viernes, 19 de diciembre de 2008

Sin dinero no se compra

Aunque ya resulte aburrido hablar de la crisis económica y sobre todo ya se haya dicho todo lo que se tiene que decir, el caso Madoff abre nuevas e interesantes perspectivas sobre el tema. Nuevas e interesantes perspectivas sobre todo porque nos ofrece una pauta clara de cómo y por culpa de quien se ha producido este colapso financiero y porque nos permite medir cuáles son –o deberían ser-las consecuencias reales de éste más allá de lo que dicen los políticos oportunistas o los expertos interesados.
El caso de este broker neoyorkino es muy simple y es un ejemplo claro de cómo funciona el sistema capitalista y de quiénes son los verdaderos creadores de los problemas del mercado. La tesis es tan tonta que hasta un niño pequeño sería capaz de entenderla: sin dinero no se pueden comprar cosas. Pues bien, lo que ha hecho Madoff, y no sólo él sino todas las corporaciones que ahora se sienten estafadas, ha sido precisamente eso: intentar comprar sin dinero. Resumiendo mucho el asunto de lo que se trata es de que a este señor se le daba un capital para que lo invirtiera, lógicamente buscando los mayores beneficios y sin absolutamente ninguna seguridad, dinero que no era de los que se lo daban, sino de sus clientes –es decir, que aquellos que invertían no tenían dinero: intentaban comprar, en este caso beneficios, sin dinero-. Lo que Madoff hacía era pagar los beneficios con el dinero de otros clientes –es decir, con un dinero que no era suyo: el tampoco tenía dinero-, que a su vez obtenían beneficios con el dinero de otros y así sucesivamente, mientras que las cantidades originales se encontraban perdidas en el limbo del sistema de valores. Por eso cuando la Bolsa cae desaparece el dinero y Madoff no es capaz de devolverlo, simplemente porque no lo tiene ni nunca lo ha tenido.
Como es lógico este caso va a agudizar la falta de liquidez de los bancos y las grandes empresas que están metidas en el ajo, que se negarán a financiar a otras empresas y todos juntitos trasladarán el problema a los trabajadores que ni invierten en Bolsa ni saben quién es Madoff: lo único que saben es que sin dinero no se pueden comprar cosas. Esto es lo que está ocurriendo en la actualidad. La crisis, por lo tanto, es una crisis de los grandes bancos y las grandes compañías y está siendo aprovechada por éstos para quitarse de en medio a todos los trabajadores que puedan y mantener no sólo el margen de beneficios sino asegurarse uno mayor en el futuro. No es de extrañar, entonces, que a estas grandes corporaciones les interese seguir manteniendo viva esta crisis todo el tiempo posible. Sólo así se explican hechos como que a pesar de los regalos de los gobiernos la Bolsa siga cayendo en picado o que la bajada del petróleo y el retroceso espectacular de la inflación no tengan ningún impacto en la economía real –y los que dicen esto dan a entender que existe otra economía irreal: la que ellos practican- .
Pero quizás el caso más relevante sea el del Euríbor. Se acusó a los tipos de interés de ser los detonantes de la crisis porque obligaban a los bancos a subir las hipotecas, lo cual provocaba que la gente no las pidiera y por lo tanto no comprara pisos, lo que provocó la caída del mercado inmobiliario dejando las compañías constructoras de pagar los créditos a los bancos, lo que a su vez supuso la falta de liquidez de éstos, eso sumado a que la gente que había firmado hipotecas muy al filo de sus posibilidades, animada por los propios bancos, no pudo pagarlas, con lo cual los prestamistas dejaban de ingresar dinero líquido. Cuando el Banco Central Europeo ha rebajado los tipos hasta rondar el dos por ciento el Euríbor sigue estando casi un punto y medio por encima de éstos. ¿Qué es lo que están haciendo, entonces, los bancos?. Están aprovechando el margen para volver a ofrecer productos crediticios e hipotecas aparentemente muy atractivos, es decir, están repitiendo lo mismo que hicieron antes, para aumentar de forma espectacular los beneficios e ir así abonando el terreno para la próxima crisis.
Ya va siendo hora, pues, de empezar a buscar a los responsables de los tres millones de parados donde realmente están y de dejar de confundir a una opinión pública que, tarde o temprano, volverá a ser la pagana de la irracionalidad de un sistema económico absurdo. Y los primeros que deberían tomar nota de esto son los sindicatos y dejar de hacerse fotos y poner buena cara mientras se siguen negando a cumplir el papel que supuestamente cumplen en la sociedad: defender los intereses de los trabajadores.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Pijo Moña

Después de muchos años de arduas investigaciones en todos los rincones del salón de mi casa y en los garitos más “cool” de la geografía española; después de entrevistarme con millones y millones de testigos directos de los hechos; después de horas y horas de duro trabajo hoy puedo anunciar, por fin, a todos aquellos que tan generosamente financian mi labor intelectual y el piso que ocupo, que he logrado demostrar una hipótesis que revolucionará la historiografía española de los últimos cien años y acabará por fin con todas las ideas preconcebidas y absurdas que sobre este periodo se tienen, ideas cargadas de prejuicios que supuestos historiadores sin conciencia inculcan sin ningún tipo de escrúpulo en las cabecitas de nuestros inocentes escolares. Toquen, pues, las fanfarrias y resuenen los timbales porque aquí va la tesis más revolucionaria de la Historia en el último milenio: la Guerra Civil Española no existió en realidad; todo ha sido un gran montaje de los rojos masones y de los historiadores marxistoides-leninistoides para echar basura sobre el mayor período de paz y prosperidad que se ha extendido sobre nuestro país desde la época de los Reyes Católicos.
Dicen estos izquierdistas resentidos que el ínclito General del Glorioso Ejército Español Su Excelencia Don Francisco Franco Bahamonde subió al poder después de un golpe de Estado y una guerra de tres años y del terror planificado y el exterminio físico sistemático de sus enemigos políticos. ¡Mentira!, sólo podemos gritar indignados ante estas ignominias. El General Franco descendió de los Cielos montado en un caballo blanco y bañado en una luz divina como transubstanciación y reencarnación de nuestra amada Madre de la Patria Isabel la Católica, enviado por Dios Nuestro Señor para poner orden en la España de los comunistas, los anarquistas, los socialistas, los revolucionarios, los masones, los judíos, los republicanos y todos los demás. Y qué equivocados están todos los que dicen que los encarceló, los torturó y los asesinó. Puedo demostrar (como he demostrado los hechos anteriores) que todos ellos se convirtieron al ver la beatífica figura de nuestro Caudillo Salvador descendiendo de los cielos y decidieron en masa ingresar en un monasterio, donde vivieron en la paz del señor hasta que terminaros sus días dulcísimanente y hoy yacen enterrados bajo sus muros. Y es ahí donde debe buscarles el señor Garzón, y no decir que están desaparecidos y sepultados en fosas comunes, algo falso de todo punto como acabo de probar sin ningún género de duda.
Dicen también estos amargados que Azaña, que era uno que dicen que mandaba por aquella época -pero todos sabemos que es mentira, porque en España ya se ha demostrado hasta la saciedad que mandaban los rusos- tuvo que exiliarse y murió en Francia. Falso también. Azaña está en los Infiernos porque el mismo día que nuestro Victorioso Líder advino, el demonio apareció en su despacho y le arrastró con él al Averno -donde ahora paga eternamente por sus culpas- para que su fea cara llena de verrugas no pudiera oscurecer ni por un momento la claridad iridiscente de nuestro Redentor.
Después de cuarenta años de paz y progreso sin parangón, donde todos los españoles fueron felices como en ningún otro momento de nuestra historia, donde la alegría tan típicamente española reinaba por doquier y nadie pasaba necesidades, hambre o frío y cualquiera podía expresar su opinión libremente y todos eran ricos y cresos, el propio Dios Nuestro Señor descendió un día del cielo para transportar personalmente entre sus brazos a nuestro Guía Espiritual que ya había cumplido con su misión y lo había dejado todo atado y bien atado. Pero como somos así de desagradecidos nos empeñamos en votar –algo que no necesitábamos para nada- y al final, votando, votando, votamos al rojazo de ZP, así que no tardará en advenir por segunda vez para que todos podamos gozar de su infinita gloria y misericordia.
Por supuesto que ahora todos esos que dicen que son historiadores tan sólo porque tienen títulos universitarios y leen libros se me echarán encima y desprestigiarán mis tesis y mi trabajo, recogido en los libros que escribo al ritmo de uno cada doce horas y que se pueden encontrar en las estanterías del El Corte Inglés. Pero no me importa porque yo tengo razón y todos mis amigos me lo dicen.
Pijo Moña.
Megahistoriador

viernes, 5 de diciembre de 2008

¡Señor, qué cruz!

Si no estoy muy equivocado, el Artículo 16 de la Constitución Española, en su apartado 3, dice que “ninguna religión tendrá carácter estatal”. Esto significa que exhibir símbolos religiosos en edificios que dependen de las instituciones del Estado –ya sean éstos el Senado o una escuela pública infantil- es simplemente anticonstitucional. Con esto debería bastar para dar por zanjada la discusión acerca de la oportunidad o no de colgar crucifijos en los colegios públicos y para terminar este escrito. Pero resulta que enseguida aparece alguien que, en un alarde de autosuficiencia y cinismo sin precedentes, espeta que un crucifijo es un símbolo religioso que no molesta a nadie. Y aquí se enreda la discusión y hay que tirarse una semana o un mes hablando de un tema que está claramente tipificado en la Constitución y yo tengo que escribir algunas líneas más de las tres o cuatro que necesitaría el tratamiento de este problema.
De momento nos encontramos ante la costumbre tan española de decir a los demás lo que debemos comer o fumar, o lo que nos tiene o no que molestar. Supongo que los que afirman que un crucifijo no molesta a nadie habrán hecho un estudio sociológico profundo para llegar a tal conclusión porque si no, no se entiende de dónde sacan los argumentos para realizar afirmaciones tan tajantes. Pues resulta que a algunos si que nos molesta, y bastante, que se pongan crucifijos en las escuelas públicas. Los que nos educamos en los colegios franquistas y todas las mañanas teníamos que rezar el padrenuestro y cantar el Cara al Sol delante de la foto de Franco y el crucifijo no tenemos demasiados buenos recuerdos de aquello y nuestra inmadura mente infantil asocia una cosa con otra, así que cada vez que vemos un crucifijo colgado en la pared encima de un pizarra inmediatamente vemos a su lado el retrato del dictador y eso es algo que, se me reconocerá, no resulta demasiado agradable. A aquellos a los que el maestro, antiguo chusquero de la Legión, nos pegaba con la regla en la cabeza –y que levante la mano al que el maestro no le haya pegado nunca con la regla en la cabeza- y entre lágrimas lo único que alcanzábamos a ver era el crucifijo encima de nuestras testas maltratadas supongo que se nos reconocerá el derecho a sentirnos al menos un poco molestos cuando vemos hoy en día crucifijos colgados en las aulas de nuestras escuelas. A lo mejor soy un resentido, pero al menos a mí me molestan los crucifijos.
Después está la cuestión del simbolismo de la cruz. Como significante es un cadáver clavado en uno de los instrumentos de tortura más horribles que haya concebido jamás la mente humana y eso no parece que resulte demasiado edificante. Si a mí se me ocurriera colgar de una pared de un aula de niños de seis años la foto de un ahorcado, de un fusilado, de un quemado en la hoguera o de un torturado, a todo color y sin escatimar detalles, enseguida se me llamaría al orden, y con razón. De todas formas, como estamos ante un símbolo, lo que cuenta no es tanto el significante como el significado. Y el significado de la cruz es la idea de que sólo el sufrimiento nos conducirá a la salvación. El dolor más extremo, la mortificación hasta la muerte de nuestro cuerpo es lo que tiene valor a la hora de salvar nuestras almas. Sólo aquellos que se hayan sometido sin dudarlo a los tormentos más indescriptibles serán santos y estarán sentados a la derecha de Dios Padre el día del Juicio Final. Se que se me dirá que ese sufrimiento tiene como objetivo el amor, y que es el amor lo que nos salva, y no el sufrimiento. Desde luego yo entiendo que el amor es otra cosa que castigar tu propio cuerpo y sufrir dolor, ahora bien, comprendo que aquellos que maltratan y asesinan a sus mujeres por amor estén del todo de acuerdo con esta afirmación. En todo asociar el amor con el dolor tiene un nombre: se llama masoquismo y está catalogado como una perversión sexual. Por supuesto que cualquiera tiene derecho a tener las perversiones que quiera y a hacer con su cuerpo y con su sexualidad lo que le de la santa gana, pero no creo que enseñar esto a niños pequeños resulte muy educativo. Yo no tengo hijos, pero si los tuviera no me gustaría nada que en una escuela pública, que estoy pagando con mis impuestos, les enseñaran semejantes cosas. De todas formas, y para terminar, lo que ya resulta desesperante es que para decir algo de tanto sentido común como que la religión es algo personal de cada uno que no se puede imponer, que el Estado es aconfesional y que poner crucifijos en las escuelas es anticonstitucional sean necesarias tantas palabras. Así nos va.

viernes, 28 de noviembre de 2008

De monjas, crsis y asesinos

Si un extraterrestre que observara la Tierra quisiera saber qué relación existe entre una monja fanática, una crisis económica global y los asesinados en una dictadura e introdujera para ello todos estos datos en su superordenador extraterrestre de tecnología mega avanzada podrían pasar dos cosas: o bien que explotara o bien que en su pantalla apareciera una única palabra: España.
Y es que la cosa ha ido así. Para empezar –por algún sitio, porque la verdad es que resulta difícil saber donde está el principio o la causa última explicativa en este eterno retorno de la estulticia- el presidente del Parlamento señor Bono tiene la brillante idea de colocar en el edificio una placa de homenaje a una tal sor Maravillas, una monja de la más rancia tradición integrista y ultracatólica, cuyo único mérito aparte de ser santa –porque supuestamente después de muerta curó alguna enfermedad a alguien- es haber vivido en una casa que antiguamente se situaba en los terrenos que ocupa hoy el Congreso. Esto lo hace el señor Bono –cuyas inclinaciones católicas son bien conocidas- justo cuando hay un debate abierto sobre el auto del juez Garzón para juzgar a la cúpula franquista -con Franco a la cabeza- por crímenes contra la humanidad y cuando el fiscal de la Audiencia Nacional ha descalificado dicho auto con argumentos que, de haberse utilizado en 1945, hubieran impedido juzgar a los asesinos nazis. A todo esto, los que con tanta fuerza critican el auto del juez Garzón, no critican la decisión de Bono, lo que nos lleva a pensar que la memoria histórica de alguna cabezas es ciertamente una memoria muy selectiva. Al final, Garzón se declara incompetente para seguir la causa que había abierto contra la dictadura, según resulta evidente y el mismo dice, por presiones políticas intolerables en un marco de separación de poderes y Bono retira su propuesta de colocar la famosa placa porque se la rechaza la Mesa del Congreso, que es la representación de la voluntad popular (esto es probable que alguien no lo sepa porque se enseña en Educación para la Ciudadanía). El caso es que aquellos que callan ante las presiones políticas a Garzón, incluso les parecen lógicas y razonables, se indignan ante la decisión de la Mesa del Congreso (en este punto los circuitos del superordenador extraterrestre están ya echando humo).
Y en estas aparece el PP, como no, que ha apoyado en todo momento a Bono en su ínclita propuesta de homenajear a la monja de marras y ha puesto a caer de un burro a Garzón por su intento de juzgar a Franco, para interpelar a un grupo de intelectuales que han escrito un manifiesto de apoyo al juez, diciendo que en vez de apoyar a éste deberían hablar de la crisis (qué manía con decirle a la gente de lo que debe de hablar: todavía no se han enterado que cada cual habla de lo que le viene en gana) supongo que para acusar de ella al Gobierno. Lo que demuestra que no se han enterado todavía de que esta es una crisis global que no es culpa de ZP, ni de Bush, ni de ningún gobierno, que es una crisis que afecta únicamente a los bancos y a las grandes empresas, que ya se han cubierto bien el riñón con el regalo del Estado y con los acuerdos de la cumbre de Washington (¿para cuándo una para solucionar lo de Afganistán, por ejemplo?) y que si afecta a los ciudadanos de a pie es porque las empresas, aprovechando la coyuntura, están realizando despidos masivos injustificados a la vista de las circunstancias con el beneplácito de los gobiernos para poder seguir obteniendo beneficios récord y celebrando fiestas millonarias para sus directivos en hoteles de lujo. Y esto lo dice el PP en un país que tiene el dudoso honor de ser el que cuenta con el mayor número de desaparecidos del mundo según informes de Amnistía Internacional. Y para rematarlo todo aparecen las Nuevas Generaciones del PP de Madrid descalificando a los sindicatos y diciendo que ya está bien de vivir del cuento (léase del subsidio de desempleo) y de pedir ayuda a Papá Estado, que hay que ser emprendedor, córcholis. Claro, que no dicen nada de lo que Papá Estado y Mamá Espe están regalando a emprendedores como ellos.
En este punto el superordenador ha explotado ya y mi cerebro está a punto, así que, sin más, me voy a remitir al estupendo artículo de Monika Zgustova que apareció el viernes pasado (21-11-2008) publicado en “El País” y me voy a desconectar un rato.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Obama, Barack Hussein

Por más vueltas que le doy hay varias cosas sobre todo este asunto de Obama que no me acaban de entrar en la cabeza. Lo primero es porqué, en Europa en general y en España en particular, la gente de a pie se ha puesto tan contenta con su victoria en las elecciones, casi más que si fuera un compatriota. Es bien sabido que los presidentes demócratas, aunque hayan realizado una política social más o menos progresista en el interior del país, en sus relaciones exteriores han sido tan agresivos o más que los republicanos. Los casos de Kennedy y Johnson en Vietnam son bien conocidos. Obama es un patriota norteamericano, según dicen todos incluido él, y esa no es una muy buena carta de presentación cuando se trata de establecer relaciones con el resto del mundo. El proteccionismo anunciado para reactivar a las empresas norteamericanas va a suponer la puntilla de muchas economías latinoamericanas que constituyen su zona natural de comercio y, en referencia concreta ya a España, cuando estamos inmersos en un debate sobre la conveniencia de mantener las tropas en Afganistán, el recién elegido presidente solicita –o anuncia que va a solicitar- a la UE un aumento de las tropas de combate en este país, algo que no parece que encaje demasiado bien con los intereses españoles, insisto, a la vista de los últimos acontecimientos.
Por otro lado no acabo de ver la relación causal existente entre ser negro y ser un buen presidente, o siquiera un buen político. Negros son o han sido Mobutu, Idi Amin, Condoleezza o Powell y no creo que nadie pueda decir que hayan sido políticos preocupados por su pueblo. Hace mucho tiempo que en los EEUU no se establecen diferencias entre blancos y negros, sino entre ricos y pobres. Un negro rico –y Obama lo es- no encuentra ningún tipo de traba para conseguir lo que desea, lo mismo que un blanco rico. Y un blanco pobre es tan pobre como un negro pobre. Es en esta capa de la población donde se mantiene el racismo. Es mucho más útil y conveniente para los ricios (blancos o negros) hacer creer a los blancos pobres que lo son por culpa de los negros pobres. Y mientras miren a los negros pobres como al enemigo no lo van a buscar en otra parte, donde realmente está.
Es posible que la victoria de Obama haya supuesto un cambio porque sea el primer presidente negro de la historia, pero el mismo cambio hubiera supuesto que fuera la primera presidenta mujer o el primer presidente gay. Aunque simbólicamente sea significativo política y socialmente no tiene porqué suponer nada más que una operación de maquillaje del sistema. Se dice que el cambio está en que Bush deja el poder cuando, si bien es cierto que la política derrotada ha sido la suya, también lo es que Bush ya había terminado su segundo mandato y no iba a volver a la presidencia –parece que se olvida que el rival de Obama no era Bush, era McCain, que por cierto intentó distanciarse de aquél- El cambio real está por llegar y veremos si alguna vez llega. Obama podrá ser un buen o un mal presidente pero, sintiéndolo mucho, eso no tendrá nada que ver con el color de su piel, sino con lo que tenga en la cabeza y eso es de lo que no me fío.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Palabra de reina

