viernes, 10 de mayo de 2024

Culturilla

 Como el toro lo encuentra diminuto / todo mi corazón desmesurado. Esto lo escribió un miembro tan eminente de la fachosfera como Miguel Hernández. Lo mismo que García Lorca escribió el “Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías” u Ortega y Gasset se codeaba con toreros en la calle de la Victoria de Madrid. Pero eso el ministro de cultura no lo sabe. Es lo que tiene tener un ministro de cultura que es un inculto. No ya un intelectual sino un inculto, vamos, que no tiene eso que se llama culturilla general. Claro que en España no hay cultura, sino La Cultura, así personalizada y con mayúscula, que se materializa en esos cómicos que de vez en cuando firman manifiestos de apoyo al presidente del Gobierno y se autoidentifican como el “mundo de la cultura” como si no hubiera cultura fuera de sus clanes familiares, que funcionan como una nueva aristocracia endogámica que se monta sus fiestecillas para que el pueblo llano les contemple desde el otro lado del muro de fotógrafos y que lanzan sus opiniones como si fueran verdades absolutas que la plebe tiene que aceptar porque ellos, al fin y al cabo, son La Cultura.

Y si hablamos de cultura, no debemos de olvidar a nuestras universidades, las que deberían de ser los templos de la cultura. Decía Marx que la cultura es una forma de conciencia ideológica -a nuestro inculto ministro de cultura de eso le sobra- entendiendo por ello que está contaminada por las condiciones económicas y sociales. Las universidades españolas son un ejemplo claro de la definición marxista. Todo lo que contienen, desde las ideas hasta los bancos, está contaminado ideológicamente. Tampoco es que descubra nada nuevo para cualquiera que conozca la Universidad española. Desde el siglo XIX se está intentando regenerar, y aquí seguimos. Ser profesor universitario, hoy en día, no da más garantía de conocimiento y de saber puro que los cómicos que comentaba un poco más arriba. Ahora parece ser que las universidades españolas -aunque me imagino que las noticias al respecto exageran algo, y se trata solo de sus rectores- han decidido exigir a las universidades israelíes que se posicionen en contra de la invasión de Gaza o les retirarán su colaboración. No sé muy bien quiénes son las universidades españolas para exigir nada a las israelíes ni sé quién saldrá perdiendo más en caso de esa ruptura de la colaboración con la que amenazan. Ya me gustaría a mí que las universidades españolas, en lugar de exigir a nadie que se posicione, se posicionaran ellas mismas acerca de la situación política del país. Aunque claro, eso no vende tanto entre los estudiantes como lo otro: para eso sí que son escrupulosas con la pureza de la cultura: ideología al fin y al cabo. El siguiente paso será quitar el busto de Maimónides de la entrada de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Córdoba o eliminar a Freud o a Husserl de los planes de estudio. Tampoco nos echemos las manos a la cabeza, porque ya se oyen voces para eliminar a Darwin por heteropatriarcal. También en las universidades alemanas en 1933 se purgó a los profesores judíos. Y tampoco las universidades alemanas de 1933 se cuestionaron la situación política del país. La cultura alemana, que era la máxima expresión de la cultura europea, se convirtió en barbarie. Así que imaginen el camino que lleva la culturilla española.


No hay comentarios: