lunes, 28 de diciembre de 2009

Apuntes filosóficos I

LA PRÁCTICA DE LA FILOSOFÍA.
Aristóteles dijo que la Filosofía era la más inútil de todas las ciencias. Poco imaginaba el viejo Estagirita que con el paso de los siglos su afirmación iba a tener tan plena actualidad. Tanta, que hoy en día hacer Filosofía es no plantearse para que pueda ser útil ésta y planteárselo es no hacer Filosofía. Como toda actividad humana ha de tener algún tipo de reflejo en la vida de las personas, la elucidación de esta cuestión debe ser previa a cualquier otra “profundidad” filosófica.
La Filosofía ha de servir para explicar la realidad, si no, no es Filosofía. Para poder explicar algo son necesarias dos condiciones. La primera, buscar causas o aportar razonamientos sobre ese algo. Y para eso es imprescindible ceñirse a ese algo. No es posible explicar la realidad desde la meta-realidad y la realidad son los objetos sensibles que la componen. Sin estos no tiene sentido hablar de aquélla. Las explicaciones deben partir, entonces, del conocimiento sensible de los objetos o de la realidad. La segunda condición es que las explicaciones deben ser entendibles para que expliquen algo. Un lenguaje incomprensible probablemente sea muy bello, pero explicativamente es inútil. La Filosofía que no se entiende no es Filosofía: o bien es poesía, en el mejor de los casos, o charlatanería en el peor. Comparar la claridad expositiva de un Ortega con la farragosidad de un Heidegger, por poner un ejemplo, sería un paso importante para determinar lo filosóficamente relevante.

LO POSIBLE Y LO REAL.
El pensamiento filosófico lleva a cabo algunas distinciones que pueden resultar de gran utilidad para la práctica cotidiana de los individuos. Tal es el caso de aquella que se da entre posibilidad y realidad. Realidad, en un sentido amplio, es todo lo que existe, la existencia efectiva y actual, a la que los griegos llamaban “Ser”. Posible es aquello que no implica contradicción, que no es contradictorio consigo mismo y por lo tanto puede ser real. Nótese bien que lo posible puede ser real, lo que no supone que lo sea ni que lo vaya a ser. De esta distinción se desprenden dos conclusiones: la primera es que lo imposible jamás podrá ser real. Un círculo cuadrado no puede existir porque es imposible, de la misma forma que es imposible un muerto vivo o, lo que viene a ser lo mismo, un fantasma.
La segunda es que lo posible no es real, aunque pueda serlo y, de la misma manera, no serlo. Esta consideración –que resulta tan evidente- es la que parece que no está tan clara en la mente de algunos. Es posible que a uno le toque la lotería, pero eso no significa que le haya tocado ya o que le vaya a tocar alguna vez. Si el común de los mortales fuera consciente de que el dinero de su tarjeta de crédito es un dinero posible, no real, y que cuando se transforma en real, es decir, cuando hay que pagarlo, es cuando empiezan los problemas, quizás los efectos de la crisis no fueran tan devastadores.

INTELIGENCIA, PASIONES Y DESTRUCCIÓN DEL MEDIO. (POR QUÉ NO SOMOS TAN TONTOS).
Es frecuente escuchar que el ser humano es el menos inteligente de los animales porque es el único que destruye su medio. Esta afirmación es paradójica porque lo que quiere dar a entender es que es la inteligencia la que causa la destrucción y contiene un profundo error. Lo que distingue a la especie humana del resto de las especies es su pensamiento racional, que es lo que los humanos han dejado de lado. Lutero marca el inicio de este desprecio de la razón cuando la califica de “ramera”, Pascal ahonda en esta fractura enfrentándose a los racionalistas del siglo XVII y situando a las pasiones y los sentimientos por encima de ella y el mismo Kant se ve obligado a realizar una crítica de la razón ilustrada al considerar que ni es razón, ni es ilustrada. No es casualidad que los países pioneros del capitalismo y de la destrucción del medio -Gran Bretaña, Alemania y Estados Unidos- tengan unas arraigadas bases protestantes.
Intentar solucionar el problema despreciando a la inteligencia y apelando a los sentimientos constituye una equivocación de fondo. Lo que distingue al ser humano del resto de los animales en su relación con la naturaleza es que busca en ésta un beneficio económico. Y éste se sustenta sobre sentimientos y pasiones como la avaricia, la ambición y el afán de poder. Desde este punto de vista, las posturas irracionalistas que afirman que sólo los sentimientos pueden salvar el entorno demuestran ser erróneas. Habría que volver a la posición de Spinoza acerca de que la inteligencia es capaz de controlar a las pasiones. Sólo desde una postura racional de este tipo se puede poner fin a la destrucción.

BARBARIE Y MAL
Una de las preguntas tradicionales de la filosofía: la pregunta por el mal, ha sido sustituida por la pregunta por la barbarie. El mal como concepto metafísico-moral ha perdido protagonismo. Si exceptuamos las posturas religiosas hoy en día ya nadie se plantea la existencia de una personificación del mal, un sujeto con cuernos y rabo que se complace en hacernos sufrir, de un principio metafísico que se opone al bien y nadie, como Voltaire, intenta demostrar la existencia del mal considerando un fenómeno natural como moralmente malo. El mal ha sido sustituido por la barbarie como idea antropológico-moral.
Barbarie es lo opuesto a la cultura entendida como aquello que permite el desarrollo del ser humano como ser humano, lo que lo humaniza –de manera que sólo hay una cultura-. Barbarie sería entonces todo aquello que deshumaniza. Para los griegos el bárbaro era el que no entendía su lengua, el que no compartía su cultura, el extranjero. Pero no era necesariamente malo. Por qué en una sociedad altamente tecnificada y culta se producen actos de barbarie como el exterminio de una raza o la práctica sistemática de la tortura es lo que la filosofía se debe plantear. Y ya no sirve la respuesta fácil de que el torturador, el asesino que después de su trabajo vuelve a casa con su mujer y sus hijos es malo. Hay algo más. Cien mil personas gritando como posesos en un estadio contra un árbitro indefenso o bañándose en una fuente pública son bárbaros pero seguramente no todos serán malas personas. Quizás lo que llamamos “cultura” no sea más que otro nombre para la barbarie.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Guerra justa

  Resulta bastante chocante escuchar a un Premio Nobel de la Paz que en el discurso de recogida del galardón hace una apología de la guerra. Aunque inmediatamente nuestras mentes mal pensantes se deberían de tranquilizar al oír que dicha justificación bélica tan sólo hace referencia a la “guerra justa”. Teniendo en cuenta que todo aquél que emprende una guerra lo hace por causas que, para él, resultan justas, nos encontramos con que toda guerra es “justa” por definición, de tal modo que la expresión “guerra justa” resultaría una tautología y el segundo término podría ser eliminado del enunciado sin pérdida de significado: “guerra justa” entonces, equivaldría a “guerra” a secas, y una defensa de la “guerra justa” sería simplemente una defensa de la guerra.
  Como cuesta mucho trabajo creer que un pacifista convencido como mister Obama se atreva a justificar la guerra en la recogida del Premio Nobel de la Paz, habría que analizar más despacio el término “justicia”, para ver hasta qué punto es posible hablar o no de una “guerra justa”. Hasta donde alcanza mi ignorancia el primero que hace una defensa de la guerra justa es Agustín de Hipona. Agustín lo tenía bastante fácil: puesto que toda justicia emana de Dios, “guerra justa” sería aquella que tiene como objetivo defender los intereses divinos en la tierra. Desde esta concepción de justicia, la yihad de Bin Laden es también una guerra justa, así como el genocidio del pueblo palestino por parte de Israel (aunque más bien éste parece aplicar más el concepto talmúdico de justicia del ojo por ojo). Al fin y al cabo todos parecen defender los intereses divinos. De hecho esta fue la justificación que dio George Bush Junior para emprender la II Guerra del Golfo: a lo que parece Dios le había hablado y se lo había exigido. El problema radica en que como hablamos de distintos dioses con distintos intereses parece complicado establecer quién lleva razón al calificar de “justa” su lucha.
  El señor Obama, a pesar de todo, nos dio un ejemplo muy claro –aunque bastante tópico y manido- de lo que el considera una “guerra justa”: la II Guerra Mundial fue una guerra justa porque la diplomacia no hubiera detenido a los ejércitos de Hitler. Claro, que si a Hitler le hubieran dado el Premio Nobel de la Paz (de hecho estuvo nominado para ello), habría aducido que la injusticia radicaba en las condiciones leoninas del Tratado de Versalles, y que su guerra en realidad lo que pretendía era reparar dicha injusticia, así que era tan justa como la que más. También habría que dilucidar qué es lo que pensarían los habitantes de la ciudades de Hiroshima y Nagasaki acerca de la supuesta “justicia” de la II Guerra Mundial (aprovecho para recordar que los EE.UU. fueron los primeros que utilizaron armas de destrucción masiva contra una población civil, por si a alguien se le había olvidado).
  Como parece que esta concepción de la justicia tampoco nos conduce a nada habrá que buscar otra. Como siempre, lo primero que se nos viene a la cabeza es la concepción de “justicia” de la Grecia clásica. La justicia como lo opuesto a la hybris: la mezcla o el desorden. Justicia sería así dar a cada uno lo que le corresponde y la “guerra justa” sería aquella que tiene como objetivo imponer el orden allí dónde éste se ha perdido. La cuestión, y volvemos al principio, estriba en determinar quién está capacitado para decidir cuál es el orden que se debe de imponer: el de la democracia occidental o el de la Sharia, por ejemplo. Se diría que el orden buscado debe ser el de la razón. Si es así, ninguna de la justificaciones expuestas hasta ahora es válida.
  Visto lo visto, yo me inclino por aceptar un concepto kantiano de justicia según el cual todo ser humano es un fin en sí mismo y la vida humana es un valor universal que no debe ser puesto en entredicho de ninguna de las maneras. Así las cosas toda guerra sería injusta. Aunque me temo que el señor Obama, con la vista puesta en su guerra de Afganistán, tenía en mente más bien la idea de justicia que defiende Trasímaco en La República platónica: la justicia es el interés del más fuerte. Y ahora es cuando entendemos claramente lo que significa “guerra justa”.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Aminetu

 Según el señor Rodríguez Zapatero secuestrar a una persona, meterla en un avión y expulsarla de su país es legal. Según yo lo veo, un gobierno que se escuda en justificaciones y excusas para no cumplir con su deber cuando está en juego la vida de una persona es un gobierno despreciable. Más allá de cualquier otra consideración estamos ante una cuestión moral radical: la defensa de los Derechos Humanos más básicos. Y un país que no ve más allá de sus narices y no se da cuenta de esto se merece un gobierno tan miserable como el que tiene.
 Ahora bien, tampoco hay que cargar todas las tintas contra el gobierno. El problema del Sahara es una de las muchas herencias que aún nos quedan del franquismo (qué razón tenía el dictador cuando dijo que lo dejaba todo y atado y bien atado). Un régimen débil y agonizante regaló a Marruecos un territorio entero, con sus minas de fosfatos y sus habitantes, que cayeron sin que nadie les consultara en las cámaras de tortura de Hassan II, primero y de Mohamed VI, después y que se vieron confinados a vivir detrás de un muro en medio del desierto, uno de los muchos muros de la vergüenza que todavía existen y de los que nadie se acuerda cuando se celebra la caída de otros. Un regalo que aún no se sabe muy bien si tenía como objetivo satisfacer los intereses comerciales y económicos de la caterva de Franco, devolver los servicios prestados a los psicópatas marroquíes que tan bien le sirvieron durante la guerra civil o las dos cosas.
 En cualquier caso el gobierno español ha mostrado un absoluto desprecio por los derechos más elementales de Aminetu Haidar y del pueblo al que representa. Tanto, al menos, como el que lleva durante años demostrando la tiranía marroquí. Dice el gobierno que ha hecho todo lo posible acariciando el lomo de Mohamed VI. En realidad lo único que ha hecho ha sido pretender arrebatar a la señora Haidar el único derecho que todavía le queda: el de declararse en huelga de hambre. A lo mejor si se hubieran cerrado los pasos fronterizos de Ceuta y Melilla hubiera cambiado algo o si se le hubieran apretado un poco las clavijas al sátrapa de Rabat. No lo sabemos porque ni siquiera se ha intentado. Volvemos al principio, sobre cuestiones morales radicales no se discute: se exigen y punto. De la misma forma que no se negocia con terroristas tampoco se negocia con Estados terroristas. Y si ahora resulta que el Rey no puede intervenir siendo el amigo del alma de Mohamed VI entonces no se ve muy bien para qué sirve la Monarquía ni su cabeza, a no ser para darnos la tabarra el día de Nochebuena. Ya sospechábamos que los Derechos Humanos terminan en los aeropuertos, pero ahora tenemos la seguridad absoluta: los derechos Humanos están enterrados en una sala de espera del aeropuerto de Lanzarote.
 Está equivocado de todas formas quien piense que esta es una actitud exclusiva del gobierno del PSOE. El PP ya ofreció su solución al problema: aplicar a Aminetu Haidar la ley de extranjería y expulsarla hacia la muerte en una prisión marroquí. Al fin y al cabo es un problema y hay que solucionarlo, como lo solucionó Aznar drogando a un montón de subsaharianos, encadenándolos en un avión y enviándoles a algún lugar de África, daba igual cual, pues al fin y al cabo eran negros y todos los negros viven en África. Y todos los monos, ¿o no?. La UE, por su parte, exige a España que busque una salida al problema a la vez que permite a Marruecos vender libremente sus cítricos en Europa. La ONU presiona al gobierno para que le de una salida al conflicto mientras acepta sin más las exigencias leoninas de la tiranía marroquí en lo referente al referéndum de autodeterminación del Sahara. Y por último el amigo americano Obama (nuestro y de Mohamed) amenaza con presionar a Marruecos en este asunto, su socio y su aliado más fiel en el norte de África y uno de los clientes más asiduos de su industria de armamento. De la suya y de la española, que no se nos olvide. A los saharahuis los están matando soldados marroquíes con armas norteamericanas y españolas. Esta es la realidad, más allá de las buenas palabras. Obama acaba de defender la guerra justa. El problema es que no sabe lo que es la justicia.
 Si gobiernos que se dicen democráticos y defensores de los Derechos Humanos son incapaces de presionar a un régimen tiránico y totalitario para que respete estos mismos Derechos porque hay intereses económicos, políticos y geoestratégicos que lo desaconsejan, entones esa democracia que dicen defender está corrupta en su misma raíz. No es democracia, es otra cosa, y por lo tanto nada obliga a sus ciudadanos a respetarla. A lo mejor el despreciable gobierno español debería de empezar a tener en cuenta esto.


Apoyo a Aminetu Haidar


viernes, 4 de diciembre de 2009

Hombres rectos

  Faltan sacerdotes en la parroquias católicas españolas. Esta noticia, que debería haber sacudido nuestras conciencias y hacernos correr a la puertas de los seminarios, ofreciendo nuestras almas y nuestros cuerpos para tan noble y sagrada causa, más bien lo que ha hecho ha sido plantearnos una pregunta un tanto insidiosa. ¿Por qué, si resulta que más del noventa por ciento de la población española es católica, según nos recuerdan todos los días los jerarcas eclesiásticos, resulta que nadie quiere ser cura?. A ver si va a ser que lo de la mayoría católica no es tan cierto como nos lo pintan y los católicos tan sólo son mayoría en los libros de bautismo, esos libros donde apuntan a niños de días que prácticamente todavía no han abierto los ojos –en sentido literal, en el figurado hay muchos que se mueren sin abrirlos- y de los que después no te permiten borrarte. Bueno, ahí y en las manifestaciones contra el gobierno, que digo yo que si todos esos que acuden como moscas ante las llamadas de los obispos y de “Intereconomía” cada vez que los gobernantes sacan los pies del tiesto de la ortodoxia integrista se apuntaran al sacerdocio, podríamos exportar clérigos a cualquier país del mundo, ya que no científicos.
  De todas formas, lo que más llama la atención de las declaraciones de los monseñores a este respecto es su idea de que esta falta de vocaciones supone una carencia de “hombres rectos” que sepan dirigir la sociedad. Esta expresión contiene dos términos que merecen ser analizados con un poquito de profundidad. El primero es “hombres”. Según se desprende de esto la jerarquía católica no considera que las mujeres puedan ser rectas. Tampoco podemos extrañarnos mucho cuando toda su religión se fundamenta en la idea de que la mujer es engañadora por naturaleza, una inmoral que convenció al pobrecito Adán de que mordiera la manzana y cayera en la tentación de Satanás. Aunque bien mirado también se podría considerar que, mientras que Adán andaba por el paraíso rezando a Dios y haciendo el canelo, Eva fue la única que se atrevió a acercarse al árbol de la ciencia. Decidan ustedes que versión les gusta más.
  El segundo término que compone la expresión que sirve de título a este artículo es “rectos”. Como se entiende que cuando los obispos hablan de “hombres rectos” no se refieren a aquellos que deben su rectitud a estar atados al poste de alguna hoguera inquisitorial, es de suponer que esta palabra hace referencia a rectitud moral. A poco que uno lea la Biblia podrá darse cuenta enseguida de cual es la moral que predican estos señores: la de un dios vengativo que ordena a un pobre viejo que asesine a su hijo, que degüella sin piedad a los primogénitos de Egipto, que conmina a su pueblo elegido a que extermine a todos sus enemigos, incluidos mujeres y niños y siembre sus campos de sal, que no tienen reparo, incluso, en permitir que su propio vástago sea torturado hasta la muerte para satisfacer sus ansias de poder sobre la humanidad. Aunque si a uno no le apetece leer la Biblia también puede comprobar la “rectitud” de los sacerdotes católicos leyendo las noticias de los periódicos. “Hombres rectos” son aquellos que abusan sexualmente de niños, que los violan y les traumatizan para toda su vida; y hombres rectos son aquellos dirigentes de la Iglesia que primero niegan estos hechos y después los justifican con razonamientos tan acertados como que los curas católicos mezclados en estos sucesos no pueden ser considerados pederastas, sino “efebófilos”. Según esto cualquier asesino en serie podría ser calificado de “tanatófilo”, por ejemplo, y todos nos quedaríamos tan tranquilos. Lo que me tendría que explicar la Conferencia Episcopal es por qué la moral religiosa es superior a mi moral personal, que se fundamenta en el cumplimiento del deber, la libertad y la responsabilidad. Por qué yo y otros como yo no somos hombres rectos. Aunque pensándolo bien la respuesta es clara: porque no somos unos psicópatas pedófilos.
  De todas formas, si lo que quieren los obispos españoles son hombres rectos, no tienen más que girar su vista hacia los miembros (masculinos, por supuesto) del Gobierno, que han decidido hacer oídos sordos al mandato del Congreso y a las sentencias del tribunal de Estrasburgo y no retirar los crucifijos de los colegios. Eso si que es rectitud. Lo que no está tan claro es que sea socialismo.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Alakrana II

Resulta difícil encontrar un asunto público donde tantos hayan dicho tantas necedades como el reciente secuestro del atunero vasco Alakrana. Y la cuestión es que bien mirado el asunto resulta bastante sencillo: unos delincuentes han cometido un delito y hay que tratar de detener a éstos y proteger a los secuestrados. Más o menos como si se tratara de un atraco a un banco con rehenes. Pues resulta que no, que se han hecho tantas estupideces y se han dicho tantas barbaridades que al final a uno le quedaba la impresión de que la gran mayoría de los opinadores en este caso no sabía dónde tenía la mano derecha.
Para empezar, el Gobierno ha realizado una gestión nefasta del asunto. O bien se trata de un asunto de Estado, y entonces hay que utilizar al Ejército, a las fuerzas de la diplomacia y poner en el asador todos los medios que aquél tiene a su alcance, o bien se trata de un asunto privado, y entonces las Fuerzas de Seguridad no tienen que intervenir más de lo que lo harían en cualquier delito del cual fuera víctima un ciudadano cualquiera, ya se cometa éste en Cuenca o en Somalia. Pero mezclar, como se ha hecho, el interés del Estado con los intereses de un armador particular da pie a que al final nadie sepa lo que tiene que hacer. Y para rematarlo el señor Caamaño afirma muy ufano que “España, como país, no ha pagado ningún rescate”. Señor mío, eso se da por hecho. Faltaría más que el rescate de un buque privado se hubiera pagado con los impuestos públicos. La cuestión no es si España “como país” pagó o no el rescate, sino si intervino de alguna manera en la negociación de éste. Y esto, mi querido señor, es algo que ni usted ni nadie puede negar sin que le crezca la nariz.
En segundo lugar el armador del buque secuestrado, como todos los armadores de todos los barcos que faenan en esas aguas, es un señor privado con un negocio privado. Y de la misma forma que no se manda al Ejército a proteger a los joyeros, tampoco hay por qué mandarlo a proteger a un barco pesquero, máxime cuando parece que el barco hizo caso omiso de los avisos de las fragatas de la Armada que le advirtieron que estaba traspasando la línea de seguridad. No creo que ningún marinero se juegue la vida por pescar un atún más o menos, así que la orden de cruzar esas líneas tuvo que partir directamente del armador, y los trabajadores del barco no tuvieron más remedio que acatarla su querían conservar sus trabajos.
En tercer lugar la izquierda folclórica y “progresista” ha sacado a la luz todas sus armas dialécticas para denunciar que los piratas somalíes en el fondo no son más que unos pobrecitos pescadores a los que la voracidad capitalista ha arrebatado los pocos recursos que tenían para ganarse la vida y no han tenido más remedio que echarse al monte para poder subsistir. Esto es muy bonito, pero un pirata es un delincuente, da igual que sea somalí o el de Espronceda. Y en todo caso es un ser humano que puede elegir lo que debe de hacer y ha de ser responsable de sus elecciones. Como no toda la población de Somalia son piratas entiendo que el que ha elegido este camino es porque ha querido, seguramente porque se vive mejor así que labrando la tierra o pescando en la playa. Un rescate de 2,7 millones de euros para repartir entre 60 piratas más o menos da para vivir muy bien, así que mejor dejamos de compadecernos de los que en el fondo no son más que una banda de secuestradores y asesinos. Sea como sea, no creo yo que los trabajadores del Alakrana, como las familias ucranianas embarcadas en el “Ariana”, sean precisamente explotadores capitalistas.
Luego están los exaltados tertulianos de todas las cadenas de televisión que han puesto el grito en el cielo en este asunto. De las muchas opiniones peregrinas que se han alcanzado a escuchar llama poderosamente la atención la de aquellos que afirmaban que puesto que el barco navegaba bajo pabellón vasco (según parece) el Estado español no tenía por qué intervenir. Esto ya es mezclar las churras con las merinas hasta límites inauditos. Porque que yo sepa el País Vasco es parte del territorio español y la “Ikurriuña” es una bandera reconocida por la Constitución. Así, que si un barco que navega con la Ikurriña es asaltado a 650 millas de la costa –en aguas internacionales por lo tanto- el delito se está cometiendo en territorio español –para quien no lo sepa les diré que un barco en aguas internacionales o un avión en el aire son territorio de su país de bandera- y por lo tanto es al gobierno español al que le corresponde intervenir si se da el caso. Es lo mismo que si dijéramos que atracar a una anciana en Barcelona o en Bilbao no es competencia de la Policía española. Pero esto no es nada comparado con algunos opinadores de “Intereconomía” que llegaron a afirmar que había que arrasar Somalia. Supongo que su dictamen hubiera sido bastante mas moderado en el caso de que se tratara de piratas ingleses, holandeses o franceses, es decir, blancos.
Y para terminar, la primera página cargada de moralina casposa del diario “El Mundo” que afirmaba escandalizado que los piratas se habían gastado el dinero del rescate en putas y drogas. Pues miren ustedes, que quieren que les diga, mejor que se lo gasten en eso que no en metralletas y bombas. Vamos, creo yo.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Alakrana I

Si el criterio que el Estado ha aplicado en el caso del atunero “Alakrana” se hubiera aplicado también en el secuestro de Miguel Ángel Blanco, éste seguiría vivo. Esta es una idea que no me puedo quitar de la cabeza desde hace tres días. Y nótese bien que digo Estado. Gobierno, oposición, jueces, policías, servicios de información, todos los que alguna manera han intervenido en el cambio de criterio. Lo que hay que analizar entonces es porqué en el caso de Miguel Ángel Blanco la consigna fue no pactar con delincuentes –aunque eso le costara la vida a un inocente- y en el caso del atunero vasco ha sido la contraria. Lógicamente estas preguntas no tenían sentido en 1997. Tampoco lo tendrían hoy si no se hubieran producido los acontecimientos de 1997. ES la coincidencia de dos hechos tan similares con resultados tan distintos lo que me hace plantearme esta cuestión.
En 1997, se estableció una línea dura de lucha contra el terrorismo por parte del Gobierno –del PP- que fue apoyada sin fisuras por parte de la oposición –del PSOE- que incluía “no ceder ante el chantaje de los terroristas”. Esta fue la excusa que se utilizó para no aceptar las presiones de los asesinos que al final acabaron matando al concejal del PP en Ermua Miguel Ángel Blanco. Insisto, esa fue la excusa y los acontecimientos actuales aclaran todavía más esta cuestión. El asesinato del concejal supuso una movilización sin precedentes de la sociedad española frente al terrorismo de ETA. Una catarsis popular que aglutinó a las masas junto a los poderes del Estado. Un baño de multitudes para los dirigentes políticos que tan valientemente habían actuado ante los asesinos etarras y que encabezaron las manifestaciones de repulsa que se produjeron después de la ejecución del concejal. Cualquiera que sepa un poco de teoría política sabe que el poder necesita de estas adhesiones incondicionales de los gobernados. Cualquiera que además haya reflexionada un poco sobre la vida política española durante los últimos años se habrá dado cuenta de que el PP siempre ha necesitado atentados parra ganar unas elecciones. Los necesitó en 1996, cuando José María Aznar ganó unas lecciones después de un atentado frustrado contra su persona el 19 de abril de 1995. Los necesitó en el 2000, cuando ETA cometió ocho asesinatos –incluidos los de los socialistas Fernando Buesa y Ernest Lluch- aunque todos los medios dieron especial relevancia al del concejal del PP en Málaga José María Martín Carpena, muerto de seis tiros en la cabeza en presencia de su mujer y una de sus hijas. Y los necesitaba en 2004, de ahí las mentiras reiteradas –mentiras que todavía algunos se empeñan en mantener- acerca de la autoría de las masacres del 11 de marzo. En resumen, en 1997 Miguel Ángel Blanco fue un mártir porque el hecho de no negociar con terroristas podía dar votos.
En el caso del Alakrana las reacciones han sido las contrarias. La opinión pública ha presionado al gobierno para que consiguiera la liberación de los marineros secuestrados. La catarsis se ha dado en la dirección de la solución negociada. La oposición del PP se ha puesto a disposición del gobierno para conseguir una salida pacífica al secuestro que no pusiera en peligro la vida de los rehenes, y nadie hubiera perdonado que hubiera muerto uno sólo de los pescadores retenidos por los piratas. Conclusión, en 2009 lo que da votos es negociar con los delincuentes.
Estos son los hechos. Si se me pregunta mi opinión, considero que el primer deber del Estado es salvaguardar con todos los medios a su alcance la vida de sus ciudadanos. En estos días hemos visto a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado escoltando al barco liberado después de 47 días de secuestro, hace doce años los vimos escoltando el féretro de Miguel Ángel Blanco; en ningún momento los hemos visto protegiendo la vida de estos ciudadanos. Por eso en 1997 tuve mis dudas acerca de la responsabilidad subsidiaria el Estado en la muerte de Miguel Ángel Blanco, dudas que, en vista de la actuación de ese mismo Estado en la crisis del Índico me han quedado completamente aclaradas. Si en 2009 se puede negociar con asesinos, en 1997 también. El Estado fue responsable del asesinato de Miguel Ángel Blanco, como lo hubiera sido de la muerte de cualquiera de los embarcados en el Alakrana.
Y la próxima semana les contaré porqué nadie de los que han intervenido en este caso, o de los que han hablado de él, tiene razón.

viernes, 13 de noviembre de 2009

2012

Las profecías tienen una cualidad cuando menos curiosa: siempre son verdaderas. Desde el momento en que toda expresión profética requiere esencialmente de una interpretación, cualquiera puede interpretarla como le parezca más conveniente. De esta forma, si la profecía no se cumple –lo que suele ser lo habitual- siempre se puede acudir al socorrido remedio de que estaba mal interpretada: el fallo, pues, estaría en las interpretaciones y no en la profecía misma. Otro modo de hacer verdadera una profecía es no enunciarla, mantenerla en el secreto y, una vez que se haya producido un acontecimiento lo suficientemente importante como para ser digno de haber sido profetizado, desvelar el misterio y anunciar que dicho hecho ya había sido predicho por alguien en algún sitio. Este es el caso archiconocido de los dos últimos misterios de Fátima, que al parecer predecían la caída de la Unión Soviética y el asesinato de Juan Pablo I. Eso si, sólo se dieron a conocer una vez se hubieron producido dichos acontecimientos –para algo eran misterios –y, voilá, acertaron plenamente.
Viene esto al caso de las predicciones –puestas estos días de moda por haber sido llevadas al cine- acerca del anuncio que al parecer hace el calendario maya sobre la proximidad del fin del mundo: exactamente en el año 2012. Uno ha visto ya tantos fines del mundo –más o menos uno por año- que me permitirán que me muestre un poco escéptico ante dichos avisos. Para empezar, la profecía del fin del mundo de los mayas ya se ha cumplido para ellos. El mundo que los mayas conocieron, que para ellos, como para cualquiera, era el único mundo real –el mejor de los mundos posibles- tocó a su fin con el descubrimiento de América y la posterior colonización española. En este sentido podríamos decir que la profecía maya acerca del fin del mundo ya ha sido realizada, el problema es que ya no quedan mayas que puedan corroborarlo. Pero hay otra cosa que llama poderosamente la atención en este tipo de profecías, y es el hecho de que aquellos que las interpretan caen de forma inconsciente en el etnocentrismo en el que han sido educados. De tal forma que se anuncia el fin del mundo para el año 2012, olvidando que dicho año se fecha a partir del nacimiento de Cristo –es el año 20012 de la era cristiana- y que se cuenta según del calendario gregoriano. Ya es dudoso que los mayas conocieran a Cristo, pero mucho más dudoso es que supieran de la existencia de un emperador romano que decidió de forma arbitraria instaurar un calendario que tiene que ver con conocimientos propios de la cultura occidental, es este caso de la cultura greco-latina.
Es decir, que según la profecía maya, y de cumplirse ésta, el único mundo que desaparecerá será aquel que se rige por el calendario gregoriano: el mundo occidental-crsitiano. Pueden, pues, estar tranquilos los musulmanes, pues ellos viven en el año 1429, más o menos, así que todavía les quedan unos cuantos para llegar al 2012. Mucho más tranquilos pueden estar los chinos, que viven en el año del búfalo –hasta donde yo se no existe el año de los 2012 búfalos-, y mucho más todos aquellos pueblos primitivos que carecen de calendario. Eso sí, cuando en el año 2012 no se acabe ningún mundo, entonces los que de verdad se han creído estas profecías –que seguro que son muchos más de los que ustedes y yo nos podemos imaginar- dirán que el problema es que se han interpretado mal. Así que seguirán siendo verdaderas. ¡Viva la Ilustración!.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Afganistán y la democracia occidental

Me había prometido a mi mismo no hablar del Premio Nóbel de la Paz concedido a mister Obama. Al fin y al cabo sujetos como Henry Kissinger, El Dalai Lama, Frederick Le Clerk o Menahem Beguin también se han visto agraciados con el susodicho galardón, así que a su lado el actual presidente de los Estados Unidos de América es un premiado más que digno. Pero los recientes sucesos ocurridos en Afganistán hacen que se revuelva todo tanto que al final uno tiene que acabar hablando de lo que no quiere, empezando por el Premio Nóbel de la Paz y terminando por nuestra Ministra Carme Chacón.
Para centrar el tema, en las últimas (yo diría que en todas las acepciones semánticas del término) elecciones celebradas en Afganistán, el actual presidente Karzai, apoyado por los Estados Unidos y la UE se alzó con la victoria haciendo, como ya dije en una ocasión “más trampas que un tahúr del Mississippí”. Tan descarado fue aquello que al final sus valedores internacionales no tuvieron más remedio que aceptar la evidencia y obligar -bien que con la boca pequeña- a un nuevo recuento, en el que volvió a resultar ganador el ya citado señor Karzai, eso si con una diferencia más reducida frente a su principal rival Abdulá Abdulá, lo que a su vez obligaba a celebrar una segunda vuelta. Resulta que de pronto el señor Abdulá, no se sabe aún muy bien por qué, (uno ya está un poco harto de esos líderes renovadores y revolucionarios que se esconden debajo de la tierra mientras sus acólitos son los que pagan el pato con su propia sangre, véase el caso de Irán) decide no presentarse a esta segunda ronda electoral. Conclusión, que como no hay rival se anula la segunda vuelta, se da por ganador al señor Karzai –el mismo que había hechos las trampas la vez anterior- que al final ve recompensados sus fraudulentos esfuerzos y los líderes internacionales empezando por el honorable Nóbel de la Paz se apresuran a reconocer un régimen bastardo, salido de unas elecciones bastardas. Teniendo en cuenta que esos líderes internacionales son los adalides de la democracia occidental a uno no le queda más remedio que pensar que la bastardez forma parte esencial de la misma, y que lo que intentan vendernos como Democracia no es más que un compadreo entre unos cuantos tipos ansiosos de poder y manejados por los grandes intereses económicos. Lo lógico y lo democrático hubiera sido que se hubiera celebrado la segunda vuelta con el Presidente Karzai como único candidato, y comprobar el grado real de apoyo popular que tiene. El problema habría sido que la abstención como muestra de rechazo al candidato hubiera sido superior a los votos recogidos por éste. Eso no sólo le habría deslegitimado: también habría forzado a los líderes internacionales a tener en cuenta la abstención es sus elecciones internas como una opción política. Y si eso ocurre a lo mejor nos encontramos con que ni uno solo de los gobiernos occidentales está legitimado.
Así que ahora mismo Afganistán se mueve entre unos talibanes fanáticos y unos gobernantes corruptos apoyados por Occidente. Una guerra que gane quien gane va a tener un perdedor claro: el pueblo afgano, que ya ahora mismo cuando no se ve masacrado por las bombas de los aviones de la OTAN se ve aniquilado por las grabadas de mortero de los talibán. En Afganistán, con Karzai o sin Karzai, con talibán y sin talibán, las mujeres siguen siendo trozos de carne inexistentes ocultas debajo de un burka. Afganistán, con Karzai o con los talibán, sigue siendo el primer exportador mundial de opio. Lo que nos lleva a la conclusión de que la única vez que en Afganistán se han dado unas condiciones mínimas de progreso fue bajo el gobierno auspiciado por la Unión Soviética. Ese gobierno que la CIA se encargó de eliminar armando a los mismos talibanes a los que ahora se pretende desarmar. Por mucho que se empeñe la señora Chacón, la misión del Ejército en Afganistán no es una misión de paz, ni tampoco una misión de guerra: es una misión que tiene como objetivo mantener en el poder a un gobierno ilegítimo mientras la gente –que al fin y al cabo, no le interesa a nadie- sigue viendo como entre unos y otros le destrozan cada día un poco más la vida. Esa debería ser la razón exclusiva para retirar las tropas de Afganistán y no el hecho de que mueran algunos militares, algo que –por triste que resulte- al fin y al cabo no deja de ser su oficio.
La única solución posible para arreglar el problema afgano pasa por destituir al señor Karzai y dejar el gobierno del país en manos de la ONU. Como esto no se va a producir la solución menos mala es que se retiren todas las fuerzas internacionales. Así al menos los afganos sabrán de dónde les vienen las balas

viernes, 30 de octubre de 2009

Poner la otra mejilla

La pasada semana surgió una noticia que curiosamente pasó desapercibida en casi todos los grandes medios de comunicación. Según parece el PSOE ha solicitado al Gobierno la exención fiscal para aquellas empresas que contribuyan a organizar la vivita del Papa a España en el año 2011, aduciendo como razón fundamental para tamaño despropósito que la susodicha visita es de un interés público sin precedentes.
A mí, que no soy del PSOE, ni católico, y que pertenezco a esa "amplísima clase media” -Fernández de la Vega dixit- que va a cargar sobre sus espaldas la subida de impuestos que el Gobierno del Partido Socialista prepara para el año que viene, se me vienen a la cabeza varias ideas a propósito de esta ocurrencia. En primer lugar, por empezar por lo más sencillo, la anunciada visita papal no es una visita oficial, sino que se corresponde con el Encuentro Mundial con la Juventud (o algo así, no recuerdo muy bien el nombre del evento), de tal manera que, teniendo en cuenta que no se van a tratar temas de Estado –como por ejemplo que el Vaticano deje ya de meterse en los asuntos internos de países bastante más democráticos que él- los únicos que estarán públicamente interesados en el acontecimiento serán aquellos que acudan a él: un montón de adolescentes hipócritas.
La segunda cosa que a uno se le ocurre, aparte de lo más sencillo, es lo más evidente. Cómo es posible que el PSOE tenga la caradura de proponer algo así cuando ha perpetrado la mayor subida de impuestos de la democracia. Subida que impuestos, además, que afecta únicamente a las clases medias y bajas. No estaría de más escuchar a la señorita Pajín ahora, pidiendo solidaridad a los que conservan su empleo, cuando aquellos que organizan una visita exclusivamente privada para un grupo exclusivamente privado van a verse beneficiados por una rebaja fiscal. O a lo mejor la señorita Pajín y el resto de sus compañeros de Partido –empezando por el señor Rodríguez Zapatero- aún no se han enterado de que constitucionalmente España es un estado aconfesional, que la religión es un asunto privado de cada cual y que la mayoría católica de España es tal porque a los que nos bautizaron a la fuerza ahora no nos dejan salirnos del club. Aunque yo más bien creo que lo que no saben ni la señorita Pajín ni sus compañeros de Partido es lo que significa la palabra “socialista”.
Y en tercer lugar lo que se me ocurre es que el actual gobierno, dejando a un lado sus meteduras de pata y su incompetencia supina, es rematadamente tonto. Porque vamos a ver, cuando un señor no hace más que entrometerse en asuntos que no le corresponden y que son competencia exclusiva del Gobierno, cuando los representantes de este señor en España, empezando por el ínclito monseñor Rouco, están todos los días llamando asesinos e inmorales a los miembros de ese mismo Gobierno, cuando les montan manifestaciones cada tres por cuatro, cuando tienen una emisora de radio cuya programación exclusiva consiste en insultar al Presidente y a sus Ministros, cuando intentan imponer a todos los españoles una moral que es exclusivamente suya y que de ninguna manera ha demostrado que sea superior a la que pueda tener yo personalmente, por ejemplo, cuando todo el mundo sabe que ese famoso encuentro con la juventud no va a ser más que una excusa para volver a repetir los mismos insultos y las mismas barbaridades que ya estamos acostumbrados a ver, proponer encima ayudar a los que te van a hundir en el fango todo lo que puedan es de ser rematadamente idiota.
A lo mejor es que el Gobierno y sus ideólogos piensan que así van a calmar a los obispos, como intentan calmarlos con las rebajas fiscales a la Iglesia Católica o con el mantenimiento de la clase de Religión. A lo mejor es que el Gobierno se ha creído eso de que hay que poner la otra mejilla y a lo mejor hasta está muy bien poner la otra mejilla, no digo yo que no. Pero hacerlo cuando te han partido la cara unas cuantas veces ya, es de ser bastante lelo.

viernes, 23 de octubre de 2009

Escolarizar no es educar

En España la educación es obligatoria hasta los 16 años. Más o menos esto lo sabe todo el mundo. Sin embargo, en algún momento del camino las familias, la Administración e incluso los profesores decidieron que lo que resulta obligatorio no es la Educación, sino la Escolarización. Escolarizar es tener a los alumnos encerrados en un aula durante siete horas diarias de lunes a viernes. Educar es no sólo transmitir actitudes y valores sino también –y esto frecuentemente se olvida- enseñar, transmitir conocimientos.
Así las cosas no es de extrañar que las autoridades educativas –tanto las estatales como las autonómicas: no existen diferencias en este respecto- hagan todo lo posible por salvaguardar la obligatoriedad de la escolarización. Para la administración el problema más grave de la educación es el absentismo escolar –que es un problema de escolarización- y ha tomado medidas como la clausura a cal y canto de los centros escolares (algún día habría que investigar la relación entre la conversión de los centros de enseñanza en sistemas entrópicos cerrados y el aumento de la violencia escolar) o multar a los padres cuyos hijos no acuden a clase. Ninguna medida se ha tomado en cambio para obligar a los alumnos a educarse, a aprender. Y ante las catastróficas cifras de fracaso escolar o las dramáticas conclusiones de los Informes PISA, lo único que se ofrecen son excusas –eso si algún sesudo catedrático de pedagogía no decide quitarles importancia-.
Ante esta ceremonia de la confusión no es raro que los Institutos de Bachillerato se hayan convertido en guarderías donde vigilar a los hijos de aquellos que deben acudir a su trabajo; los alumnos no aprenden nada porque no están ahí para eso sino para pasar el rato mientras sus progenitores concilian su vida laboral y familiar; y los profesores no enseñan nada porque no es esa su función, sino hacer de canguros o de guardias civiles, según los casos, y procurar divertir a sus niños para que al menos no se aburran.
Lo peor es que como la educación ha dejado de ser obligatoria tarde o temprano su función social la acabará asumiendo la Universidad, dejando de lado la suya propia de formación científica e intelectual de alto nivel. Lo que no está claro es quien asumirá entonces la función de la Universidad, pero más vale que se encuentre pronto una solución porque si no el futuro que nos espera es más que negro.

viernes, 16 de octubre de 2009

Pornografía

Hoy se ha dado a conocer la nueva Ley General Audiovisual que entre otras cosas regula los contenidos que las distintas cadenas pueden y no pueden emitir. Llama poderosamente la atención –no tanto por su letra sino por su posible significación- algo de los que todos los medios de comunicación se han hecho eco: la prohibición de emitir pornografía en abierto. Dejando a un lado el cinismo de la prohibición “en abierto” de contenidos eróticos o sexuales, según lo cual aquél que tenga dinero para pagarlo podrá acceder a ellos, de la misma forma que cualquier menor que controle la tarjeta de crédito de su padre –que hay muchos- si esta norma se aplicara de forma estricta el noventa por ciento de los programas –incluidos los informativos- estarían condenados a PPV.
El término “pornografía” procede del griego, como casi todos, y su significado literal es “vergüenza gráfica”. Es decir, la pornografía es la plasmación gráfica de aquello que pueda avergonzar al espectador, o que en sí mismo conlleve algún contenido vergonzante. En otras palabras, la pornografía es la exhibición pública de las vergüenzas, propias o ajenas. Parece bastante claro que, si hablamos de pornografía en estos términos, la significación referente a los actos sexuales más o menos explícitos es una de los muchas que puede adoptar esta palabra.
Dicho esto podemos ensayar un pequeño divertimento acerca de todos aquellos programas –o contenidos de programas- que encajarían dentro de la definición estricta de “pornografía”. Por supuesto, y en primer lugar, los llamados “programas del corazón”, que no tienen ningún reparo en agitar el morbo de los espectadores a base de enseñar determinados comportamientos de los famosetes de turno que deberían quedar en el estricto ámbito de la vida privada. Comportamientos que serían sonrojantes si los periodistas o los protagonistas de sus historias tuvieran un mínimo de vergüenza. Quizás como no la tienen alegarán que, al fin y al cabo, esa carencia elimina todo rastro pornográfico de aquello que hacen. Así y todo, no cabe ninguna duda de que estas emisiones pueden ser calificadas sin ningún género de dudas como pornográficas.
En segundo lugar resultan pornográficos todos los formatos de telerrealidad, desde “Gran Hermano” hasta “Fama” u “Operación triunfo” y los programas tipo “El Diario de… (quien sea)”, donde una serie de lo más heterogénea y cutre de personajes se dedica a contar a todo aquel que quiera escucharles sus vergüenzas más íntimas. Dejando a un lado el hecho de que los participantes en estos programillas sean actores o no, lo que está claro es que son pornográficos en dos sentidos: primero porque consisten única y exclusivamente en sacar a la luz las vergüenzas de sus protagonistas, como ya se ha dicho, y segundo porque causan vergüenza ajena.
En tercer lugar muchos de los contenidos de los informativos son pornográficos. Y si no, no véanse aquellos que están relacionados con la trama “Gürtel”. Los dirigentes del PP enfrascados en una lucha de todos contra todos para intentar quitarse de encima el muerto de la corrupción. Unos que dicen que se van pero no se van, mientras a otros los echan pero no los echan, y al final el que se tiene que ir no se va ni le echan porque resulta que tiene un amigo que es juez y le saca las castañas del fuego. Y mientras tanto unos y otros llenándose cada vez más los bolsillos (qué razón tenía Platón cuando decía que los gobernantes no debían de tener nada en propiedad, porque era la única forma de que no ambicionaran nada). Volvemos de nuevo al caso de los programas del corazón. Aunque está claro que ninguno de estos individuos tiene vergüenza, eso no quita para que esto no sea pornografía dura.
Y por último los programas deportivos, que no contentos con adular, como si de dioses modernos se tratara, a sujetos que cobran millones de euros al año por dar cuatro patadas a una pelota una vez a la semana en un país con cuatro millones de parados, ahora nos sacan a tipos como Maradona diciendo a no se quién que se vaya a chupar no sé qué cosa.
Visto lo visto, lo que menos pornográfico resulta es ver a un señor y a una señora (o a dos señores o a dos señoras) echando un polvo en pantalla. De todas formas, bienvenida sea la nueva ley si va a servir para limpiar la televisión de toda la bazofia que la invade. Aunque me temo que esa bazofia da el suficiente dinero como para poder seguir emitiéndose en horario infantil.