Hasta donde alcanza mi entendimiento la reina es una ciudadana española que tiene derecho a decir lo que quiera como cualquier otro ciudadano. Eso, hasta donde alcanza mi entendimiento. Claro, que también es posible que se me diga que la reina no es una ciudadana como otra cualquiera y es aquí donde empiezan los problemas. Porque si la reina no es una ciudadana cualquiera entonces es, o bien más que una ciudadana o bien menos. Malo si es menos, porque se le estaría negando un derecho fundamental, pero peor si es más porque entonces estaríamos admitiendo la existencia de seres humanos de primera y de segunda: los reyes, que no son como el común de los mortales y el resto del pueblo, retrotrayéndonos a las épocas más oscuras del absolutismo.
Es en este marco donde hay que encuadrar la polémica –o supuesta polémica- que se surgido con las opiniones que Doña Sofía de Borbón y Grecia ha vertido en un libro de entrevistas que ni siquiera ha escrito ella. Entiendo que una señora católica, apostólica y romana de 70 años y además reina, piense lo que piensa sobre el matrimonio gay, la eutanasia, el aborto y la enseñanza de la religión. Porque si pensara otra cosa no sería una señora católica, apostólica y romana de 70 años y además reina, a no ser que pretendamos tener una reina socialista. El problema pues, es mucho más profundo y tiene que ver con la concepción que aún se tiene en este país de la monarquía. La polémica surge cuando se establece una situación en la cual las palabras de una reina tienen un peso específico superior a lo que pueda decir cualquier otro ciudadano. Y esa situación es la que se propicia cuando se emiten por televisión programas –patéticos por otra parte, situados en el colmo del servilismo más rastrero- donde nos presentan a una persona que no parece una persona. Perfecta, sin tacha, sin defectos, casi como Dios. Y claro la palabra de Dios es palabra de Dios. No existiría discusión de ningún tipo si los habitantes de este país pensaran por sí mismos, si las palabras de la reina no les afectaran más que las del vecino del quinto, si no creyéramos, aún, que los reyes son seres superiores que llevan razón en todo lo que piensan y a los que hay que seguir en todo lo que digan o hagan. Pero la cuestión va más allá, porque cuando el presidente de la COGAM, o el presidente de Asociación para una Muerte Digna o la representante de las clínicas que practican abortos (legales, por otra parte, por si alguien aún no se ha enterado), critican, no las palabras de la reina, sino el hecho de que haya sido precisamente la reina quien las haya pronunciado, están cayendo en la misma actitud de considerar que, por el hecho de ser reina, aquéllas tienen una carga de razón superior a las de cualquier otro individuo. Y es lo mismo que piensan los políticos y los legisladores cuando apelan a un llamado “principio de neutralidad” aplicable a la monarquía según el cual sus miembros no pueden opinar sobre temas que puedan provocar tensión en la sociedad. Sólo provocan esa tensión si se parte del supuesto previo de que su palabra es ley. A mi lo que diga la reina me da lo mismo, porque soy lo suficientemente libre como para quitarle la razón, o pensar que está diciendo barbaridades. En todo caso para saber que es una persona como yo, que hace lo mismo que yo –exactamente lo mismo- y que puede opinar lo que quiera sin tener más o menos razón, igual que yo
Si los habitantes de este país pensaran por si mismos sabrían que lo que diga la reina en el fondo no importa nada, que da igual porque ni ella ni nadie tiene la razón absoluta. Eso, el pensar por uno mismo y no considerar a nadie superior por el hecho de ser rey –o sacerdote- tiene un nombre: se llama Ilustración y pasó por Europa allá por los siglos XVIII y XIX. Pero claro, aquí no nos enteramos porque estábamos demasiado ocupados echando a pedradas a los franceses que nos la traían. Y así nos va.

Y la próxima semana… hablaremos de Obama.

viernes, 31 de octubre de 2008

Si se hubiera hecho antes...

¡Qué razón tiene el señor Carrillo cuando dice que no se puede juzgar a los muertos!. Y cuánta más razón tendría si hubiera hecho lo que debía hace treinta años y no tuviera ahora que venir un juez a solucionar un problema que lleva enquistado desde entonces, mal que le pese al señor Rajoy. Es posible que el juez Garzón sólo quiera hacerse famoso, que sea un juez de pantalla de televisión, pero lo que es indudable es que su iniciativa tenía que llevarse a cabo tarde o temprano y, como muy bien nos recuerda el señor Carrillo cada vez que tiene ocasión, en el año 78 de lo que se trataba era de ser comunista y la estrategia comunista consiste en saber leer la situación y aprovechar las ocasiones. La cuestión es que para el señor Carrillo en 1978 era demasiado pronto para llevar a a cabo acciones contra los asesinos del régimen que aún quedaban vivos y ahora, que ya están todos muertos es demasiado tarde. ¿Y qué ha hecho el señor Carrillo y toda la izquierda española durante ese interregno de treinta años con respecto a este tema?. Nada, absolutamente nada, con lo que criticar ahora la iniciativa de Garzón, cuando durante durante todo este tiempo se ha mirado para otro lado y se han eludido constantemente las responsabilidades resulta cuando menos algo cínico. Nadie duda de la actuación impecablemente responsable de Santiago Carrillo, el PCE y toda la izquierda en general permitiendo una transición pacífica de la dictadura a la democracia. Pero creo que tampoco ya nadie duda a esta alturas de la grave irresponsabilidad que supuso y supone no pedir en ningún momento cuentas por los crímenes del franquismo. Porque los luchadores de la libertad no están sólo sentados en los escaños de los parlamentos, como parece que nos quieren hacer creer. Los luchadores por la libertad fueron muchos y anónimos que vieron traicionadas sus esperanzas, si no de libertad, si de justicia. Y cómo ejemplo un botón: habría que explicar en qué país civilizado un ministro de una dictadura fascista ha ocupado un alto cargo en la democracia durante casi treinta años.
Tal vez el señor Carrillo no quiere que se recuerde su pasado estalinista o no quiere que salgan a la luz los fusilamientos de Paracuellos. Pero puede estar tranquilo a ese respecto. No conozco a ningún comunista que no fuera estalinista en el año 36 y es un tema repetido hasta la saciedad la diferencia que existe entre una represión desorganizada, fruto de la actuación particular de elementos incontrolados y el exterminio sistemático del enemigo político, la estrategia calculada y planificada del Terror como arma política. Y quien quiera conocer esto con más detalle no hace falta que se vaya a lejanas montañas ni a oscuras bibliotecas. Las cartas de Mola, las declaraciones de Franco o los decretos de Queipo de Llano están bien cerquita, al alcance de cualquiera que los quiera leer. Pretender seguir confundiendo, como parece que hace el señor Carrillo cuando dice que a Garzón le puede salir el tiro por la culata, una cosa con otra es, o ser un ignorante o actuar de mala fe. De lo que si tendría que dar explicaciones don Santiago Carrillo es de porqué la cúpula de PCE en Francia, dirigida por él, abandonó a su suerte en España a los hombres del XIV Cuerpo de Ejército Guerrillero que participaron en las invasiones pirenaícas o de porqué hasta hoy el Partido Comunista no ha hecho un homenaje mínimamente decente a estos guerrilleros que, ellos sí, dieron su vida por la libertad, y siguen siendo considerados por muchos como forajidos. Porque esto también es memoria histórica.

viernes, 24 de octubre de 2008

Franco culpable

Para empezar lo que está haciendo ahora el juez Garzón es algo que debía haberse hecho hace treinta años. En segundo lugar es algo necesario para normalizar de una vez por todas nuestra democracia. Tercero, ya va siendo hora de dejar de justificar al dictador y por último, y es sobre lo que me quiero extender algo más, nadie, y menos Garzón, es tan tonto como para creer que este proceso judicial pueda llegar a ningún sitio o como para no saber, como insinúan algunos, que Franco está muerto y, afortunadamente, bien muerto.
Lo que pretende Garzón es muy simple por eso sorprende que haya gente que no lo comprenda: más bien lo comprenden demasiado bien. Dejar constancia de una vez por todas de que la dictadura franquista fue un régimen ilegal e ilegítimo producto de un golpe de Estado contra un gobierno, mejor o peor, pero legalmente constituido y de que cometió un genocidio continuado durante casi treinta años. Este proceso, por tanto, es un proceso simbólico que resulta imprescindible cuando los adolescentes españoles no saben nada de la Guerra Civil ni de la dictadura, y cuando, aprovechando esta ignorancia aparecen individuos como los Moas, Jiménez Losantos o Vidales que encuentran campo abonado para que las estupideces que escriben pasen por verdades históricas. He aquí la auténtica necesidad del proceso de Garzón, y he aquí porqué aquellos que todavía no han perdido el pelo del franquismo no pierden oportunidad de ridiculizarlo.
En todo caso, lo que digan estos señores –que si alguna vez tuvieron credibilidad la perdieron hace mucho junto con la vergüenza- no resulta preocupante, más bien cómico si no fuera por lo trágico. Es bastante más grave la actitud del fiscal jefe de la Audiencia Nacional el cual, quizás sin quererlo, está legitimando la dictadura. Según su recurso contra la instrucción del proceso, no se puede juzgar a la dictadura franquista por crímenes contra la humanidad porque ese delito no aparecía en el código penal de 1936, como supongo que tampoco aparecería en el de la Alemania nazi o en el de Serbia, cuyos dirigentes fueron juzgados y condenados precisamente por crímenes contra la humanidad. Apoyándose en esto argumenta que el asesinato planificado de más de 150.000 personas es un delito común. Ni siquiera es terrorismo: es un delito común. En todo caso el que asesina a 150.000 personas debe ser el mayor psicópata de la historia pero, dejando esto a un lado, si el proceso de Garzón resulta ridículo –como dicen por ahí- esta afirmación es el absurdo más grande que jamás ha pronunciado un ser humano. ¿pero en qué cabeza cabe que asesinar a sangre fría a tal cantidad de personas sea un delito común, como robar una gallina?. Es un delito, pero de común no tiene nada. Y por último asegura que, aunque se pudiera juzgar a los jefes franquistas, ese juicio no podría llevarse a cabo por un juez de instrucción de la Audiencia Nacional, sino por el Tribunal Supremo, ya que se trataría de aforados. Esto es, con todo, quizás lo más preocupante del recurso del fiscal, porque nos retrotrae a lo de siempre: la justificación de tapadillo de la dictadura. Conceder a los jefes rebeldes la condición de aforados es otorgar legitimidad al régimen. No puede ser aforado aquél que se ha hecho con el poder mediante un golpe de Estado y una Guerra Civil seguida de una represión sin precedentes, simplemente porque su régimen, el régimen que podría aforarle, es ilegal. Si se le considera aforado es porque se tiende a pensar que su régimen era legal y legítimo y, en el fondo, y como siempre, no fue para tanto. Y si este proceso sirve para abrir viejas heridas es porque esas heridas no están cerradas y ya va siendo hora de cerrarlas diciendo las cosas como son y llevando ante la justicia a los asesinos, aunque estén muertos, y porque los vencedores de entonces no aceptan que ahora nadie pueda poner en duda su victoria por el Imperio hacia Dios.

