viernes, 6 de junio de 2008

España Descerebrada

No hace mucho leí en algún periódico una carta de un individuo que exigía que el Estado le regalara un piso y un coche. Ante el acelerado proceso de descerebramiento social del que este caso es ejemplo hacía tiempo que tenía ganas de escribir algún que otro comentario.
Normalmente se considera que este tipo de actitudes son propias de la juventud. Sin embargo, el individuo anterior tenía 21 añitos y hay gente con más edad que hace y dice las mismas necedades. No cabe duda de que estas conductas son conductas de adolescente y si se dan en adultos hechos y derechos es porque en la sociedad actual la adolescencia dura hasta más allá de los treinta. En todo caso el comportamiento de este amplio grupo de descerebrados sociales está marcado por unos rasgos característicos.
a) Falta de esfuerzo. Normalmente se dice que las conductas comentadas se producen porque esta generación lo ha tenido todo. Yo discrepo de ese análisis. Los que ya pasamos los cuarenta también lo hemos tenido todo, no nos engañemos. La gran diferencia es que desde pequeños sabíamos que hacía falta esforzarse para conseguirlo y eso es lo que hoy ya no se tiene en cuenta. La gente piensa no sólo que todo lo que desea les va a caer del cielo, sino que además lo justo es que les caiga y cuando eso no ocurre -que no suele ocurrir sobre todo a partir de cierta edad- se indignan, se frustran y lo exigen. Y entre otras muchas razones esto pasa porque han aprendido que es así y se lo han enseñado donde se enseñan las cosas: en la escuela. Han aprendido que se puede pasar de curso y obtener un título sin hacer absolutamente nada, que todas esas cosas se regalan, y eso es lo que aplican en su vida adulta,
b) Falta de responsabilidad. Lógicamente, si todo te viene regalado, si no es necesario esforzarse por conseguir nada, no hay ninguna responsabilidad individual. Cuando las cosas no salen como uno quiere la responsabilidad no puede ser personal, ya que la decisión no es personal y consiguientemente no tengo porqué emplear mis fuerzas en conseguirlas. La responsabilidad recae sobre aquellos que supuestamente tenían que habérmelas dado y no lo han hecho. Así encontramos desde drogadictos que culpan a la sociedad de sus problemas hasta descerebrados que contratan hipotecas de mil euros ganando el sueldo mínimo pensando que alguien tiene la obligación de ayudarles y si no lo hacen la responsabilidad no es suya, sino de aquéllos.
c) La responsabilidad va indisolublemente unida a la decisión, a la elección. Si no se toman decisiones uno no es responsable de nada, de tal forma que la gente adopta la postura cómoda de no pensar, no elegir, dejar que todo se lo den hecho, dejarse llevar, hacer lo que los demás hacen sin pararse a pensar si ellos pueden permitírselo o simplemente si es mínimamente lógico o racional: la estupidez más plena. Si todo el mundo se compra un piso entonces yo también aunque no pueda pagarlo, porque no le he decidido yo, lo ha decidido la masa. Si la decisión no es mía la responsabilidad tampoco y es quien ha decidido por mí quien debe aceptarla. Lo que no saben -y se niegan a aceptar- es que quieran o no las decisiones son siempre personales. Incluso la decisión de no decidir o de ser un idiota.
d) Como consecuencia de todo esto la idea generalizada es que se tiene derecho a todo, pero ello no lleva consigo ningún deber. Los deberes son de los demás -de la familia o el Estado-. El descerebrado piensa que tiene derecho a vivir su vida y sus padres tiene el deber de proporcionarle lo que él considera necesario para ello -ya sea un plato de garbanzos o un Ferrari- pero eso sí, él no tiene ningún deber para con ellos. Se tiene derecho a un piso y a un coche y el Estado tiene el deber de darlo, pero no hay ningún deber con respecto al Estado. Los derechos son míos, los deberes de los otros.
Pero al final, cuando no puedas pagar la hipoteca, el banco irá a por ti aunque no seas responsable, aunque no hayas tomado la decisión, aunque tengas derecho absoluto y aunque tus padres o el Estado no quieran o no puedan ayudarte -porque no tienen obligación. Y por mucho que llores, exijas o te quejes seguirás siendo un descerebrado.

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