sábado, 10 de octubre de 2009

Impuestos solidarios

Ciertamente si hay una nación desagradecida y cerril esa es España. La última demostración de este carácter infame que nos adorna a los españoles la hemos dado con la subida de impuestos anunciada por nuestro progresista gobierno. Porque hay que ser desagradecido para criticar algo que nos va a venir tan bien a todos, sobre todo a aquellos que viven de su trabajo y cobran esos sueldos tan estupendos que apenas alcanzan los mil euros. Y es de una cerrilidad supina no comprender la lógica interna de este aumento de la carga impositiva. Aunque de esto tampoco tenemos la culpa los pobrecitos españoles de a pie. Hay que ser un auténtico sabio para poder captar las sutilezas intelectuales que jalonan el discurso de mentes tan privilegiadas como las de Leire Pajín.
Porque vamos a ver, lo lógico –y a ver si lo entendemos de una vez- es subir los impuestos a los trabajadores, que al fin y al cabo son los únicos que los pagan. No tiene ningún sentido aumentar la fiscalidad de las SICAV o mantener el Impuesto sobre el Patrimonio. Si todos sabemos que los ricos no pagan impuestos y nos hace falta el dinero para mantener esa política social que tanto beneficia a los pobres, entonces tiene que ser a los pobres a los que les suban los impuestos. Esto está claro, y el que no lo entienda es que es un comunista que seguro que además fuma y el humo del tabaco le nubla el juicio..
Hay también algún cerrulo que dice que subir el IVA va a disminuir el consumo. Eso le podría pasar a un gobierno que no fuera tan sapiente como el nuestro. Porque la solución a este problema está clara. Lo que hay que hacer es penalizar fiscalmente el ahorro. De esta forma la gente no ahorrará y se gastará todo lo que pueda, con lo cual el consumo quedará a salvo y además, como los impuestos indirectos han aumentado, se recaudará un dinerillo extra que vendrá muy bien para completar las pensiones de los directivos del BBVA que se jubilan anticipadamente, dando todo un ejemplo de solidaridad y dejando su puesto de trabajo para los más jóvenes.
Y es que Elena Salgado no es una incompetente, por mucho que las lenguas viperinas se empeñen en demostrar lo contrario –ya sabemos que la envidia es el deporte nacional-. El hecho de que antes de ser Ministra de Economía fuera Ministra de Sanidad lo único que demuestra es que la mujer está buscando su sitio. Que por otra parte es lo que pretenden nuestras leyes educativas tan modernas. Y la prueba del éxito de éstas la tenemos en la reciente visita de nuestro presidente del Gobierno a Estados Unidos. Nadie en su sano juicio podrá decir que el señor Rodríguez Zapatero no es un padre progresista y de izquierdas que ha entendido perfectamente los presupuestos básicos de la LOGSE. Cualquier otro carca hubiera pensado que una audiencia con el presidente de los Estados Unidos exigía de sus hijas una mínima etiqueta. Pero el señor Zapatero no es ningún carca, así que permite que sus retoñas se fotografíen junto al hombre más poderoso del mundo según les dicta su buen criterio. Él no es un facha de esos que corren por ahí y dicen que hay que ilustrar a los jóvenes, no señor. Él deja que sus hijas desarrollen sus potencialidades.
Y para terminar una última muestra de la altísima capacidad intelectual de la señorita Pajín, que expuso con una claridad pedagógica sin parangón la clave de esta subida de impuestos. Porque a nadie se nos ha ocurrido –porque repito, somos unos carcas cerrados de mente- que “aquellos que han tenido la suerte de conservar su puesto de trabajo tienen que hacer un esfuerzo de solidaridad con los que lo han perdido”. Diga usted que sí, inteligencia iluminada. El conservar o perder el empleo es cuestión de suerte. No tienen nada que ver en ello las prácticas abusivas de los empresarios. Y como los empresarios no tienen nada que ver con el paro, los responsables últimos de que haya cuatro millones de parados son los trabajadores que aún no han perdido su trabajo. Así que lo lógico es que sean coherentes con su situación, sean conscientes de la suerte que tienen y les paguen los subsidios a los que son menos afortunados. Así se hace una revolución, si señor. Y por si había alguna duda la señora Fernández de la Vega nos recuerda que el peso de la subida de impuestos recaerá sobre la “amplísima clase media”. Queda claro, pues, que la clase media son todos los trabajadores que no han perdido su empleo y son ellos los que tienen que sufragar la política social del gobierno. Al fin y al cabo son sus destinatarios. Los ricos acuden a hospitales privados y llevan sus hijos a escuelas privadas. Resulta injusto, por tanto, que la sufraguen. Y ante todo está la justicia social, faltaría más, que para eso somos más de izquierdas que nadie.
Espero que esta breve y amena lección haya servido para explicar por qué es tan buena la subida de impuestos y que a partir de ahora nadie pueda ya ponerla en duda y así, unidos como hermanos solidarios y progresistas que somos, salgamos a la calle enarbolando banderolas de color arco iris para dar gracias por tener un Gobierno tan sabio y tan preocupado por nuestro bienestar. He dicho.

viernes, 2 de octubre de 2009

Menos mal

Tenía yo pensado escribir algo sobre la tan magnífica subida de impuestos que nos ha preparado el Gobierno del señor Zapatero, pero como la actualidad manda me he decidido por dedicar este espacio a un tema absolutamente coyuntural. Y espero que sea tan coyuntural que se termine aquí definitivamente. Me refiero, como no, a la designación de la ciudad sede de los Juegos Olímpicos de 2016 y a la agradable noticia de que finalmente éstos han ido a parar a Río de Janeiro y no a Madrid. Agradable noticia para los madrileños, por supuesto, no para los cariocas, que mucho me temo que ahora tendrán que pasar por todo aquello a lo que ya me veía condenado si algún viejo dios Olímpico no se hubiera apiadado de nosotros y no hubiera iluminado las mentes de los miembros de COI.
Una vez que ha pasado el susto y se van apagando poco a poco las ínfulas patrioteras podemos hacer un ejercicio de fantasía e imaginar que hubiera pasado si Madrid hubiera sido la encargada de organizar los Juegos Olímpicos. Las obras que hasta ahora estamos sufriendo hubieran sido una broma al lado de las que nos esperaban. Toda la ciudad levantada durante seis años para un evento que dura escasamente un mes. Una subida desproporcionada de los impuestos municipales, porque parece mentira que hubiera gente que creyera que esto iba a salirnos gratis a los madrileños: un acontecimiento de este tipo se paga, y lo pagan los ciudadanos, no las empresas: esas sólo se llevan el dinero. Los que hubieran tenido la desgracia de trabajar el mes de julio (o agosto) de 2016 ya podrían ir pensando en levantarse de la cama a las cuatro de la mañana para llegar mínimamente justos a su puesto de trabajo, con todas las calles cortadas al tráfico para recibir a las delegaciones de mandatarios extranjeros, a los deportistas famosos y a toda la caterva de chupones de todo tipo que arrastra un espectáculo de este tipo.
Esto es un ejercicio de fantasía. Ahora vamos a analizar la realidad. Si los juegos Olímpicos se le hubieran concedido a Madrid, se le hubieran concedido a la capital de un país donde se imputa a los jueces que intentan juzgar a un dictador; donde políticos corruptos hasta la médula quedan impunes porque el presidente del Tribunal que tiene que ver su caso es íntimo amigo suyo; donde este mismo presidente del Tribunal queda tan impune como su amigo el político después de haber prevaricado de forma evidente y flagrante; donde existen cerca de cuatro millones de parados, muchos de los cuales no cobran ningún tipo de subsidio y no tienen prácticamente nada que llevarse a la boca; donde a los turistas les quitan la cartera en cualquier esquina –esto para los listillos que dicen que Brasil es un país muy pobre y muy peligroso-. Un país que según los últimos informes del FMI va a ser el último en salir de la recesión económica; donde los banqueros y los constructores hacen lo que les da la santa gana sin que nadie les ponga freno. Un país que tiene los adolescentes más tontos de Europa y gran parte del mundo; donde se ha recortado la inversión para Investigación en más de un 15% -según los últimos datos-; un país donde el personaje más famoso y más importante es una macarra de San Blas que se llama Belén Esteban; donde se maltratan animales en los festejos populares sin el menor recato, encima con el apoyo de los políticos aprovechados de turno; un país donde lo único que interesa es el fútbol y la televisión basura, y todo ello apoyado por las más altas instancias; un país donde se hablan diecisiste idiomas distintos Un país, en resumen, que es más del Tercer Mundo –en el sentido más peyorativo del término- de lo que nunca lo ha sido Brasil.
Pero es que además cualquier profano sabe que los Juegos Olímpicos se alternan entre los continentes. Si los del 2012 se los dieron a Londres, los del 2016 tenían que corresponder a una capital no europea. ¿Eso no lo sabían los miembros del Comité Organizador que embarcaron a la ciudad y al país en una guerra perdida de antemano?. ¿Y si lo sabían por qué lo hicieron?. ¿Quién va a pagar ahora todo lo que se han gastado en la fiestecilla que se han montado hasta llegar a Copenhague?. Pues los madrileños, a los que de momento nos han cargado con un impuesto sobre las basuras, y los que vendrán –que, por cierto, a partir de ahora va reciclar Rita-. Desde luego los que no lo van a pagar son los Bigotes y los Camps de turno, que ya se estaban frotando las manos y se les ha fastidiado el negocio.
Y por último, seamos serios. Si a usted le ofrecen la posibilidad de pasar un mes de vacaciones con todos los gastos pagados y viviendo a todo lujo, ¿dónde preferiría ir, a Río de Janeiro o a Madrid?. Pues eso.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Desgobierno