viernes, 17 de octubre de 2008

Heil Rouco

Cada vez que el señor Rouco abre la boca uno no sabe si reír, porque está contando un chiste, o echarse a llorar porque está hablando en serio. La última perla con la que nos ha regalado este señor ha sido la idea de que lo que él llama “laicismo radical” conduce al nazismo, o al totalitarismo.
En primer lugar este señor debería estudiar algo, un poquito sólo, de Historia. Así se enteraría de que, aunque la parafernalia exterior del nazismo era en apariencia pagana por la recuperación de los viejos mitos germánicos, Hitler nunca renunció a su catolicismo –porque Hitler era católico- y así existen numerosos textos y transcripciones de discursos donde exalta la religión católica, hace profesión de fe, ofrece a Dios los logros del sistema o le a, bendijo los carros de combate fascistas que iban a combatir a Rusia. Por supuesto, de la defensa de las libertades que desplegó la Iglesia española durante la dictadura de Franco no diremos nada, porque el señor Rouco la conoce mejor que nadie.
Por otro lado el laicismo se define como la independencia del poder del Estado frente a la jerarquía religiosa y la no injerencia de las creencias religiosas en los asuntos que atañen exclusivamente a la sociedad civil. Desde estos parámetros es difícil entender qué es el “laicismo radical”. Una sociedad es laica –hay una separación efectiva entre la sociedad civil o la religión- o no lo es. Del mismo modo no se entiende cómo el laicismo puede conducir al totalitarismo. Mas bien sería lo contrario: el laicismo supone la liberación del ser humano de las cadenas y los prejuicios religiosos. Si algo conduce al totalitarismo es precisamente una sociedad teocrática o no laica. Porque toda religión es no sólo fanática por naturaleza –como ya he dicho en alguna ocasión- sino dogmática por definición –toda religión se fundamenta en uno o varios dogmas-. Y un dogma religioso es verdadero por esencia y su verdad o se cree o se impone, en todo caso nunca se demuestra. Como ya dejó dicho Spinoza en el Tratado Teológico Político la intervención de la religión en los asuntos del Estado conduce a la destrucción del propio Estado.
Pero lo que de ninguna manera se comprende es porqué estos señores no nos dejan tranquilos de una vez como les dejamos nosotros a ellos y se dedican a sus misas y a sus cosas. Totalitarismo es querer dirigir las vidas de todos los ciudadanos desde las propias creencias particulares. Y eso es lo que no para de hacer el señor Rouco.

viernes, 10 de octubre de 2008

No somos apóstatas

Quisiera profundizar un poco más en el asunto de la mal llamada apostasía y las decisiones judiciales. Digo “mal llamada apostasía”, porque apostatar significa renunciar a una fe. Eso supone que el apóstata en algún momento ha tenido que profesar esa fe –profesarla de forma al menos convincente, si no sincera- ya que en caso contrario no podría renunciar a ella. Cuando se solicita a la Iglesia Católica que borre los datos personales de sus registros, no se trata de apostatar. No se está renunciando a ninguna fe, sencillamente porque nunca se ha profesado esa fe. De pequeños, y sin nuestro consentimiento, una institución privada se hizo con nuestros datos personales y los ha utilizado de forma fraudulenta –entre otras cosas para incluirnos en censos que luego son usados para conseguir ayudas y subvenciones de Estado- y lo único que se pide es que esa institución elimine esos datos. Ese es un derecho constitucional regulado en el ordenamiento jurídico por la Ley de Protección de Datos. Insisto, el juez no debe decidir si se puede apostatar –que se puede, por supuesto- porque no es eso de lo que se trata. Nunca hemos creído en la fe católica, ni en ninguna, porque nunca hemos tenido la necesidad de profesar una religión, nos basta con la razón. De lo que se trata es de que el juez haga cumplir la ley y proteja nuestros derechos como ciudadanos –que es en lo que consiste su función- en este caso frente a una institución tan poderosa y, repito, tan privada como la Iglesia católica. Y eso es lo que el juez no está haciendo. Y decir que los libros de bautismo no son registros porque no están ordenados por orden alfabético –que curiosamente es el mismo argumento que utiliza la Iglesia para negar en un primer momento la petición de eliminar los datos personales- suena a chiste que ni siquiera con la fe del carbonero es creíble.
No se diga tampoco que hay que respetar unas creencias. En primer lugar nadie está faltando al respeto a ninguna creencia. En todo caso lo que no se está respetando es el derecho a no tener ninguna. En segundo lugar no todas las creencias son respetables. Es respetable el derecho que tiene cada uno a creer lo que quiera, pero la creencia en sí misma no lo es. Y unas creencias que se basan en la irracionalidad, que no están argumentadas y que no pueden ser probadas son las menos respetables de todas. Yo tendré todo el derecho del mundo a creer –como decía Bertrand Russell- en una tetera gigante orbitando la Tierra, pero esa creencia no es de ninguna manera respetable en sí misma. O al menos no tan respetable como la afirmación de un astrónomo que se ha pasado toda su vida mirando por el telescopio y asegura sin lugar a dudas que no existe dicha tetera. Y en tercer lugar alguien tendría que explicar porqué las creencias religiosas han de ser las más respetables de todas, hasta el punto de que la más leve insinuación acerca de alguna de ellas provoca una reacción altamente violenta por parte de sus seguidores, ya sea la publicación de unas caricaturas de Mahoma o la puesta en solfa de la oportunidad de una procesión de Semana Santa. Se nos exige que respetemos la religión con su carga de irracionalidad y fanatismo (toda religión es por definición fanática, igual que todo nacionalismo es excluyente: “fanatismo religioso” o “nacionalismo excluyente” son redundancias políticamente correctas) mientras que no se exige a la religión el mismo respeto, no ya a teorías científicas altamente probadas como la Teoría de la Evolución –que la religión puede permitirse el lujo de negar tranquilamente- sino a los más elementales derechos de los ciudadanos.

viernes, 3 de octubre de 2008

Sobre curas y jueces

Imagínese usted que de recién nacido su padre le hizo socio del Real Madrid, por poner un ejemplo. De pequeñito le hacía mucha ilusión ir a los partidos, ver a sus ídolos en el terreno de juego y luego comentar el partido con su progenitor. Pero un buen día se dio cuenta de que el fútbol era bastante aburrido, que está plagado de fanáticos y, no es que se hiciera de otro equipo, es que directamente cayó en la cuenta de que no le gustaba. Y lo que es más, de que nunca le había gustado, que había estado atrapado entre la buena voluntad de su padre y el engaño de los dirigentes del club. Así que decide pedir la baja como socio del Real Madrid. Pero resulta que el club se niega a dársela alegando requisitos no contemplados en la ley, por lo que usted se ve obligado a acudir a las instituciones del Estado encargadas de velar por sus derechos en este caso. Esas instituciones le dan la razón y obligan al Real Madrid a darle de baja, pero el equipo recurre ante el Tribunal Supremo y llega un juez y le da la razón, obligándole a ser socio del Real Madrid aunque a usted no le guste el fútbol y teniendo que pagar todos los años la cuota pertinente. ¿Qué le parece?. ¿Absurdo, no?. Lo más suave que se diría de ese juez es que cobra del Real Madrid.
Pues bien, cambie usted Real Madrid por Iglesia Católica y se encontrará ante un caso real, que acaba de producirse y del que nadie parece preocuparse. A usted le bautizan de pequeñito sin pedirle su consentimiento y desde entonces forma parte del grupo de socios de la Iglesia Católica. Si usted quiere apostatar (borrarse del club) el Arzobispado correspondiente le pedirá documentos no exigidos por la ley, por lo que tendrá que recurrir a la Agencia Española de Protección de Datos para que obligue a la Iglesia a borrar sus datos personales: Hasta ahora este era el procedimiento que se seguía pero ahora un juez el Tribunal Supremo ha dado la razón al arzobispado de Valencia y como consecuencia todas las resoluciones de la AEPD en las cuales se obligaba a la Iglesia a borrar los datos personales de quienes así lo solicitaban quedarán anuladas. Es decir, que a partir de ahora todos seremos católicos, queramos o no queramos, porque un juez lo ha decidido así. Y digo yo ¿quién es un juez, quién se cree que es para decidir por mí es una cuestión tan personal como pertenecer a una congregación religiosa o a un equipo de fútbol?. ¿Quién es un juez para negarme mis derechos fundamentales como ciudadano?. ¿Quién se piensa que es un juez para decirme lo que tengo que creer?. Y sobre todo, ¿porqué nadie sanciona a ese juez?. Porque hasta cierto punto se puede entender que la Iglesia se vea obligada a mantener el número de afiliados para que el Estado no le retire las subvenciones (astronómicas) que le da- Pero, ¿qué gana el juez?. Si atendemos a que la apertura del nuevo Consejo del Poder Judicial se ha festejado con una misa solemne con asistencia del mismísimo Monseñor Rouco Varela empezaremos a entender por dónde van los tiro. Pero el Gobierno sigue empeñado en dorarle la píldora a los obispos, soportando sus insultos y llenándoles el bolsillo como nadie, ni los gobiernos del PP, han hecho hasta ahora. Así que a fastidiarse. Todos a misa, de frente, marchen!

