarmente hablando, de una vez por todas. Obtendría usted algún que otro voto botijero, pero poco más. Claro que a lo mejor lo que usted pretende es tan solo mostrar al mundo el amor incondicional que siente por su señora esposa, cuan Orfeo con su Eurídice, Romeo con su Julieta, Calixto con su Melibea, o Don Quijote con su Dulcinea, parejas famosas a las cuales dentro de poco se añadirá la de Pedro y Begoña, como los amantes de Teruel. En ese caso yo creo que lo que tendría que haber hecho usted era declarar ese amor que le desborda en privado, pues lo único que ha conseguido ha sido poner a su esposa en la picota, si es que no lo estaba ya gracias a sus negocios. En todo caso, si usted ama tanto a su pareja como deja ver en sus escritos, yo le diría que le recomendara que estudiara un grado universitario, más que nada para no poner en un compromiso a las autoridades de la Universidad Complutense que le han regalado la cátedra y que se las están viendo y se las están deseando para explicar cómo es posible que cualquiera que pase por la puerta pueda ser catedrático.

De cualquier manera estas son cuestiones personales en las que ya sé que no debería de meterme pues está muy feo meterse en la vida privada de los demás. Pero, visto que usted las ha hecho públicas, me he permitido el atrevimiento de opinar sobre ellas, pues no otra cosa es lo que creo que usted ha pretendido con sus cartas: que toda España pueda opinar sobre su relación con su esposa.

Por último, y ya que estamos en confianza, me voy a permitir darle a usted un consejo. Por favor, despida a su sastre, o deje de comprarse los trajes en  Zara. O, en su defecto, al menos cómpreselos de su talla, no dos tallas más pequeños, que cualquier día se le va a acabar rompiendo el fondillo del pantalón, por no hablar de lo cortas que le quedan las mangas de las americanas o las perneras del susodicho. Y ya que hablamos de estilo, sáquese usted las manos de los bolsillos y cambie de modelo de camisa de sport, que esa azul tipo vaquero ya está muy vista. Ah, y procure no andar como si fuera John Wayne en Centauros del desierto.


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