Los gobiernos democráticamente elegidos tienen el derecho y la obligación de gobernar. Esto incluye elaborar todas aquellas leyes que consideren necesarias para el buen funcionamiento del Estado. Los ciudadanos deben valorar la adecuación o no de esas leyes a los problemas del país y revalidar o revocar en las urnas el mandato del gobierno de turno en el momento oportuno. Este es el procedimiento establecido desde que en el siglo XVII John Locke estableciera las bases de la democracia liberal. En principio, pues, un gobierno puede y debe legislar como su buena conciencia le dicte. Ahora bien, hay muchas formas de gobernar, pero sólo hay una de no hacerlo: la actuación de un gobierno no debe venir marcada a golpe de urna, por el populismo o por la elaboración de leyes ad hoc que den respuesta a hechos puntuales en momentos puntuales y no se fundamenten en necesidades sociales globales. Cuando eso ocurre es el propio país el que pierde el rumbo. Sirva esto como introducción para mostrar cómo en los últimos días dos gobiernos de distinto signo han dictado resoluciones que se enmarcan en esta línea.
En primer lugar, el Gobierno Central de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) anda a vueltas con la intención de subir los impuestos. Vayan por delante dos cosas: la primera, evidente, es que sin impuestos un Estado no se puede sostener. Las segunda, también evidente, es que el déficit público que obliga a esta subida no viene propiciado por el aumento de parados y el subsiguiente cobro de los subsidios de desempleo –nadie se cree que un subsidio de paro de menos de mil euros mensuales pueda arruinar la Seguridad Social de un país del Primer Mundo- sino por los regalos que tan generosamente ofreció el Gobierno a bancos y empresas en los comienzos de la crisis. A partir de aquí empieza la cadena de despropósitos. En un primer momento la Ministra Salgado anuncia que se van a tocar todos los tramos del IRPF. Como eso supone gravar a las rentas de las clases medias y bajas –y éstas lógicamente protestan- se cambia de estrategia, y se anuncia una subida del IVA y de los impuestos indirectos. Esto supone no sólo una penalización para las rentas más bajas, sino una paralización del consumo y el consecuente agravamiento de la crisis –aquí el señor Díaz Ferrán tiene razón, aunque no se haya dado cuenta-. Más tarde el señor Zapatero anuncia que “nunca cederá ante los poderosos”, sin saber muy bien cómo se traduce eso a efectos del aumento impositivo. El caso es que el déficit público actual es de 17 millones de euros, déficit fácilmente enjugable con los 18 millones que se recaudaban por el Impuesto sobre el Patrimonio –aquel que pagaban los que tienen un patrimonio, es decir, los ricos- y que tan graciosamente el gobierno eliminó el año pasado. En suma, un montón de insensateces y ninguna idea clara –sea la que sea- provocado por su intento de contentar a todo el mundo.
El segundo de los ejemplos es el protagonizado por el Gobierno autonómico de la Comunidad de Madrid de la señora Esperanza Aguirre (PP) y su Ley de Autoridad del Profesor. No hace falta ser un lince para darse cuenta que la causa eficiente de esta Ley son los recientes sucesos de Pozuelo y nada más. Pero es que además esta Ley es innecesaria, porque el Código Penal ya reconoce la autoridad del profesor como Funcionario Público (lógicamente, mal que le pese al afán de la señora Aguirre de sacar votos de donde sea, sólo tienen autoridad pública aquellos que forman parte de algún estamento público) y señala como delito de atentado a Funcionario Público en el ejercicio de sus funciones las agresiones a éstos. Lo que debería hacer el Gobierno de Madrid es tramitar las denuncias de agresiones a profesores desde esta perspectiva y no darles una palmadita en la espalda y pedirles tranquilidad. Pero es que además para que los alumnos y sus familias respeten a los profesores debería ser la propia Administración la que diera ejemplo, y no despreciarles cargándoles cada vez más con trabajos burocráticos de todo tipo mientras su sueldo disminuye proporcionalmente, o no quitarles la razón sistemáticamente en cualquier conflicto con un alumno o sus padres. En cuanto a la peregrina idea de poner tarimas en las aulas para controlar mejor a la clase, ésta se controlaría mucho mejor si en vez de treinta alumnos tuviera quince, y no haría falta gastarse el dinero en estupideces. Una Ley absurda e inútil, por tanto, propiciada por la demagogia de la que constantemente hace gala nuestra lideresa.
Y un último ejemplo: PSOE y PP –los dos a una- se ponen de acuerdo para vetar en el Senado una propuesta que pretendía penalizar a los festejos populares en los que se maltrataran animales. Y es que en este país de bárbaros si un alcalde quiere mantener su puesto no tiene más que ofrecer cuanta más barbarie mejor. Ahora bien, si quiere perder las elecciones el camino más corto es intentar ilustrar a sus congéneres. De Goya lo único que queda ya es el nombre de una calle

sábado, 19 de septiembre de 2009

Nuevos bárbaros

La sociedad como tal no existe. No existe algo así como una entidad autónoma y superior a los individuos que actúa de forma independiente de éstos y que dirige o controla sus acciones. Lo que llamamos sociedad no es más que un conjunto de relaciones entre sujetos y un cúmulo de derechos y obligaciones que surgen de éstas y que aquéllos pueden libremente decidir si cumplen o no. Por eso, no se puede culpar a la sociedad de sucesos como los de Pozuelo, provocados por individuos libres sometidos a una serie de relaciones de la cuales la más básica de todas es la que se establece dentro de la familia. Culpar a la sociedad sin pararse a pensar qué es lo que se quiere decir con ello es tan sólo una forma de escapar del problema, buscar una explicación mítica para algo que debería ser analizado racionalmente.
Ya se ha dicho en otras ocasiones que resulta muy dudoso el derecho de los padres a decidir la educación que sus hijos reciben en la escuela –y casos cómo éste que nos ocupa no hacen sino reafirmar esta idea- pero lo que resulta indudable es el deber que tienen de educar a sus hijos. Y este deber no se reduce a colaborar más o menos con los profesores o con el colegio. Con esto, la responsabilidad de la institución se carga sobre los hombros de la institución escolar –y, en última instancia, sobre los de la sociedad-, y los padres, de ser protagonistas de la labor educadora pasan a ser simples “colaboradores”. En realidad, la Escuela no necesita que las madres y los padres colaboren con ella para cumplir con su función de formar e ilustrar a los alumnos, algo que no lo olvidemos, es por lo que existe y por lo que cobran un sueldo los profesionales que trabajan en ella. Lo que la Escuela exige de las familias de los alumnos es que cumplan con su deber social y asuman la responsabilidad de educar a sus vástagos, en vez de acusar a la sociedad de aquello que ellos no saben o no quieren hacer. Lo medios de comunicación y las nuevas tecnologías no son ni buenos ni malos: no comportan en sí mismos un contenido moral. Es a los progenitores a los que compete decidir qué programas de televisión deben ver sus hijos o controlar las condiciones en las que acceden a la Red. No se puede culpar sin más a la televisión y a Internet de todos los males que afectan –supuestamente- a la juventud. Si un adolescente se emborracha todos los fines de semana es responsabilidad de sus padres evitarlo –dejarle claro que el botellón no es cultura, y que no existe una “cultura” del botellón- y no desviar las culpas hacia una sociedad a la que califican de “enferma”, porque si una sociedad está enferma es porque sus componentes y las relaciones que se establecen entre ellos –y la familia es la más fundamental de estas relaciones: es allí donde los ciudadanos acceden a la socialización desde el momento de su nacimiento- lo están previamente. Si alguien considera que no puede asumir responsabilidades de este tipo porque su vida aboral o su situación socio-económica se lo impide entonces la actitud racional y responsable es no tener hijos. Pero no, tenerlos y desentenderse de su educación como quien tiene un canario. Ésta, y no otra, es la razón de que hechos como los de Pozuelo sean cada vez más frecuentes. Si los que tienen que ejercer de padres siguen dimitiendo de su deber da igual que nuestros adolescentes sean los más listos o los más tontos de Europa. De cualquier forma seguirán siendo bárbaros: nuevos bárbaros

sábado, 12 de septiembre de 2009

Lecciones de cinismo

Difícilmente se podrá encontrar otra semana como ésta, en la cual las noticias más relevantes han tenido como protagonista absoluto al cinismo más descarnado. Ni siquiera es ya hipocresía: es cinismo puro y duro. Aunque quizás esa sea la tónica general y la expresión con la que ha comenzado este artículo la semana que viene se vea superada con creces. Aún así, la demostración cínica por parte de unos y de otros, de éstos y aquellos ha sido tan espectacular que necesitaríamos tres blogs como éste para hacer un análisis mínimamente exhaustivo. Permítaseme, dadas las circunstancias, que me remita a un breve resumen de lo ocurrido, lo más objetivo posible, y que cada uno saque sus propias conclusiones.
El Gobierno anuncia una subida de impuestos. Todavía no sé de que se extraña la gente: el dinero que se ha regalado a los bancos y a las empresas en esta crisis tan extraña hay que recuperarlo de alguna manera. Este anuncio se hace tan sólo unos meses más tarde de que este mismo Gobierno –tan de izquierdas y tan socialistas ellos- decidiera eliminar el impuesto sobre el patrimonio, que es el que grava a las grandes fortunas. La oposición del PP arremete contra esta subida al mismo tiempo que las corporaciones gobernadas por ellos aumentan a su vez la carga impositiva. Y si no véase el caso del Ayuntamiento de Madrid que recupera una tasa sobre las basuras que no se aplicaba desde 1986. Ante la alarma social creada el Gobierno dice que lo que va a subir son los impuestos indirectos sobre el consumo –aquellos impuestos que paga todo el mundo independientemente de su nivel de renta, una medida progresista donde las haya-. En suma, que el Gobierno sube los impuestos a los pobres y el PP protesta para que no se los suban a los ricos.
Los medios publican unas fotos pornográficas de prostitución en Barcelona –en las cuales se oculta la cara de los clientes, pero no la cara (más bien el culo) de las prostitutas- y todo el mundo empieza a debatir sobre un problema que lleva enquistado años. Los que antes defendían la prohibición de la prostitución, como Esperanza Aguirre, ahora defienden su regulación. Los que antes defendían su regulación, como los progresistas del PSOE, ahora defienden su prohibición. Y las únicas que dan en el clavo, en un alarde genial de cinismo, son las propias prostitutas a través de sus asociaciones llamándose a sí mismas “trabajadoras del sexo”. Y es que si el propio sistema económico se sustenta sobre la explotación y la alienación del ser humano, sobre su cosificación y deshumanización, argüir que la prostitución hay que prohibirla porque deshumaniza a las mujeres y las convierte en objetos, pero no luchar por la abolición del sistema económico es de un cinismo que espanta. O a lo mejor alguno piensa que, a nivel del desarrollo humano que permite el sistema capitalista, las dependientas de Zara está mejor situadas que las prostitutas africanas del Raval barcelonés.
Después de una batalla de más de seis horas el ejército español en Afganistán mata a trece talibanes. La Ministra de Defensa del Gobierno decide que hay que mandar más tropas –siguiendo los dictados de Mister Obama, al fin y al cabo ésta es su guerra, como la de Vietnam fue la de Kennedy- pero sigue diciéndonos que el Ejército está allí en misión de paz. Así que en Afganistán no hay guerra pero a nuestros solados los disparan. Y como no hay guerra en vez de retirar las tropas hay que mandar más. Eso, la misma semana en que la OTAN ha matado a un montón de civiles en un bombardeo indiscriminado y se ha descubierto que el señor Karzai, que es el candidato de EEUU y Occidente en las recientemente celebradas elecciones afganas, ha hecho más trampas en éstas que un tahúr del Mississippi
Una pandilla de vándalos adolescentes borrachos arrasa Pozuelo y está a punto de quemar la comisaría del pueblo. Todo el mundo se echa las manos a la cabeza y se establecen sesudos debates sobre el porqué de estas situaciones. Se habla de alcohol y de lo malos que son los profesores que no educan a los niños. Pero cuando la jueza que instruye el caso establece como medida preventiva para los menores detenidos en la algarada que durante seis meses no puedan salir de casa mas allá de las diez de la noche, los padres de esos angelitos deciden recurrir la decisión porque la consideran desproporcionada. Con un par.
La señorita Pajín amenaza con sanciones a los concejales del PSOE en Benidorm que han decidido firmar una moción de censura contra el alcalde del PP con el apoyo de un tránsfuga del mismo partido, cuando el PP logró la alcaldía de Benidorm gracias a una moción del censura contra el alcalde del PSOE gracias a un tránsfuga socialista. Los dirigentes del PP –que ya se han olvidado, a lo que parece del caso de Tamayo y Sáez en Madrid- ponen el grito en el cielo. Lo mejor de todo es que una de las concejalas expedientadas por el PSOE en Benidorm es la propia madre de la señorita Pajín, quien en unas declaraciones escalofriantes afirmó que se iría contra quien firmara esa moción de censura, fuera quien fuera y se llamara como se llamara. Se olvida esta señorita no sólo del caso de Madrid ya citado, sino de que madre sólo hay una y a ella –lo más probabble visto lo visto- la encontró en la calle.
Aparece un informe de la OCDE dónde se afirma que en España se ha recortado la diferencia en cuanto al porcentaje de ciudadanos que poseen estudios superiores sobre el resto de los países desarrollados y se echan las campanas al vuelo. Nadie dice que ese informe trata de la extensión del sistema educativo y no de su calidad, que abarca una horquilla desde los 25 a los 64 años –es decir, que la gran mayoría de los ciudadanos incluidos en él no ha estudiado con la LOGSE-, y se ocultan algunos datos incómodos como el 30% de fracaso escolar, muy por encima del resto de los países desarrollados. A lo mejor la euforia por el informe es lo que ha llevado al Gobierno a anunciar un recorte de casi el cuarenta por ciento en el presupuesto para investigación científica. Ante el evidente cambio en el sistema productivo esta es seguramente la mejor manera de evitar la próxima crisis.
Y la última gran muestra de cinismo que no necesita comentarios: el Tribunal Supremo llama al juez Garzón como imputado por pretender juzgar los crímenes del franquismo, demandado por una organización de ultraderecha. Los verdugos demandando a las víctimas. Eso sí, España se ha clasificado para el Mundial y Nadal vuelve a ganar. Todo está bien.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Los Sindicatos, la UCM y el pacto siniestro