viernes, 26 de septiembre de 2008

Al Rescate

Los Estados son entidades suprapersonales que no tienen personalidad física y, por lo mismo, tampoco pueden tener posesiones físicas. Y por supuesto, los Estados como tales no tienen dinero. Esto, que un Estado no tiene dinero en propiedad, que todo el dinero que utiliza para lo que sea lo obtiene a través de los impuestos que pagan los ciudadanos, y que resulta algo evidente para cualquiera que lo piense un poco parece ser que se olvida cuando se trata de alabar las ventajas de que un Estado invierta dinero en salvar, rescatar o nacionalizar, llámeselo como se quiera, en el fondo es lo mismo, a la banca y a las grandes empresas. Esas empresas y esos bancos se diferencian del Estado en que, siendo también entidades suprapersonales, sus cúpulas dirigentes están compuestas por personas físicas, socios que se reparten los beneficios cuando los negocios van bien y que supuestamente tendrían que avalar a sus empresas con sus fortunas personales cuando van mal. Pero esto último no pasa. Ese aval lo pone el Estado El Estado no está compuesto por socios, está compuesto por todos los ciudadanos, de tal manera que cuando se dice que el Estado inyecta dinero a los bancos con problemas, en realidad lo que se está diciendo es que todos y cada uno de los ciudadanos están inyectando ese dinero. Porque ese dinero que el Estado inyecta, los quinientos mil millones de euros que el Estado Norteamericano va a poner para salvar de la quiebra a sus bancos de inversión –que por si no lo saben no son bancos cualquiera, de los que guardan el dinero de la gente Son bancos que en realidad no tienen activos propios. Toman el dinero de los inversores y lo invierten en otros valores, quedándose con una parte de los beneficios. Por eso son el eslabón más débil cuando las bolsas se hunden- o el dinero que la Unión Europea va a invertir en hacer algo parecido, no es dinero del Estado norteamericano ni de la Unión Europea. Es dinero de los norteamericanos y los europeos que pagan sus impuestos. Ciudadanos que no recibían nada cuando esas empresas que ahora están rescatando obtenían beneficios y que no recibirán nada cuando los vuelvan a obtener. Se da a sí la paradoja de que las empresas están compuestas de socios que se reparten beneficios cuando hay ganancias, pero no pagan las pérdidas, y el Estado son ciudadanos que pagan las pérdidas pero no se reparten beneficios cuando hay ganancias. Quizás por eso se le llame rescate y no nacionalización. Nadie espera que le den nada a cambio por efectuar un rescate, y sin embargo, si una empresa se nacionaliza, alguien podría exigir, como miembro de una nación –y con mayor razón aún si con su dinero se ha sacado a flote esa empresa- que se le contara entre la nómina de socios de la empresa nacionalizada –en teoría, si una empresa es nacional sus socios son todos los miembros de esa nación- y reclamar su parte del pastel. Este es el nuevo sistema económico que se nos va a imponer, una vuelta de tuerca más en el capitalismo o quizás la misma de siempre. Y no se diga que esto es una simplificación La cosas son así de simples. Basta un poco de sentido común para darse cuenta. Y tampoco se diga que es demagogia. Demagogia sería decir que hay que preguntar a los ciudadanos qué quieren que se haga con su dinero. Decir que el dinero que los ciudadanos han puesto para salvar a una empresa remita en beneficio de esos mismos ciudadanos es justicia social.

martes, 23 de septiembre de 2008

A quién beneficia la crisis

Las crisis, como el fuego, tienen la ventaja de ser purificadoras y ésta que atravesamos –o no- está resultando especialmente purificadora a nivel intelectual y está poniendo a cada uno en su sitio. Purificadora intelectualmente porque ha demostrado que todas las ideas sobre las que se ha edificado el pensamiento neoliberal o “neocon” han resultado ser falsas, y yo diría incluso que las ideas económicas –que no morales o políticas- del liberalismo tradicional también han resultado tocadas. Ahora parece bastante claro que el mercado ni se autorregula ni es capaz de autorregularse sin la intervención del Estado. El mercado es una entidad entrópica que dejada libre camina hacia su autodestrucción, precisamente porque su propia dinámica hace que se devore a sí mismo y que su entropía crezca hasta alcanzar una masa crítica, que es lo que ha ocurrido en estos días. Lo que resulta especialmente clarificador es que sea el Estado el que tiene que acudir el ayuda del sistema económico cuando este sistema se fundamenta sobra la idea de la no intervención estatal. Lo que demuestra que si el sistema funciona –cuando funciona- es porque el estado está siempre vigilante y dispuesto a sacarlo a flote cuando se hunde, así que las doctrinas liberales o son falsas o son ingenuas y el sistema liberal no duda en convertirse en socialista cuando las cosas le vienen mal dadas.
Por otra parte la crisis ha puesto a cada uno en su sitio. A los empresarios que reclaman la ayuda del estado –la CEOE ha llegado a decir que hay que hacer un paréntesis en la economía de mercado-, a los políticos que acusan a otros dirigentes de dictadores por intervenir en la economía y no dudan en hacer lo mismo cuando su sistema capitalista hace aguas y a todos los voceros mediáticos e intelectuales que ahora aplauden lo que ha hecho el gobierno de EE.UU. cuando criticaban lo mismo cuando quien lo hacía era el gobierno de Bolivia o de Ecuador, y que disfrazan con eufemismos como “rescate” lo que es una nacionalización en toda regla. Con la diferencia importante de que cuando esos bancos y esas empresas estén saneadas a costa del dinero de los contribuyentes –se habla de quinientos mil millones de euros en EE.UU. y la UE está planeando hacer lo mismo- serán entregadas de nuevo a sus antiguos dueños o a otros parecidos que volverán a obtener beneficio de ellas hasta la próxima crisis.
De todas formas creo que lo que mejor resume esta situación es la viñeta de El Roto que aparece hoy en El País: “Si nada ganábamos cuando se forraban, ¿por qué hemos de perder cuando se la pegan?”.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Sarah Palin

Una tal Sarah Palin, que parece ser que pretende ser vicepresidenta de los EE.UU. ha realizado unas declaraciones que no tienen desperdicio y que voy a comentar para que veamos lo que nos depara el Imperio.
Según la tal Sarah Palin si “Rusia vuelve a invadir Georgia EE.UU. tiene que declararle la guerra”. Es curioso que sólo si Rusia Invade Georgia EE.UU. le deba declarar la guerra y no si invade, por poner un ejemplo, Tayikistán. Quizás se deba, más que a una defensa de los valores patrióticos estadounidenses al gas del Cáucaso, pero vaya usted a saber. La tal Sarah Palin sigue diciendo que “no se puede tolerar que un país invada otro país democrático”. Como al escuchar esto a cualquiera se le viene a la mente la invasión de Irak, la tal Sarah Palin, que es muy inteligente, añade lo de democrático, para que no lo confundamos con otras cosas que no tienen nada que ver. Pero como nosotros somos menos inteligentes que la tal Sarah Palin, enseguida pensamos que, siguiendo esa lógica, cualquier país que no sea democrático puede ser invadido, y sus habitantes masacrados. Teniendo en cuenta que el ser democrático es algo que no va incluido en la naturaleza intrínseca del ser humano ni de las sociedades que constituye, es posible que también considere invadible a cualquier país que no acepte, por ejemplo, las enseñanzas del Antiguo Testamento, o que permita el aborto, o las bodas homosexuales, o cualquier otra cosa que se le ocurra. Y siguiendo la misma línea, puede que los musulmanes consideren que cualquier país que no imponga la “Sharia” debe ser invadido, y así sucesivamente.
La tal Sarah Palin, como se ha demostrado, es muy inteligente, pero es un poquito inculta, puesto que según ella ”EEUU debe ayudar a Georgia si es invadida por Rusia porque así lo dice el tratado de la OTAN”. La tal Sarah Palin olvida que Georgia no es todavía miembro de la OTAN, aunque ha hecho todo lo posible, incluso propiciar una invasión, para conseguirlo. Y además, puesto que todos los demás países de Europa Occidental somos miembros de la OTAN, la guerra con Rusia se llevaría a cabo en Europa, no en EE.UU., con lo cual ella podría ir muy orgullosa a despedir a alguno de sus nosecuantos hijos que vengan a combatir a Europa mientras puede seguir haciendo tranquilamente pastel de manzana en su casa de Alaska o de Minessota sabiendo que jamás la van bombardear. Además aquí se produce la “paradoja de Sarah Palin” puesto que si está dispuesta a invadir a cualquier país que acepte, por ejemplo, los matrimonios homosexuales, tendría que invadir España, con lo cual estaría invadiendo a un miembro de la OTAN, con lo cual tendría que ayudarle y se acabaría invadiendo a sí misma, aunque, teniendo en cuenta que cree que Georgia es miembro de la OTAN, posiblemente no sepa que España también lo es.
En fin, que los estadunidenses son muy libres de votar a la tal Sarah Palin si les viene en gana, igual que los madrileños son muy libres de votar a Esperaznza Aguirre, pero luego no vale quejarse

¿Para qué sirve la cárcel?

