viernes, 6 de octubre de 2023

Legitimidades

 Si hay algo que me fastidia profundamente -por no decir otra cosa- de los periodistas es esa mala costumbre que tienen de fabricar una realidad alternativa y luego pretender hacerla pasar por la auténtica realidad. Como si el resto de los mortales fuéramos tontos o no tuviéramos ojos en la cara. Eso es lo que me ocurrió ayer por la noche cuando cambiando de canal en la televisión me encontré con una tertulia político-propagandística en Televisión Española, en la cual una señora periodista de la cual no conozco el nombre dijo algo así como que el PP debería digerir que le tocaba ser oposición y no deslegitimar al próximo gobierno desde el “minuto uno” como parece ser que ya estaba haciendo.

Como digo, oyendo esto se me ocurrió que no es que el PP deslegitime a ningún gobierno, pues para eso ya se basta él solito. Y lo voy a demostrar. El fundamento de la legitimidad política en un Estado democrático de derecho como, le pese a quien le pese, aún es el español, es la soberanía nacional. Y esa soberanía nacional se ve reflejada o materializada en dos instituciones: las elecciones y la Constitución. En cuanto a la primera de ellas, yo creo que seguir diciendo que el señor Pedro Sánchez ha perdido la elecciones es ya discutir cobre si el cielo es azul o fucsia, por más que se empeñen, el señor Sánchez y la señora periodista, en decir que es fucsia. Por supuesto que la soberanía nacional resultado de unas elecciones se refleja en el parlamento, y que éste es a quien corresponde elegir al jefe del Gobierno, pero también por supuesto que, en última instancia la voluntad de todos los españoles no puede estar sujeta a la voluntad de cien mil que forman una cosa llamada “Consejo de la República” y, en última instancia, por la un solo señor. Y también por supuesto que el Parlamento debe respetar el segundo pilar de la soberanía nacional, que es le Constitución. 

En España parece que no nos acordamos de que tenemos una Constitución que costó 40 años de dictadura brutal y mucha sangre. El respeto a esa Constitución es lo que legitima a un gobierno o a cualquier institución de este país. Cuando para conseguir el poder se fuerza, por decirlo suavemente, la interpretación de la Constitución, y se ve venir una violación pura y simple de la misma y cuando se dice sin tapujos que, si la Constitución nos estorba, pues nos cargamos la Constitución, entonces se pierde toda legitimidad para gobernar, por mucho que en el Parlamento se haya conseguido reunir una mayoría que no se la cree nadie, que es imposible que dure mucho más allá de la investidura, pues cada uno de los grupos que la forman tienen interese distintos y no están dispuestos a renunciar a ellos, y mucho menos cuando todos son imprescindibles para mantener en el poder al señor Sánchez, y que tiene como base, no el interés nacional, sino el beneficio particular de cada uno de los que la forman. Esa es la realidad que yo veo y no la que me cuentan.


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