domingo, 22 de junio de 2008

Transportes: Block-out y chantaje.

Voy a aclarar mi postura acerca de la huelga de los transportistas, para que todo el mundo sepa a qué atenerse.
1) En primer lugar considero que esta es una huelga patronal. La huelga desde un punto de vista marxista se define en términos de propiedad y poder. Los medios de producción son propiedad del empresario que los pone en manos de los trabajadores y éstos tienen el poder sobre ellos. En esto consiste una huelga: en que los trabajadores, gracias al poder que tienen sobre esos medios productivos pueden paralizarlos y hacerlos así inútiles para el empresario desde el momento en que no generan capital y pierden su carácter de propiedad privada -que se define como aquella propiedad generadora de capital. En esta huelga de autónomos y pequeños empresarios los medios de producción son propiedad del empresario y además están en su poder. Es decir, es el empresario el que paraliza sus propios medios de producción. Esto en una huelga patronal, un block-out.
2) En segundo lugar, las razones de esta huelga escapan a mi comprensión. En el fondo se trata de que como los negocios van mal es el Gobierno el que debe resarcir las pérdidas. Cuando uno monta un negocio sabe que entra dentro del mercado y que es el mercado el que marca las reglas, incluidos los precios. Digo yo que si los precios son los que son es porque en algún momento el propio mercado los ha regulado, es decir, los transportistas los han aceptado. Y si ahora los precios no alcanzar a cubrir los costes de producción -léase el precio del combustible- es el propio mercado el que debe volver a regularlos. Si no se pudiese trabajar con esas tarifas, no se trabajaría -igual que un albañil no me va a construir un chalet por mil euros- con lo cual los contratistas se verían obligados a pagar más. El problema es que por lo que parece las grandes empresas si que pueden trabajar por esos precios, lo que demuestra que en el fondo el mercado se sigue autorregulando. Que los pequeños empresarios no pueden competir con las grandes empresas es algo que se dijo hace ya mucho tiempo, y no es un problema del transporte sino de todo el mercado en general. . En todo caso pretender que se impongan unas tarifas mínimas en un sistema capitalista es una barbaridad y demuestra la tradicional posición pequeño-burguesa de no haberse enterado de nada -aparte de que no se puede obligar a nadie a trabajar por un precio si puede hacerlo por uno menor-. Y luego está la típica actitud española de que cuando las cosas no salen como uno quiere se exigen responsabilidades al Estado -y esto desde los afectados por el caso de Afinsa hasta las constructoras- que es lo mismo que exigírselas a toda la sociedad, pero siempre eludiendo la responsabilidad propia. Alguien dirá que hablo desde parámetros capitalistas. Por supuesto, ya que es el sistema en el que nos movemos y en este caso nadie lo ha puesto en duda. Y si no que me digan los transportistas si estarían dispuestos a aceptar un sistema socialista donde los camiones no serían suyos, sino de Estado, y donde no se regularan sólo las tarifas, sino también los itinerarios, las cargas y el tiempo de trabajo. ¿Lo aceptarían?, ¿no?. Pues eso.
3). En tercer lugar no se puede tolerar un block-out como este que ha supuesto un chantaje a toda la ciudadanía. El Gobierno ha hecho lo que debía al mandar a la Guardia Civil. Recuerdo una huelga parecida a esta -en Chile allá por el año 1973- que supuso la caída y el asesinato de Salvador Allende y la subida al poder de Pinochet.

1 comentario:

Gracchus Babeuf dijo...

Me parecen tres afirmaciones obvias. Por eso nadie las difunde en los medios de comunicación. Encantado de conocerle.