martes, 13 de noviembre de 2007

Normas

La globalización ha provocado la desaparición de la responsabilidad individual, que ha sido sustituida por una avalancha de normas que infantiliza cada vez más a la población. En primer lugar, los individuos sólo son responsables de acatar o ir en contra de la norma globalizada, de tal forma que su autonomía moral y su juicio crítico quedan sustituidos por la obediencia (o desobediencia) de la norma. Por otro lado, el exceso de normas hace que todo aquello que no esté globalmente normativizado no exista. Todo ha de quedar explícitamente regulado, hasta los actos del más simple sentido común y, si no están recogidos en una norma que los permita o los prohiba, quedan en un limbo que hace que los individuos puedan actuar sin la menor responsabilidad frente a ellos, responsabilidad que ya no existe puesto que su papel ha sido ocupado por la norma. El individuo no sólo se infantiliza, sino que se imbeciliza.

Esta TV es una ruina

A propósito de cierto programa de televisión que ha aparecido últimamente y que ya riza el rizo de la inmundicia televisiva.
a) Resulta indecente convertir la miseria de una familia en un espectáculo público, aprovechándose además de la necesidad que les impide negarse.
b) El hecho de salir en televisión parece que convierte a este mundo en un lugar maravilloso donde todo se soluciona y cualquier cosa es posible. Es la panacea de la reconciliación. No hace falta nada, ni siquiera suerte. La televisión en la solución.
c) Como desde la Edad Media la problemática social sigue dependiendo de la caridad. El sistema no establece medidas de reparto justo de la riqueza, es la caridad pública -en este caso privada, de una cadena de televisión, que busca obtener audiencia y generar beneficios económicos- la que da viviendas y así nuestras conciencias se tranquilizan: nunca llegaremos a lo peor, todo va bien, todo funciona dentro del sistema. Todo funciona dentro de esta caverna llamada Matrix.