El papel social y político jugado por los sindicatos en las últimas décadas de la vida española es algo que está fuera de toda duda. Durante los últimos años de la dictadura las organizaciones sindicales de clase abanderaron la lucha contra el tirano, sufriendo en sus carnes la represión de los últimos estertores (tanto en sentido literal cono metafórico) del franquismo. Posteriormente, ya durante los años ochenta, su actividad en la defensa de los derechos de los trabajadores consiguió que España formara parte –al menos en este respecto- de los países más avanzados de Europa. Y no debemos olvidar que fue gracias a la acción de los sindicatos como se consiguieron en este país avances democráticos que no hubieran llegado por ninguna otra vía –o que al menos hubieran tardado muchos más años en conseguirse- superando en esta cuestión incluso a los propios partidos políticos.
Todo esto, sin embargo, forma parte ya de los recuerdos del pasado, de las historias que nuestros padres, viejos sindicalistas, nos cuentan después de comer. La realidad sindical en España en la actualidad es muy otra, por desgracia, no sólo para los trabajadores, sino para la buena salud de la vida política española. A nivel general no es raro encontrarse con que en materia de derechos laborales se defienden posturas, a veces, más moderadas que las de los gobiernos de turno. La relación entre los militantes de base y los dirigentes sindicales no existe, dedicándose éstos últimos tan sólo a hacerse fotos con todo aquél que se quiera poner a su lado y obviando los problemas de los trabajadores. No es de extrañar que éstos, después de prácticamente una década de traiciones casi continuas desconfíen de todo aquellos que huela a sindicalista, enfrentándose, a veces incluso físicamente, a sus propios delegados sindicales, trabajadores liberados que han perdido contacto con la realidad de sus empresas y se han situado del lado de los dirigentes, centrando su labor en escalar puestos dentro de la estructura de las organizaciones al precio que sea. Y aún así- y esto es quizás lo más grave- los sindicatos siguen arrogándose el derecho de poseer la Verdad Absoluta en asuntos laborales, haciendo gala de un sectarismo sin precedentes, derecho que perdieron a la vez que perdieron el contacto con la realidad laboral de los trabajadores de este país.
Esto, a nivel general. A nivel particular resultaría demasiado prolijo repasar una por una todas la empresas españolas, ni siquiera aquellas lo suficientemente grandes como para contar algo en la lucha sindical. Por eso nos vamos a centrar en aquella que mejor conocemos: la Universidad Complutense de Madrid. Decíamos antes que los sindicatos encabezaron la lucha contra la tiranía. En la UCM son ellos los que se han constituido, paradójicamente (o no), en tiranos, formando una especie de mafia sindical que controla todos los asuntos referentes al personal laboral de esta institución. Sus tentáculos llegan incluso a aquellos estamentos que aparentemente más libres deberían estar de su control, y así es conocida de todos aquellos que estén mínimamente informados la presión que ejercen sobre el Rector y otras figuras dirigentes de la Universidad. Es tal la situación que en muchas ocasiones aparecen planteamientos del tipo “o estás con nosotros o contra nosotros” lanzados contra todos aquellos que por una razón u otra no siguen al dedillo sus arbitrarios dictados.
La defensa de los intereses de los trabajadores ha sido sustituida por la defensa de los intereses personales de los miembros de los sindicatos. Y nótese bien que decimos personales, de personas, y no particulares, de las organizaciones sindicales, algo que después de todo podría tener su sentido. Estos intereses personales van desde intentar hacer carrera dentro de la organización a buscar la manera de obtener los puestos de trabajo más ventajosos, aprovechando la estructura sindical y su poder. Pero también entre estos intereses se cuentan los intereses familiares, cayendo de nuevo en aquello que creíamos pasado después de la liquidación del franquismo y contra lo que tanto lucharon precisamente los sindicatos: el –no ya enchufismo- sino nepotismo puro y duro. Es conocido –y silenciado- por todos que el hecho de ser familiar –por remoto que sea el grado de parentesco- o amigo de algún miembro de un sindicato significa una puntuación adicional que resulta determinante a la hora ganar una plaza en las oposiciones para personal laboral que periódicamente se convocan en la UCM. Es conocido –y silenciado- por todos que la mejor manera de obtener un puesto de trabajo en esta institución es hablar con determinados dirigentes sindicales y miembros del Comité de Empresa, que tienen el poder de influir sobre las comisiones dictaminadoras –aunque oficialmente éstas sean independientes y soberanas, faltaría más- y las instancias que las nombran, y no dudan el utilizarlo. Es conocido –y silenciado- por todos que quien controla las relaciones de puestos de trabajo, los concursos de traslados y todas y cada una de las plazas laborales que existen en la Universidad son los dirigentes de los sindicatos, que no tienen ningún problema en hacer de su capa un sayo y arrebatarle con todas las malas artes imaginables su trabajo a alguien que se les haya podido enfrentar –o que simplemente esté allí sin que ellos le hayan bautizado- para dárselo a alguien de su cuerda, un amigo, un conocido o simplemente quien haya aceptado de manera sumisa y callada la situación creada.
Los avances democráticos, pues, de los que fueron pioneros aquellos viejos sindicalistas, han quedado reducidos en la UCM a un pacto siniestro. Las teorías políticas democráticas que se desarrollaron durante el periodo de la Ilustración se basaban en el pacto o contrato social, contrato que exigía luz y taquígrafos y en el cual todos los firmantes cedían parte de sus derechos con el objetivo de lograr un bien común. Ese pacto ha perdido en la UCM todo su contenido democrático: es siniestro. El término siniestro, para centrar la cuestión, procede de la palabra latina sinistra y tiene su origen, tal y como hoy se entiende, en el aforismo bíblico “no dejes que tu mano derecha sepa lo que hace tu izquierda”. Siniestro es, pues, aquello que está oculto, que es misterioso o que no se debe saber. Aquello que no puede ver la luz y, por extensión, aquello que es malvado, que se debe mantener escondido debido a su maldad intrínseca. Pues bien, es este el tipo de pacto que rige hoy las relaciones laborales en la Universidad Complutense de Madrid. Un pacto oculto según el cual si uno de los firmantes calla las iniquidades del otro éste le promete un puesto de trabajo tarde o temprano. Un pacto que se resume en el “siempre ha sido así”, en el “ya te tocará”, en el “te conviene callarte”. Un pacto que no se puede romper por ninguno de los que lo suscriben, pues su ruptura sacaría a la luz el pacto en su conjunto y por lo tanto su propia ruindad y responsabilidad. Un pacto, por tanto, que ata para siempre y en el que no caben cláusulas de rescisión. Un pacto que sólo se puede denunciar desde el exterior, por parte de aquellos que nunca se han integrado en él, que nunca lo han firmado. Y eso es precisamente lo que estamos haciendo.

viernes, 28 de agosto de 2009

¡A coger la gripe!