De todas las noticias que han aparecido esta semana sobre la justicia hay una que resulta especialmente chirriante pero que todo el mundo ha aceptado con normalidad, quizás por la carga de populismo que lleva consigo. Me refiero al intento del Ministerio de Justicia de reformar el Código Penal e imponer a los terroristas y pederastas una pena de veinte años de libertad vigilada una vez que hayan cumplido sus condenas.
Si subrayo la frase anterior es porque es de ahí de dónde surge toda la falta de lógica social, jurídica y política de esta propuesta. En primer lugar es muy dudosa la constitucionalidad de esta idea, su aceptamos que un recluso, una vez cumplida su condena, se convierte en un ciudadano de pleno derecho y se estaría abriendo entonces la puerta a que el Estado pudiera vigilar de forma legal, no sólo a los ex-presidiarios, sino a cualquier ciudadano.
En segundo lugar, esta reforma choca frontalmente contra toda interpretación que se pueda hacer del sistema de condenas. Se puede entender que la represión del delito tiene tres funciones diferentes: o bien sirve para rehabilitar al delincuente, o bien sirve para castigarlo o en su caso es útil para proteger al resto de la comunidad de sus miembros indeseables. En el segundo caso, el hecho de que la cárcel tenga como único objetivo el castigo, el sistema que impone una determinada pena da por hecho que con ésta el delincuente ya ha sido castigado, por lo que imponerle una condena posterior al cumplimiento de su castigo es declarar abiertamente que la estancia en la cárcel no le ha castigado, o no le ha castigado lo suficiente. Entonces, ¿por qué se le ha impuesto esa pena o no se le ha impuesto una pena mayor, si el propio sistema admite que no ha servido de nada?. En el primero y en el tercer caso la lógica es parecida. Si el delincuente que cumple su condena se supone que ya se ha rehabilitado -puesto que la condena impuesta es la necesaria para su rehabilitación, según la argumentación de que la cárcel rehabilita al delincuente- entonces no tiene sentido vigilarle para evitar que delinca de nuevo, supuesto que el propio sistema admite su rehabilitación al dejarle libre, y si la condena tiene como objetivo proteger a la sociedad, se entiende que el recluso que queda libre ya no constituye un peligro para la misma, ya que si lo constituye no debería quedar libre, de tal forma que es absurdo continuar vigilándole después. En cualquier caso, imponer penas de vigilancia una vez cumplidas las condenas es reconocer el fracaso y la inutilidad del sistema carcelario.
En tercer lugar lo justo sería imponer esas penas de vigilancia a todos los delincuentes y no sólo a los terroristas y los pederastas. Y esto afecta al fondo mismo de la cuestión porque lo que se deja entrever aquí es que se está legislando golpe de opinión pública y de influencia mediática. Si ahora se habla de estos dos colectivos es porque están recientes los casos de de Juana Chaos, de la niña de Huelva y de algún violador que ha salido libre. Si mañana los periódicos manipulan a la opinión pública y crean una alarma social contra las bandas de albano-kosovares, o contra los gitanos, o contra los trileros, entonces la vigilancia se ampliará a éstos, y se estará cambiando el Código Penal todos los días. Y esto es lo verdaderamente preocupante, que el poder político está sometido al poder periodístico, que nos movemos en una democracia dictada por los medios de comunicación, que las leyes son siempre leyes ad-hoc que tienen como objetivo solucionar una determinada histeria social creada por los periodistas amarillos y no tan amarillos –ejemplo claro es la Ley de Partidos- y que nos queda siempre la impresión de que quien verdaderamente gobierna lo hace desde las redacciones de los medios.
En todo caso, no estaría de más, si finalmente se aprueba esta reforma, que alguien respondiera a la pregunta que cualquiera con dos dedos de frente se hace. Si hay que vigilar a los que salen de la cárcel, entonces ¿para qué sirve la cárcel?.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Catástrofes e irracionalidad

La reciente catástrofe aérea de Barajas ha permitido comprobar una serie de comportamientos irracionales que siempre se repiten, de una u otra forma, en las mismas circunstancias. La primera de estas conductas irracionales es el pánico a volar. Está demostrado que después de un accidente aéreo el miedo a coger un avión aumenta en proporciones cercanas al 40%. Sin embargo, si tenemos en cuenta que en 25 años en España tan sólo se han producido 154 víctimas en accidentes de avión y lo dividimos por el número de vuelos que han despegado, no ya de los aeropuertos españoles, sino únicamente del de Barajas en estos años, nos daremos cuenta que el riesgo de morir en un accidente aéreo es insignificante. De hecho basta comprar los 154 muertos del avión de Spanair con los cerca de 400 que se han producido en las carreteras este verano para ver que el avión sigue siendo el medio de transporte más seguro.
En segundo lugar están aquellos que exigen a toda costa responsabilidades, como si el término “accidente” no estuviera en el diccionario. No es que yo diga que no haya algún responsable en este caso que nos ocupa, lo que digo es que los accidentes ocurren y por definición son impredecibles. Cabe la posibilidad de que no haya ningún responsable y eso es lo que la gran mayoría de gente se niega a admitir.
En tercer lugar ocurre un curioso fenómeno con las víctimas de estas catástrofes: el localismo de los muertos. Ya no se trata de que éstas sean seres humanos, ni siquiera españoles o alemanes, ni tan siquiera madrileños o canarios. No, cada muerto es de su pueblo, como si su pueblo fuera una entidad política autónoma. Y todos los habitantes del pueblo se visten de luto, acuden en masa a manifestaciones y funerales, homenajes que se celebran por personas que no conocían de nada y que si hubieran muerto de un triste infarto nadie se hubiera preocupado por ellos. Sin contar con la costumbre estúpida que se ha puesto de moda últimamente de aplaudir a los cadáveres, cosa que no entenderé jamás Y no sólo eso. El morbo animado por los medios de comunicación en estos casos, con despliegue de cámaras en los lugares de origen de las víctimas y entrevistas a pie de calle a sus familiares y convecinos hace que parezca que los habitantes del pueblo del fallecido se sientan orgullosos de su pueblo y de ellos mismos por que el muerto era de allí, era su vecino y les sirve como argumento para sentirse superiores a los del pueblo de al lado: en mi pueblo ha muerto una familia entera y en el vuestro nadie.
Y por último están las conductas relacionadas con la religión. Y así encontramos aquellos que piensan que todo ha ocurrido porque Dios lo ha querido así, o porque a los muertos les había llegado su hora –sin embargo, como hemos visto más arriba exigen responsabilidades, cuando deberían exigírselas a Dios-. Están los que piensan que se han salvado por un milagro, cuando en realidad lo han hecho porque las leyes físicas han determinado que justo su asiento cayera en un río y no se abrasaran. Están los que le dan gracias a Dios porque sus familiares se han recuperado en un hospital, en vez de darles las gracias a los médicos, que digo yo que algo habrán tenido que ver. También podemos encontrar a otro grupo de supervivientes o de familiares de supervivientes que afirman categóricamente que Dios existe, argumento que lleva en sí mismo su contrario, puesto que los familiares de los muertos afirmaran categóricamente que Dios no existe. Y por último está el comportamiento quizás más irracional de todos. El de aquellos que considerándose ateos aprovechan estas oportunidades para preguntar dónde está Dios y le acusan de haber permitido la desgracia. Dios no estaba allí -como no estaba en Auschwitz, señor Ratzinger- , y no ha permitido la desgracia, simplemente porque, como ellos deberían saber ya que se consideran no creyentes, simplemente no existe.

viernes, 15 de agosto de 2008

Kosovo-Osetia

Kosovo-Osetia del Sur se intentan independizar de Serbia-Georgia. Serbia-Georgia invaden Kosovo-Osetia del Sur y la OTAN-Rusia atacan a Serbia-Georgia. Lo único que falla en este argumento aparentemente tan claro es que mientras que en el primer caso los malos eran los serbios, es decir, los invasores que ahogan las esperanzas de independencia de un pequeño territorio, en el segundo no son los georgianos, sino los rusos, que según el equivalente establecido jugarían el papel que jugó la OTAN en el conflicto de Kosovo. Teniendo en cuenta que tampoco hay un limpieza étnica por parte de la mayoría rusa de Osetia contra la minoría georgiana, como si la hubo por parte de la mayoría albanesa de Kosovo contra la minoría serbia, y que si que ha existido un ataque indiscriminado del ejército georgiano contra los rusos de Osetia, los señores periodistas biempensantes de Occidente en general y de España en particular tendrían que explicar en qué se fundamentan para hacer sus análisis.
No se entienda con esto que el autor se pone de parte de Rusia en el conflicto. Desde hace mucho tiempo se conocen los afanes imperialistas y panrusos de sus dirigentes. Eso si, no se puede decir que Vladimir Putin haya engañado a nadie. Desde un primer momento se conocen sus intenciones, como se conocían las de Boris Yeltsin, aquél alcohólico tan gracioso y tan peligroso, del que es sucesor natural. Y eso no ha impedido que Occidente apoyara a ambos desde el principio. Pero tampoco Hitler engañaba a nadie y ya ven lo que pasó.
Por otro lado si los dirigentes georgianos esperaban que Rusia no interviniera con la contundencia que lo ha hecho después de la invasión de Surosetia es que son completamente imbéciles. Como no creo que lo sean eso supone que el ataque a Osetia fue un acto calculado de provocación a Rusia -y eso sabiendo además, como deberían de saber, que Rusia les estaba provocando a ellos al forzar la desafección del territorio-. Lo que hay que determinar es a quién le interesaba la provocación y por qué. El porqué está claro. Después de que Georgia manifestara sus deseos de formar parte de la OTAN resultaba conveniente demostrar que esta adhesión es necesaria, que Rusia es un enemigo potencial y que Georgia puede jugar un papel fundamental para detenerlo. ¿A quién le interesa?. Pues por un lado a los dirigentes de Georgia y por otro a los dirigentes de la OTAN, por lo que no sería descartable que desde ciertos sectores de la propia organización se animara a Georgia a embarcarse en una aventura bélica contra Rusia, prometiémdoles protección y apoyo –de hecho esta protección y apoyo se están dando desde muchos sectores de Occidente, y no sólo los periodóisticos-. Nadie amenaza a alguien más grande que él si no cuenta con que tiene las espaldas bien cubiertas
Por último, Rusia ha realizado una demostración de poder militar ante Estados Unidos. Le ha dicho claramente que no son la única potencia guerrera y, de la misma manera que Estados Unidos enseñó sus armas en Irak, Rusia lo ha hecho en Georgia. Por eso la señora Rice ha sido tan dura con Rusia, y de ahí el desafío de ésta última. Ahora bien, mientras Estados Unidos no se retire de Irak no tiene ningún argumento moral –a no ser las conversaciones del señor Bush con Dios- para exigir la retirada rusa.

