viernes, 27 de octubre de 2023

Pandereta Puigdemont

 Dicen que la Revolución devora a sus hijos. Al menos si son hijos tan ilustres como Robespierre o Trotsky. En el caso de tipos oscuros y mediocres, como ocurre con el señor Puigdemont, la Revolución, más que devorarlo, lo mastica un poco y luego lo escupe y, de paso, se ríe de él. Atentos si no a lo siguiente. Parece ser que el señor Puigdemont organizó en su momento una cosa que se llamaba “Consejo para la República”. El tal Consejo no era, como se podía esperar de tan pomposo término, una reunión de notables que aconsejaran, gracias a sus conocimientos, su sabiduría o sus virtudes, a los futuros próceres de esa entelequia que es la república catalana. No, el “Consejo para la República” es algo parecido a un club o una asociación deportiva, donde se podía apuntar cualquiera que quisiera, pagando, eso sí, la cuota correspondiente, que no olvidemos que, por mucha revolución y mucha república, la pela sigue siendo la pela. El objetivo de esta asociación era defender, parece ser, y poner los medios para que se pudiera llevar a cabo la escisión del territorio catalán convertido en república -que no se acaba de entender por qué, si se empeñan tanto en afirmar que la monarquía catalana es la más antigua de España, ahora quieren ser una república- En resumen, que el señor Puigdemont formó una asociación que tiene como objeto alcanzar una república de la que él, lógicamente, sería el residente, de tal manera que todas las actuaciones de esa asociación deberían tener por objeto la consecución de esta república.

Hasta aquí la cosa no deja de ser cómica, pero cuando se vuelve desternillante es cuando el señor Puigdemont, es decir, el fundador y líder del club, somete a votación entre los miembros de éste -que vienen siendo unos 90.000-  la posibilidad de apoyar la investidura del señor Sánchez como presidente del Gobierno -de España, no de Cataluña, que ya hay que decirlo todo-, a cambio precisamente de poner las bases para conseguir la tan ansiada reubica, los miembros del club que recordemos tiene como objetivo la república, votan que no -al menos los tres mil que participaron en la votación, un porcentaje elevadísimo como se puede ver, lo que demuestra lo que les interesa a los consejeros la república de marras-  es decir votan que no quieren conseguir la república, o, lo que es lo mismo, puesto que el Consejo para la República, no deja de ser una creación del señor Puigdemont, han votado que no al señor Puigdemont, o, lo que es lo mismo, se han votado que no a sí mismos, de la misma manera que el señor Puigdemont, se ha negado a sí mismo en su creación. Esto, que parece lioso, efectivamente lo es, Como decía al principio, la Revolución devora a sus hijos, pero en esta país de charanga y pandereta la revolución es una fiesta patronal, con sus butifarras, su fuet y su pan tumaca. Decir que esta situación es berlanguiana es darle demasiada importancia, pues al fin y al cabo, Berlanga hacía películas muy serias. Yo diría que es más bien digna de una película de Ozores, con Esteso haciendo de Puigdemont y Pajares de Consejo para la República. Con todo el respeto del mundo para Ozores, Esteso y Pajares que no merecen esta comparación.


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