Que esta crisis no es culpa del Gobierno –de ningún gobierno, en realidad- el algo ya sabido pero que, a lo que se ve, de vez en cuando conviene repetir. La crisis está producida por la propia estructura del sistema económico, lo cual significa que no es un problema coyuntural, sino estructural y que por lo tanto no se va solucionar con medidas ad hoc, sino con cambios profundos en esa estructura. De la misma forma, siendo este sistema global –no quedan ya espacios no capitalistas, si es que alguna vez los ha habido- la crisis es también global. Al no ser la crisis culpa del Gobierno, el aumento del paro consecuencia suya tampoco puede ser atribuido exclusivamente a él. Durante mucho tiempo se han estado creando en España empleos basura, con una alta temporalidad y sin ningún tipo de protección social, que son los que ahora se están perdiendo. Es por ello por lo que, aunque la crisis afecte a todos los países por igual, el paro se ceba especialmente en el nuestro. Los datos nos muestran que la gran mayoría de los despidos que se producen son por no renovaciones de contratos temporales, mientras que los debidos a Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), los que tienen más que ver con la situación económica de las empresas, son tan sólo el cinco por ciento del total. Y no se olvide, para entender estos datos en toda su amplitud, que esta no es una crisis industrial, sino financiera, que no afecta por tanto a la producción sino a la financiación de las empresas.
Si de algo tiene la culpa el Gobierno es de no haber aplicado políticas socialistas para atajar el problema, políticas que tienen que ver más con transformaciones del sistema que con parches oportunistas. Es culpable de no haber hecho nada durante cinco años para estabilizar y fortalecer el mercado laboral. Es culpable de seguir permitiendo que las empresas despidan trabajadores mientras aumentan espectacularmente sus beneficios. Por poner dos ejemplos paradigmáticos, en el último año Inditex despidió a 1300 empleados, mientras obtenía unos beneficios de 1253 millones de euros y El Corte Inglés, con unos beneficios de 747 millones de euros, destruyó 7800 puestos de trabajo. El Gobierno es culpable de aceptar regulaciones de empleo en empresas que a la vista de la situación que declaran deberían presentar suspensión de pagos. Veríamos entonces cuántas estarían dispuestos a aceptar esta situación. En realidad habría que ver cuántos de los que acusan al Gobierno de ser el responsable único del paro estarían dispuestos a aceptar soluciones de este tipo que son –como día tras día está quedando demostrado- las únicas eficaces. En cambio, los empresarios siguen pidiendo una y otra vez el abaratamiento del despido, algo que, visto lo visto, sólo servirá para que se despida todavía a más gente. Este es el sentido de Estado y de la función social que cumplen que tienen los empresarios españoles. Sigue siendo verdad que en España no existen empresarios, sino patronos.
Lo que resulta paradójico es que al Gobierno le interesa que le acusen de la crisis y del aumento del paro. Cualquiera sabe que, hoy por hoy, los gobiernos no son más que marionetas en manos de los grandes intereses económicos –por mucho que se intente demostrar lo contrario invitando a votar cada cuatro años-. Por ello, mientras se acusa al Gobierno, no salen a la luz las verdaderas causas y los verdaderos culpables, y aquél ve salvaguardados sus intereses y puede seguir regalando dinero a banqueros y empresarios y recortando avances sociales, bajo el pretexto de que son medidas necesarias para paliar la crisis de la que es responsable. Asimismo, los que acusan al gobierno son perfectamente conscientes de quiénes son los verdaderos responsables de lo que está pasando y, aparte de obtener réditos electorales –que se traducen en cotas de poder- simplemente están tratando de desviar la atención. Al final el Gobierno y los que le acusan viajan en el mismo barco, y es sólo la masa ignorante e ingenua la que se cree a pies juntillas las críticas de la oposición, haciendo con ello cada vez más profunda su propia tumba.
Y es que a poco que se aplique el sentido común el responsable último del aumento del paro es el que despide a un trabajador, porque económica y social y políticamene le sale barato. Si no, no se entiende porqué todo el mundo reclama ayudas a las empresas aduciendo que son ellas las que crean empleo. Si cuando se crea empleo es gracias al trabajo, el esfuerzo y el compromiso de los empresarios, entonces cuando se destruye los únicos culpables son los mismos empresarios.
Si de algo tiene la culpa el Gobierno es de no haber aplicado políticas socialistas para atajar el problema, políticas que tienen que ver más con transformaciones del sistema que con parches oportunistas. Es culpable de no haber hecho nada durante cinco años para estabilizar y fortalecer el mercado laboral. Es culpable de seguir permitiendo que las empresas despidan trabajadores mientras aumentan espectacularmente sus beneficios. Por poner dos ejemplos paradigmáticos, en el último año Inditex despidió a 1300 empleados, mientras obtenía unos beneficios de 1253 millones de euros y El Corte Inglés, con unos beneficios de 747 millones de euros, destruyó 7800 puestos de trabajo. El Gobierno es culpable de aceptar regulaciones de empleo en empresas que a la vista de la situación que declaran deberían presentar suspensión de pagos. Veríamos entonces cuántas estarían dispuestos a aceptar esta situación. En realidad habría que ver cuántos de los que acusan al Gobierno de ser el responsable único del paro estarían dispuestos a aceptar soluciones de este tipo que son –como día tras día está quedando demostrado- las únicas eficaces. En cambio, los empresarios siguen pidiendo una y otra vez el abaratamiento del despido, algo que, visto lo visto, sólo servirá para que se despida todavía a más gente. Este es el sentido de Estado y de la función social que cumplen que tienen los empresarios españoles. Sigue siendo verdad que en España no existen empresarios, sino patronos.
Lo que resulta paradójico es que al Gobierno le interesa que le acusen de la crisis y del aumento del paro. Cualquiera sabe que, hoy por hoy, los gobiernos no son más que marionetas en manos de los grandes intereses económicos –por mucho que se intente demostrar lo contrario invitando a votar cada cuatro años-. Por ello, mientras se acusa al Gobierno, no salen a la luz las verdaderas causas y los verdaderos culpables, y aquél ve salvaguardados sus intereses y puede seguir regalando dinero a banqueros y empresarios y recortando avances sociales, bajo el pretexto de que son medidas necesarias para paliar la crisis de la que es responsable. Asimismo, los que acusan al gobierno son perfectamente conscientes de quiénes son los verdaderos responsables de lo que está pasando y, aparte de obtener réditos electorales –que se traducen en cotas de poder- simplemente están tratando de desviar la atención. Al final el Gobierno y los que le acusan viajan en el mismo barco, y es sólo la masa ignorante e ingenua la que se cree a pies juntillas las críticas de la oposición, haciendo con ello cada vez más profunda su propia tumba.
Y es que a poco que se aplique el sentido común el responsable último del aumento del paro es el que despide a un trabajador, porque económica y social y políticamene le sale barato. Si no, no se entiende porqué todo el mundo reclama ayudas a las empresas aduciendo que son ellas las que crean empleo. Si cuando se crea empleo es gracias al trabajo, el esfuerzo y el compromiso de los empresarios, entonces cuando se destruye los únicos culpables son los mismos empresarios.
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