De la
misma manera que los dioses monoteístas -y en lo que a nosotros respecta el
dios cristiano- desbancaron de sus ámbitos de actuación a los antiguos dioses
de la mitología, así también la ciencia y la filosofía han ocupado los campos en
los que los primeros tuvieron su significación y su sentido originarios.
Parafraseando a Laplace habría que decir, no ya que Dios no existe, sino simplemente
que no es necesario. Estos ámbitos a los que nos referimos son el de creador
del Universo y artífice de la Naturaleza, a) y el de fundamentador y garante de
la moral, b).
a). Como
creador del Universo la figura de Dios ha sido sustituida por la comprensión
cada vez más profunda por parte de la ciencia de los mecanismos y procesos que
dieron lugar al origen de aquél y de las leyes que los rigen. La teoría del Big
Bang -que cuenta ya con una abrumadora batería de pruebas empíricas a su favor, piénsese en la radiación de fondo
cósmico, por ejemplo, que se considera originada en la explosión inicial- o el
reciente descubrimiento del Bosón de Higgs -la partícula de Dios, aquella a
partir de la cual la energía originaria se transforma en materia- entre otras
dan una explicación elegante y completa del origen del cosmos, sin necesidad de
recurrir a la acción voluntarista de un Dios que necesariamente tendría que
situarse fuera del tiempo y el espacio, es decir en la nada, pues fuera del
tiempo y el espacio no hay nada, pero que a su vez lo seria todo, pues es Ser.
De la
misma manera el desarrollo de la Naturaleza queda explicado por la teoría de la
evolución -estrictamente hablando por la evolución, pues su nivel de certeza es
tal que ya ha dejado de ser una teoría-. Los últimos intentos de los defensores
de la intervención divina en el desarrollo de los seres vivos -la llamada
teoría del diseño inteligente- caen en los mismos problemas lógicos que veíamos
anteriormente. Si un diseñador inteligente ha diseñado los distintos organismos
vivos, este diseñador, en tanto en cuanto organismo vivo mas perfecto que sus diseños
-pues necesariamente el diseñador ha de ser más perfecto que sus diseños o no
podría diseñarlos (en términos filosóficos clásicos no puede haber mas realidad
en el efecto que en la causa), habría debido a su vez ser diseñado por otro
diseñador inteligente, por la razón anterior de que el diseñador debe ser mas
perfecto que sus diseños, de tal forma que, o bien se admite una cadena
infinita de diseñadores o bien se admite un diseñador que no ha sido diseñado y
por tanto, puesto que solo caben las dos posibilidades, debe ser producto de la
evolución
b). En
cuanto al papel de Dios como fundamentador de la moral, es Kant el que lo
liquida, al afirmar que el comportamiento moral de los individuos se fundamenta
exclusivamente en el deber, y ese deber tiene a su vez como base la libertad y
la autonomía del sujeto. De esta manera Kant afirma que un sujeto que hiciera
depender su comportamiento de los mandamientos de la ley de Dios, y solo de
ellos, no se comportaría moralmente, en primer lugar porque se hallaría en una
situación de heteronomía moral -no actuaráa de acuerdo con un deber libremente
asumido, sino por un mandato externo- y en segundo lugar porque actuaría
buscando una recompensa por su comportamiento -ir al cielo- mientras que la conducta moral, para
ser moral, debe ser desinteresada. Aun así, Kant considera a Dios un postulado
de la razón práctica y, en este sentido, es garante de una vida moral que,
aunque desinteresada, no puede quedar sin recompensa, siendo Dios quien asegura
esa recompensa. Este papel de garante del comportamiento moral es el que van a
desmontar a su vez los ateísmos del siglo XX y fundamentalmente el
existencialista. Sartre niega la idea de Dostoievski de que si Dios no existe
todo esta permitido. El ser humano es pura libertad y esta pura libertad
implica la máxima responsabilidad. Dios no puede existir, pues si Dios
existiera todos seriamos cosas, objetos ante su mirada absoluta, pero él a su
vez no podría ser objeto: si Dios existiera el ser humano no seria sujeto, sino
objeto y Dios seria sujeto absoluto y nunca objeto. Por eso el hombre está solo
en su comportamiento moral, por eso es el único y máximo responsable de sus
actos y por eso esta condenado a ser libre.
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