miércoles, 1 de agosto de 2012

No es el aborto

 Si se tratara de discutir sobre el aborto diría que la libertad individual no puede ni debe ser regulada por medio de leyes. Que el hecho de abortar o no abortar es algo que corresponde decidir de forma exclusiva a la mujer –o a la pareja- en base a su independencia y autonomía o a sus creencias; que ni desde un punto de vista biológico ni, desde luego, desde un punto de vista moral, cabe considerar a un feto como un ser humano, en el primer caso porque no es capaz de vivir independientemente del organismo de la madre y en el segundo porque no tiene conciencia ni capacidad de opción moral; que el hecho de que se permita abortar no obliga a nadie a hacerlo, mientras que el hecho de prohibirlo si obliga a no hacerlo –algo tan obvio que a veces da vergüenza recordarlo- y, en resumen, en vista de que el aborto no es algo que pueda perjudicar gravemente a una sociedad sana, y mucho menos destruirla, no debería de estar sometido a ningún tipo de ley.
 La cuestión, sin embargo, es que no se trata de discutir sobre el aborto. El señor Ministro de Justicia del actual Gobierno no tiene en mente ninguna consideración moral cuando propone restringir legalmente su práctica. Y no la tiene porque no actúa como un individuo particular –y además no debe de hacerlo- sino como miembro de un colectivo que, entre otras cosas, ha demostrado su condición moral aplaudiendo una serie de recortes sociales que perjudican única y exclusivamente a las capas más desfavorecidas de la sociedad. Y, como Ministro de Justicia en concreto, ha dado muestra de sus convicciones morales concediendo un titulo nobiliario al nieto de un genocida como Queipo de Llano. No se trata, entonces, de debatir cuestiones morales, aunque resultaría muy discutible considerar como moral el hecho de condenar al sufrimiento a un niño pequeño, a una “criatura de Dios”.
 ¿De qué se trata, pues, si no es del aborto?. En primer lugar la cuestión de la interrupción voluntaria (aquí está la clave: si es voluntaria es libre, ni se puede obligar a realizarla, ni se puede prohibir hacerla: depende sólo de la “voluntad” de la persona) del embarazo es siempre una cortina de humo –por polémica- para ocultar otros temas mucho más importantes y graves. Mientras se discute sobre el aborto no se hace sobre la indemnización al ex-presidente del Consejo General del Poder Judicial, por ejemplo. En este sentido, sin embargo, la utilización de la problemática del aborto no es exclusiva de este ejecutivo y ha sido usada, en mayor o menor medida, por todos los gobiernos de este país. La postura del actual Ministro de Justicia, y esta es la novedad, añade un elemento que la hace extremadamente reveladora. Según su proyecto, el aborto sólo estaría permitido en el caso de riesgo psicológico para la madre, algo absurdo cuando no se permite en el caso de riesgo físico. Ahora bien, el riesgo psicológico, a diferencia del riesgo físico, sólo es comprobable objetivamente, y aún así con matices, en los casos de violación. En el resto es algo subjetivo, mucho más si se trata, como es el caso, de determinar ese riesgo a priori, antes de que se produzca el nacimiento. Así que es posible aventurar que la gran mayoría de los psicólogos y psiquiatras en ejercicio firmarán informes en los que se dictamine el riesgo psicológico para la madre en todos los supuestos no contemplados por la ley, incluido el de graves malformaciones del feto. Lo que se pretende, entonces, no es tanto impedir que se aborte – algo que se seguirá haciendo aunque con más trabas- como el ahorrar dinero. Porque si el aborto en caso de graves malformaciones del feto está prohibido, el servicio público de salud –y éste es el siguiente paso- no estará obligado a realizar las pruebas diagnósticas pertinentes para determinar esas malformaciones, como la amniocentesis o la Prueba del Talón. Pruebas que, lógicamente, se seguirán realizando en las clínicas privadas previo pago por los servicios prestados -y que servirán, en última instancia, para determinar el riesgo psicológico de la madre- y sólo se las podrán hacer quienes tengan posibles para pagar esos servicios.
 Es mejor no hacerse líos. No se trata del aborto, se trata de otra cosa.