viernes, 8 de agosto de 2008

A disfrutar

Prietas las filas, recias, marciales, frente al televisor, porque se acabó la Eurocopa pero ahora llegan ¡los Juegos Olímpicos!. La gran oportunidad de salvaguardar el honor patrio y demostrar nuestro españolismo sin fisuras gracias al esfuerzo de otros a los que lo que menos les interesa es el honor patrio y el españolismo. Por fin tenemos la gran oportunidad de no dejar dormir a nuestros vecinos gracias a nuestros valerosos y entregados deportistas de élite. Pero como hay que ser realistas y no podemos pensar que vamos a ganar en todo vamos a ver en qué disciplinas tenemos oportunidades para volcar todo nuestro ánimo y nuestro patriotismo en ellas, dejando a un lado aquellas en las que no podemos ser "citius, altius, fortius". Haciendo un leve inciso hay que decir que en realidad el común de los mortales no puede ser citius-altius-fortius, en nada. Y que tampoco hace falta. El lema olímpico no es más que una muestra palpable de los ideales competitivos del capitalismo en el que surgen los juegos olímpicos modernos. Pero, Dios Mío, estoy renegando de los sanos ideales del deporte que se ve desde el sofá, así que espero que las altas esferas me perdonen y volvamos a lo nuestro.
En qué podemos ganar. En tenis, con Rafael Nadal, que se embolsará una buena cantidad de dinero por conquistar la medalla de oro -porque estos juegos son para amateurs pero no tanto- y todos saldremos alborozados a la calle a celebrar el engrosamiento de su cuenta corriente. En baloncesto, donde más de la mitad del equipo juega en Estados Unidos, no porque les paguen más, no, sino porque así llevan el nombre de ¡España! por el mundo. En ciclismo...., bueno en ciclismo como siempre no nos comeremos un colín. Hay un tipo que rema que a lo mejor gana algo, pero da igual, si gana a tirar petardos a las tres de la madrugada. Tenemos oportunidades en marcha atlética, que como todo el mundo sabe es el deporte nacional. Luego están el balonmano, el voleibol, y la natación sincronizada -que levanten la mano los que ven estos deportes normalmente, sobre todo el último-. En waterpolo igual también nos llevamos algo -¿alguien sabe cómo se juega al waterpolo?-. Como en el Comité Olímpico Internacional son unos rencorosos no admiten como deporte olímpico el lanzamiento de cabra ni las vaquillas, que ahí seguro que arrasábamos. Y el fútbol me lo dejo para el final porque ni siquiera sé si estamos clasificados, ahora bien, si lo estamos, ¡qué tiemblen, no los chinos, sino los que tengan que trabajar al día siguiente de la final!. Cómo ha dicho nuestra ínclita Ateza Real Don Felipe de Borbón y Borbón Príncipe de Asturias, a por ellos -¿ pero a por quién?, joder, que miedo me da esto-. Pues nada, a disfrutar.

jueves, 7 de agosto de 2008

La responsabilidad

Un grupo de niñas menores agrede salvajemente a otra- ecuatoriana, por más señas-. Automáticamente se disparan todas las alarmas, los políticos de turno se preguntan que es lo que no funciona en la sociedad y los sesudos catedráticos de psicología y pedagogía empiezan a realizar análisis de a 10 céntimos el kilo en todos los medios biempensantes. Y nadie, absolutamente nadie, se plantea la cuestión clave: la responsabilidad.
Es responsable el sistema educativo, que en vez de enseñar se ha dedicado a tratar a los adolescentes como a niños de dos años, a utilizar técnicas pedagógicas ridículas para inculcar unos valores que se llevan siglos inculcando desde el aprendizaje y la formación humana y científica. Un sistema educativo que se ha olvidado de que su función es formar ciudadanos íntegros tanto intelectual como moralmente y no borreguitos, robots que sólo obedecen a los datos programados. Y la responsabilidad de psicólogos y los pedagogos es aquí ineludible.
Son responsables los padres. Puesto que exigen sus derechos para elegir la educación de sus hijos ahora deben hacerse cargo de que esa educación que les han dado no ha servido de nada. A la madre de una de las agresoras ya le han quitado su custodia, pero sólo porque estaba divorciada. Esta debería de haber sido la primera acción con todas ellas.
Y por supuesto son responsables las agresoras. Posiblemente los adolescentes estén confusos en cuanto a su identidad sexual, pero conocen perfectamente la diferencia entre el bien y el mal, y saben que golpear casi hasta la muerte a otra persona -como decía Cary Grant en Arsénico por compasión- no sólo es un delito, sino que además está mal. Son completamente conscientes de lo que hacen y por lo tanto hay que exigirles cuentas de sus actos.
Lo fácil es responsabilizar a la sociedad -que no existe, es una pura metáfora- o a la violencia de la televisión -cuántos de los que ya pasamos de los 40 veíamos "el Equipo A", o "Starski y Hutch", o "Mazinger Z" y no andamos a palos con los demás-. Cuando se apela al mas mínimo sentido común lo primero que se viene a la cabeza es que a estas niñas les hacen falta dos bofetadas. Pero el sentido común es políticamente incorrecto.
Aún queda una última cuestión. Esta agresión es tan racista y mucho más salvaje que aquella del tren a la que se le dio tanto bombo. Pero claro Colmenarejo no es precisamente un barrio obrero ni estas niñas son un desgraciado que no tiene dónde caerse muerto. Ahora comenzarán las disculpas y las excusas -ya han empezado de hecho- y al final no pasará nada. Hasta la próxima.

viernes, 11 de julio de 2008

Telediario

INTERNACIONAL. Israel y los Estados Unidos amenazan a Irán por sus pruebas de misiles nucleares. A Israel nadie la amenaza por sus armas nucleares ya probadas. Ni por exterminar al pueblo palestino. Ni por pasarse por el forro todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
NACIONAL. La Vicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega dice que a los supervivientes de la patera encontrada frente a las costas de Almería se les aplicará la ley. Bien está. Si sobrevives a una experiencia de estas características y encima se ha muerto tu hijo porque en tu país lo único que te espera es la miseria te has ganado tus 18 meses de vacaciones en un cómodo y moderno campo de concentración y luego la expulsión hacia el hambre cotidiano. Los niños muertos han tenido más suerte. A ellos no les van a mandar a cualquier país en cualquier avión. No los van a explotar sexualmente, no los van a utilizar para trasplantes de órganos. Y el Señor Presidente del Gobierno Don José Luis Rodríguez Zapatero, después de afirmar que es una tragedia insoportable, descubre América diciendo que el problema de la inmigración es un problema de desarrollo y anuncia que a partir de ahora España dedicará el 0,7 del PIB a los países pobres con crisis o sin crisis. Teniendo en cuenta que ese compromiso lo firmaron hace casi diez años los países que ahora han acordado la Directiva de Retorno no está nada mal. Si quieren vomitar están en su derecho.
SOCIEDAD. La noticia que mas preocupa a los españoles sigue siendo quien ganará Operación triunfo, seguida de cerca por la boda de Belén Esteban.
DEPORTES. Cristiano Ronaldo se considera un esclavo moderno. Un señor que cobra nisesabe millones de euros y que quiere romper su contrato para cobrar nisesabe + n millones de euros. Y usted que trabaja 40 horas a la semana -si los de antes se salen con la suya 60 o más- y que cobra un sueldo de miseria, usted no es un esclavo, no señor, usted es un trabajador libre. Pero da igual. Si usted es del Real Madrid estará muy orgulloso de su equipo y el año que viene pagará la mitad de su miserable sueldo para ir al estadio a jalear a este Espartaco moderno que ha roto sus cadenas. Y Viva España y la madre que la parió y sujetarme a la cabra que la tiro del campanario.
ANUNCIO. Este blog no se actualizará la próxima semana porque su autor estará rascándose la tripa en las playas de Fuerteventura. A la vuelta retomaremos nuestra seriedad habitual.

