miércoles, 11 de diciembre de 2019

Tiempo


Si existe un concepto masivamente usado por los seres humanos y a la misma vez mínimamente entendido, es el concepto de tiempo. Y es que el tiempo es muy difícil y exige una profunda reflexión llegar a su comprensión última -si es que llegamos-. Y, sin embargo, la idea de tiempo es posiblemente la más usada por la humanidad en la actualidad. Todo lo hacemos en relación con el tiempo, nos falta tiempo -no suele sobrarnos tiempo-. El tiempo marca nuestras vidas y es algo que medimos fácilmente mirando un reloj o la pantalla de cualquier dispositivo. El tiempo pasa rápido, o pasa muy despacio, y todos, a la larga, estamos sometidos a la dictadura del tiempo. El tiempo nos hace más viejos, y nos mata en última instancia, o nos dice cuando hemos de comer, de dormir o de dejar de trabajar. Todas estas, sin embrago, son consideraciones subjetivas del tiempo. Lo que es el tiempo en sí mismo, o lo que realmente significa el tiempo es algo de lo que, en general, no somos conscientes.
            El tiempo, para empezar, tiene un principio. El tiempo no ha existido siempre, sino que hay un comienzo del tiempo -que no un comienzo en el tiempo-. Ya adoptemos una creencia cristiana y afirmemos que el tiempo es una creación divina, ya nos inclinemos por una postura más científica y postulemos que el tiempo surge con el Big Bang y el principio del Universo, el caso es que el tiempo no ha existido siempre. Y si el tiempo no ha existido siempre es que antes de que existiera el tiempo no había tiempo. No sabemos lo que había, tal vez nada si pensamos, como diremos a continuación, que el tiempo es siempre tiempo de existencia. Pero de lo que estamos seguros es que no había tiempo.
            Pero, por otro lado, ¿qué es el tiempo? ¿qué entidad tiene el tiempo? Si pensamos un poco estas cuestiones parece que nos vemos abocados a responder que, en realidad, el tiempo no es nada. El tiempo no es el pasado, pues el pasado ya no existe. Ha existido y marca y ha marcado nuestra existencia actual. De hecho, tal y como afirmaban Ortega entre otros, el ser humano, si es algo, es tiempo, en el sentido en que es pasado. Es lo que le ha pasado, es decir, es Historia. Pero, como tal, el pasado ya no es. No existe y por ello no se puede cambiar pues no hay cambio ni devenir en lo que no existe.
            Pero es que algo parecido ocurre con el futuro. El futuro, que es lo que nos mueve, lo que nos lleva a vivir, a levantarnos cada mañana e incluso a hacer revoluciones -no hay futuro- tampoco existe. La vida humana, en este sentido, es un constante hacer el tiempo. Piensen ustedes en el año que viene. Es evidente que no sabemos lo que pasará porque es un tiempo aún no llegado, es un tiempo que no es, que no existe. Ahora bien, piensen ustedes en la siguiente décima de segundo de sus vidas. Es un tiempo futuro que, como el año que viene, no es, no existe. No existe aún el momento en que yo vaya a escribir la próxima letra, y cuando la he escrito ya es pasado. De la misma manera no existe aún el tiempo en el que ustedes vayan a leer la próxima letra, la próxima palabra. Si lo piensan bien, en realidad el tiempo se detiene a cada instante. En cualquier momento puede pararse el tiempo, no haber la siguiente milésima de segundo y quedarme yo con el dedo levantado a punto de pulsar la “r” que acabo de pulsar. Y sin embargo seguimos viviendo, porque vivir no es más que ir haciendo constantemente esa siguiente milésima de segundo que da continuidad a nuestra existencia. El tiempo, así, es tan solo un instante concreto que deja de ser cuando pasa y aún no es antes de llegar. No es nada, realmente. Pero vivimos pendientes de él, y no lo podemos hacer de otra forma. Porque ese tiempo futuro que no existe en el fondo es el ámbito de nuestra libertad. Lo que aún no existe como tiempo existen sin embargo como abanico de posibilidad, como potencialidad pura, como todo aquello que podemos hacer o que podemos decidir hacer. Que el tiempo no exista en ese sentido lo único que quiere decir es que no está marcado ni determinado y que si es, es sólo como todo aquello que podemos hacer, como todo aquello que podemos elegir. Y es al elegir cuando construimos no solo nuestra vida, sino también el tiempo y el universo. SI al elegir construimos el universo eso significa que, antes de elegir, existen una infinidad de universos posibles. Pero de eso hablaremos el próximo día porque quizás ustedes, como yo, ya se estén mareando.

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