martes, 8 de julio de 2008

Tuenti: privatizando Internet

A través de ciertos comentarios de ciertos conocidos me enteré de que había una red llamada Tuenti- yo al principio pensé que era un bar o lago así-donde en ciertos foros se vertían comentarios tremendamente fascistas. Curioso por saber si realmente existía gente que pudiera decir barbaridades tales como las que me habían comentado intenté entrar en dicha red y cual no sería mi sorpresa cuando:
1) Descubro que no es una red abierta. Es necesario ser invitado, lo cual rompe todas las reglas de la libre difusión de ideas sobre la que se fundamenta Internet.
2) Resulta que está considerada como el "facebook" español, según "El País" y otros diarios de tirada nacional, lo que me lleva a pensar que no han visto realmente lo que se cuece ahí dentro. O lo han visto y les da igual.
3) Es una red para universitarios y creada por universitarios. Por universitarios de Universidades privadas, se entiende, para mantener su rollito fuera de cualquier tipo de crítica.
4) Hay gente que está suplicando una invitación para entrar en dicha red. Bueno, pues yo tengo un foro donde puede entrar cualquiera sin ser invitado. De hecho, cualquiera puede hacer un comentario a esta entrada sin necesidad de pasar por una admisión previa. Y puede decir lo que quiera
En realidad lo que me llama la atención es que desde la misma Red se esté propiciando la censura y la privatización de un medio que, cuando logro librarse del carácter militar con el que que surgió, ha conseguido ser el único donde realmente se da un intercambio libre de conocimiento e información. Creo que esa es la esencia de Internet que hay que preservar a pesar de todo y redes como la tal Tuenti lo único que hacen es negar esa esencia. a pesar de todos los biempensantes y políticamente correctos informadores que la alaban

viernes, 4 de julio de 2008

Para mis alumnos de 2º de Bachillerato

Lo que voy a decir no es nuevo para vosotros. Es simplemente sacar a la luz aquello que creo que hemos intentado enseñaros todos estos años –o al menos yo lo he intentado- pero que ha quedado escondido debajo de los contenidos académicos. Se pueden olvidar datos, fechas o nombres –de hecho se os olvidarán casi todos una vez que salgáis de aquí- pero espero sinceramente que lo que ahora tengo que decir, lo que va a constituir la base de vuestra educación con mayúsculas, no se olvide nunca.
Aprended. Aprended todo lo que podáis y no sólo de los libros. La vida siempre enseña cosas. Las experiencias más terribles, más aburridas o más grises siempre enseñan algo, No os neguéis a aprender si queréis seguir siendo personas.
Nunca miréis atrás. Nunca os arrepintáis. El pasado está muerto y sobre él no se construye nada. Aprended de vuestros errores y seguid adelante porque sólo en el futuro queda algo por hacer.
Luchad por ser quienes queréis ser, por hacer lo que queréis hacer. La vida no regala nada y sólo cayéndose y levantándose una y otra vez se puede decir que se ha vivido. No renunciéis nunca a ser vosotros mismos.
Nunca agachéis la cabeza. Sentíos orgullosos de lo que sois porque lo que sois es lo único que tenéis.
Sed valientes para pelear por aquello en que creéis. Nunca aceptéis la injusticia. El que se rinde ante la injusticia deja de ser una persona. Nunca renunciéis a vuestro a derecho a ser personas.
No os dejéis engañar, no os dejéis manipular, no os dejéis pisar, no os dejéis corromper y jamás, jamás os arrastréis ante nadie.
Sed críticos con la realidad que os rodea. Nunca os acomodéis, nunca utilicéis la excusa de las cosas son como y siempre han sido así. No caigáis en la cobardía de negar que las cosas pueden ser de otra manera. La realidad no es bonita y vosotros tenéis toda la fuerza para poder cambiarla.
No tengáis nunca miedo de decir lo que pensáis si la razón os asiste. No os asustéis de pensar porque si no pensáis seréis muertos vivientes, zombis que no tendrán más objetivo en la vida que ir a trabajar todas mañanas, ciegos y sordos ante todo lo que les rodea. Sólo si pensáis podréis decir que sois libres.
No permitáis nunca que os arranquen vuestra dignidad. La libertad y la dignidad os convierten en seres humanos. Si las perdéis os convertiréis en cosas. No permitáis que os conviertan en cosas. Sólo si os respetáis a vosotros mismos como seres humanos podréis respetar a los demás
Y para terminar dos últimos ruegos:
Tenéis en las manos el poder de hacer que vuestra vida sea maravillosa, por favor, no lo desperdiciéis.
Y ante todo sed siempre, siempre libres.
Salud y Buena Suerte

domingo, 29 de junio de 2008

Eurocopa y racionalidad

Economistas y sociólogos utilizan el llamado "principio de caridad"para determinar la racionalidad de acciones aparentemente irracionales. Según dicho principio toda acción humana es por principio racional, de tal forma que es necesario realizar todos los ensayos posibles para buscar la racionalidad a una acción supuestamente irracional. Sólo después de repetidos fracasos se puede determinar la irracionalidad real de dicha acción. Durante mucho tiempo he estado utilizando dicho principio de caridad para intentar encontrar una explicación racional a determinados comportamientos de mis congéneres, especialmente los relacionados con el fútbol y más especialmente aún a aquellos que se producen después de la victoria de su equipo. Como por efectividad practica el principio de caridad no puede ser extendido al infinito, después del partido de España contra Rusia tuve que aceptar que las conductas post-victoria futbolística de la masa social son definitivamente irracionales.
Personas seguramente excelentes en su vida personal y familiar: padres, madres, estudiantes, funcionarios, jubilados, gentes de toda clase y condición de pronto se transforman en una turba irracional que se lanza enloquecida a la calle, enarbolando banderas, gritando, haciendo sonar las bocinas de sus coches, bañándose en las fuentes pùblicas, hasta altas horas de la madrugada, no durmiendo ni dejando dormir. Gentes que al día siguiente tendrán que volver a sus ocupaciones, retornarán su alienación cotidiana sin que la victoria de la noche anterior signifique absolutamente nada para la dignificación de sus vidas. Y no se le ocurra a nadie, no ya poner en duda la racionalidad de este comportamiento, sino ni tan siquiera protestar porque no puede dormir, porque entonces el que proteste será el irracional y, lo que es peor, el antipatriota, el extraño, el alienado, el enemigo. Y todo esto no porque se haya descubierto el secreto de la inmortalidad sino porque once individuos se han tirado noventa minutos corriendo detrás de una pelota y han conseguido meterla tras veces entre unos palos clavados en el suelo, mientras que otros once, que estaban enfrente de ellos, después de correr también durante noventa minutos detrás de la misma pelota, no la han metido entre los tres palos ni una sola vez.
Pero por algún sitio tiene que haber algún atisbo de comportamiento racional, o al menos de intenciones racionales en todo este panorama. Si no está en la masa tiene que estar en otro sitio. Y ese otro sitio sólo puede ser el poder. Después de lo de anoche -y no digamos nada si hoy España gana la Final- ya no existen crisis, hipotecas, paro -no hay más que recordar que la misma mañana del partido el Ministro de Trabajo, anunciaba que para el año que viene la tasa de paro estará en el 11%- trabajo precario, inflación, Euribor..., ya no hay nada. Todo es estupendo y maravilloso. La vida es bella porque estamos en la Final. Se incita desde los medios a la gente a lanzarse a la calle, se les excita el orgullo de la españolidad, del nacionalismo más rancio. Se pone una pantalla gigante de Televisión en una plaza pública del centro de la ciudad colapsando ésta (la tele es nuestra amiga. Que buenos son los Padres del colegio). Por más vueltas que le doy no encuentro una solución. Todo acaba en el límite del principio de caridad. Es un comportamiento perfectamente irracional y por lo tanto -por el mismo principio de caridad- no humano.

domingo, 22 de junio de 2008

Transportes: Block-out y chantaje.

Voy a aclarar mi postura acerca de la huelga de los transportistas, para que todo el mundo sepa a qué atenerse.
1) En primer lugar considero que esta es una huelga patronal. La huelga desde un punto de vista marxista se define en términos de propiedad y poder. Los medios de producción son propiedad del empresario que los pone en manos de los trabajadores y éstos tienen el poder sobre ellos. En esto consiste una huelga: en que los trabajadores, gracias al poder que tienen sobre esos medios productivos pueden paralizarlos y hacerlos así inútiles para el empresario desde el momento en que no generan capital y pierden su carácter de propiedad privada -que se define como aquella propiedad generadora de capital. En esta huelga de autónomos y pequeños empresarios los medios de producción son propiedad del empresario y además están en su poder. Es decir, es el empresario el que paraliza sus propios medios de producción. Esto en una huelga patronal, un block-out.
2) En segundo lugar, las razones de esta huelga escapan a mi comprensión. En el fondo se trata de que como los negocios van mal es el Gobierno el que debe resarcir las pérdidas. Cuando uno monta un negocio sabe que entra dentro del mercado y que es el mercado el que marca las reglas, incluidos los precios. Digo yo que si los precios son los que son es porque en algún momento el propio mercado los ha regulado, es decir, los transportistas los han aceptado. Y si ahora los precios no alcanzar a cubrir los costes de producción -léase el precio del combustible- es el propio mercado el que debe volver a regularlos. Si no se pudiese trabajar con esas tarifas, no se trabajaría -igual que un albañil no me va a construir un chalet por mil euros- con lo cual los contratistas se verían obligados a pagar más. El problema es que por lo que parece las grandes empresas si que pueden trabajar por esos precios, lo que demuestra que en el fondo el mercado se sigue autorregulando. Que los pequeños empresarios no pueden competir con las grandes empresas es algo que se dijo hace ya mucho tiempo, y no es un problema del transporte sino de todo el mercado en general. . En todo caso pretender que se impongan unas tarifas mínimas en un sistema capitalista es una barbaridad y demuestra la tradicional posición pequeño-burguesa de no haberse enterado de nada -aparte de que no se puede obligar a nadie a trabajar por un precio si puede hacerlo por uno menor-. Y luego está la típica actitud española de que cuando las cosas no salen como uno quiere se exigen responsabilidades al Estado -y esto desde los afectados por el caso de Afinsa hasta las constructoras- que es lo mismo que exigírselas a toda la sociedad, pero siempre eludiendo la responsabilidad propia. Alguien dirá que hablo desde parámetros capitalistas. Por supuesto, ya que es el sistema en el que nos movemos y en este caso nadie lo ha puesto en duda. Y si no que me digan los transportistas si estarían dispuestos a aceptar un sistema socialista donde los camiones no serían suyos, sino de Estado, y donde no se regularan sólo las tarifas, sino también los itinerarios, las cargas y el tiempo de trabajo. ¿Lo aceptarían?, ¿no?. Pues eso.
3). En tercer lugar no se puede tolerar un block-out como este que ha supuesto un chantaje a toda la ciudadanía. El Gobierno ha hecho lo que debía al mandar a la Guardia Civil. Recuerdo una huelga parecida a esta -en Chile allá por el año 1973- que supuso la caída y el asesinato de Salvador Allende y la subida al poder de Pinochet.