Dice el señor Rello, que es algo así como el coordinador europeo para la Gripe A, que las perspectivas sobre la vacuna de esta enfermedad son irracionales y que lo que hay que hacer es centrarse en los tratamientos. Yo no se muy bien que es lo que entiende este señor por “irracional”, y si cuando afirma esto quiere decir que la vacuna no va a solucionar el problema, con lo cual es irracional administrarla, o que es irracional que se vacune a toda la población. En todo caso, lo que yo, que no soy médico, veo irracional es dedicar los esfuerzos médicos a tratar una enfermedad en vez de dedicarlos a prevenirla. Porque, hasta donde puedo entender, si a uno le administran un tratamiento es porque ya está enfermo. Así que, según el señor Rello, lo racional es que todos enfermemos para que así nos pueden aplicar el tratamiento.
La postura del señor Rello, en todo caso, coincide con la del Ministerio de Sanidad, suponiendo que el Ministerio de Sanidad tenga alguna postura sobre este tema, cosa que cada día resulta más dudosa. Haciendo una pequeña cronología de las actuaciones del citado Ministerio, en un principio dijeron que no había por qué preocuparse, luego, que no era necesario cerrar colegios, aunque al final hubiera que cerrar unos cuantos. Más tarde se dijo que no se iba a producir una vacunación masiva de la población, sólo de los grupos de riesgo. Como resulta que nadie sabe todavía cuáles son los grupos de riesgo –supuestamente los mayores de cincuenta y siete años podían estar tranquilos y una de las últimas víctimas en España ha sido una anciana de 86 años en Zamora-, que se van formando ad hoc, según enferman unos u otros (por ejemplo, si mañana enferma un concejal independiente de un ayuntamiento de menos de cinco mil habitantes se considerará a los concejales independientes de ayuntamientos de menos de cinco mil habitantes grupo de riesgo) se afirmó que se vacunaría al personal sanitario, al personal de los servicios de emergencia (bomberos, policía, etc.) a los enfermos crónicos, a los profesores –uno en su ingenuidad piensa que si no existe peligro suficiente para cerrar los colegios tampoco lo hay para tener que vacunar a los profesores-, embarazadas y menores de catorce años El caso es que algunos colectivos, como los taxistas –y con toda la razón del mundo- exigieron que a ellos también se les vacunara, así que la nueva doctrina es que la vacuna se va a administrar a los grupos de riesgo tradicionales de la gripe estacional: personal sanitario, enfermos crónicos y, como novedad, embarazadas. Eso sí, aunque las embarazadas sean un grupo susceptible de ser vacunado el riesgo que corren no parece lo suficientemente grande como para que a las profesoras en estado de buena esperanza se les concedan permisos en su trabajo. Estos grupos deben componer el cuarenta por ciento de la población española, puesto que ahora la señora Trinidad Jiménez dice que se van a comprar vacunas para inmunizar a este porcentaje de habitantes, sin especificar los grupos a los que pertenecen. Vacuna que, por cierto, iba a estar lista para mediados de septiembre, más tarde para primeros de octubre y las útimas noticias es que será para finales de este último mes o principios de noviembre
Es comprensible que no se quiera crear una alarma social ante una enfermedad que, de momento, es bastante más benigna que la gripe estacional, que causa medio millón de muertos todos los años en el mundo. Pero de no crear alarma a no hacer nada ante un virus nuevo que no se sabe aún como va a evolucionar hay una diferencia importante. Y las autoridades sanitarias españolas es lo que han hecho, Absolutamente nada. Esperar a ver lo que pasa. Cuando países como Francia, Inglaterra o Grecia han anunciado que –sea irracional o no- van a vacunar a toda la población, cuando todas las naciones de la Unión Europea han elaborado ya sus protocolos de actuación ante un más que posible recrudecimiento de la enfermedad a partir del otoño, lo único que han hecho aquí ha sido colgar una pancarta en la fachada del Ministerio de Sanidad recomendándonos que no vayamos por ahí besando a todo el mundo. Una medida contundente, como se puede apreciar. Eso, y decir que no nos preocupemos que hay Tamiflu para todos, que yo ya empiezo a creer que esto del Tamiflu es como una aspirina que lo mismo vale para un roto que para un descosido. Bueno, y prohibir fumar en los bares. No hay que quitarle mérito a doña Trinidad en su afán por que todos mejoremos nuestra salud, queramos o no.
Yo ya no espero que los ministros de un gobierno sean expertos en las áreas en las que tienen que legislar, pero si me gustaría saber qué preparación tiene Trinidad Jiménez para ocupar el cargo de Ministra de Sanidad. O es que la han puesto ahí como la podían haber puesto de Ministra de Trabajo, que me temo que es por donde van los tiros. Al fin y al cabo Elena Salgado fue Ministra de Sanidad y ahora lo es de Economía. Si algo va a acabar con este gobierno no va a ser la crisis, ni las mentiras del PP, ni nada que se le parezca. Va a ser la gripe americana como la cosa se complique. Así que, aunque sólo sea por su propio interés, deberían de hacer algo.
En fin, visto lo visto yo recomiendo a todo el mundo que se olvide de las medida de prevención propuestas y que procure coger la gripe cuanto antes. Al menos ahora estamos en verano y sabemos que es relativamente suave y, sobre todo, estaremos ya inmunizados para cuando llegue el invierno y esto se salga de madre.

viernes, 21 de agosto de 2009

Fumando espero

No hace falta ser un fino analista político-social para caer en la cuenta de que el reciente anuncio realizado por la Ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, en cuanto al endurecimiento de la Ley Antitabaco no es más que un intento bastante tosco de tapar su nefasta gestión en un asunto bastante más grave y preocupante como es el de la gripe americana. Mientras que aquí se descarta la vacunación de toda la población y se anuncia que sólo se vacunará a los grupos de riesgo, países como Alemania y Francia (incluso Grecia) han decidido la vacunación masiva., entre otras cosas porque todavía no se han determinado cuáles son los grupos de riesgo. Así que la postura del Ministerio de Sanidad ante una pandemia que trae bastante de cabeza a todos los líderes mundiales es esperar a ver qué pasa. Eso sí, se supone que no esperar fumando.
Uno piensa que ante una alerta de tal magnitud las autoridades sanitarias de un país deben volcar todos sus recursos en ella y dejarse de zarandajas. Parece bastante claro que en este asunto la Ministra de Sanidad tendría bastantes cosas que explicar, siempre y cuando su escasa preparación para el cargo se lo permita.
Dejando a un lado este asunto, nadie duda de que un gobierno tiene no sólo el derecho, sino la obligación de proponer todas aquellas leyes que considere oportunas -leyes que, no se olvide, han de ser aprobadas por el Parlamento-, aunque sean un reflejo de la mojigatería puritana de cierta socialdemocracia en la que ha caído el Gobierno y gran parte de la sociedad. Si la idea es prohibir fumar en los bares –vamos a dejar ya de hablar de espacios públicos, porque los bares son espacios privados con acceso público- entonces que se haga. Habrá gente que esté de acuerdo y les vuelva a votar y gente que no lo esté y no les vote. En esto consiste la democracia y luego se podrá discutir sobre la hipocresía de prohibir fumar pero no prohibir la venta de tabaco por temor a perder los ingentes ingresos que ésta proporciona al Estado por vía impuestos, o el fracaso que supone una Ley que ha de ser reformada a los tres años de su aprobación. Pero el caso es que Trinidad Jiménez ha dicho que la reforma viene propiciada porque la Ley ha perdido su carácter disuasorio. Es decir, que la cuestión no es ya que se fume o no se fume en los bares, sino que hay gente que no ha dejado de fumar. Y ahí es donde Trinidad Jiménez, el Gobierno y todos los puretas que apoyan la ley entran en un campo que no les corresponde porque es propiedad exclusiva de la libertad individual y la responsabilidad de cada uno. Un Gobierno no tiene derecho a decir a sus ciudadanos si deben o no deben fumar, porque ese es un asunto moral (de Deber) que corresponde exclusivamente a la responsabilidad personal del individuo. Cuando se pretende hacer algo así se está atentando contra la intimidad, la vida privada y la libertad de cada uno de hacer con su cuerpo lo que le venga en gana. Se está legislando sobre asuntos privados, se pretende regular la vida de los sujetos y eso es más bien propio de un estado totalitario.
Se amenaza también con adornar las cajetillas de tabaco con cromos desagradables para que nos concienciemos y dejemos el vicio. En primer lugar, esto de las estampas de enfisemas y tumores varios es de muy mal gusto. Y en segundo lugar va a dar igual, porque el que fuma va a seguir haciéndolo le pongan en el paquete un pulmón apolillado o no se lo pongan. Es curioso cómo el tabaco es una de las drogas peor vistas y más perseguidas en la actualidad, siendo la única que no provoca problemas sociales –nadie va a perder su trabajo o atracar una farmacia por fumar-, es la única droga que no convierte a sus usuarios en zombis y les permite pensar –de hecho, permite pensar más: la nicotina ayuda a concentrarse y previene la demencia senil-. A lo mejor el problema es precisamente ese: que permite pensar.
La cuestión es la de siempre: la libertad individual para que cada uno haga con su vida lo que quiera. Muchas de estas fotos no tendrían sentido si se permitiera a cada uno elegir su muerte. Pero la Ministra que quiere vernos a todos sanos como robles no regula la eutanasia porque según ella no hay demanda social. Así que es todo cuestión de demanda: la vida humana dentro del mercado, sometida a la ley de la oferta y la demanda.

viernes, 14 de agosto de 2009

PP. Más allá de la corrupción

Una de las tácticas tradicionales de la derecha ha consistido en desprestigiar desde dentro las instituciones del Estado democrático. Es lo que ocurrió en Alemania en los años veinte durante la República de Weimar, provocando la llegada de Hitler al poder, es lo que sucedió en España en 1936, donde las actitudes de individuos como Gil Robles y Calvo Sotelo allanaron el camino de Franco y su pandilla. En menor medida es lo que pasó también en 1996 con el famoso “Váyase Señor González”. Y es lo que está propiciando el PP en los últimos tiempos.
Los propósitos del PP van más allá de una huida hacia adelante que tape los escándalos de corrupción en los que se halla inmerso. Lo que busca es hacerse con todos los resortes del poder y convertir así el país en su coto privado donde pueda hacer y deshacer a su antojo. De esta forma volverá a ser un partido puro e inocente, simplemente porque no quedará nadie que pueda denunciar sus corruptelas. Y lo está haciendo lanzando un ataque frontal contra todas las instituciones democráticas Goebbels dijo que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad y ahora mismo ese es el único principio que rige la actuación política de este partido. No es cuestión de repetir toda la lista de estupideces con las que cada día nos sorprenden estos señores: que si el Gobierno, los jueces y la policía les espían –más bien se espían ellos solos-, que si llevan esposados a cargos del partido –hasta donde yo se, en este país a los detenidos siempre se les ha conducido esposados al juzgado- etc. Nos vamos a quedar, eso si, con la última perla del señor Arenas. Ahora resulta que el Presidente del Gobierno es un dictador. El señor Rodríguez Zapatero podrá ser muchas cosas, y no todas buenas, pero lo que desde luego no es, es un dictador. En los últimos setenta años en España sólo ha habido una dictadura, la de Franco, la cual los señores del PP se niegan sistemáticamente a condenar. Y lo más cerca que hemos estado en los últimos años de otra ha sido cuando un gobierno, también del PP, sopesó la posibilidad de anular las elecciones del 14 de marzo de 2004. Cuando este tipo de cosas no son cuestiones particulares de cada uno, cuando es todo el partido el que las piensa y el propio señor Rajoy las avala, entonces es que todo el partido está corrupto hasta la médula.
Toda esta estrategia tiene como objeto hacer que los ciudadanos se sientan hastiados y aburridos. Que renieguen del estado de Derecho, que piensen que todos los políticos son iguales y acaben abandonando sus obligaciones cívicas, allanándoles a ellos el camino. Eso, y no otra cosa, es lo que subyace a las palabras de Rita Barberá de que todos los políticos reciben regalos: puesto que todos los políticos son corruptos, entonces nos da igual quien nos gobierne. Lo triste es que hay mucha gente que se cree estas mentiras y da la razón a estos sujetos. Hay un problema de educación política en el cual el PSOE es tan culpable como el PP. Ante esta situación sólo quedan dos opciones. La opción racional es que sea el propio sistema –Partidos Políticos, Parlamento y Poder Judicial- el que ponga freno a esta situación. Esa es su obligación, pero si no quiere o no puede hacerlo sólo queda la solución cínica: que sean los ciudadanos los que revienten el sistema en su propio beneficio.
Si un Golpe de Estado se define como la subversión de la legalidad y la legitimidad de un Estado, entonces el PP está dando un Golpe de Estado con todas las letras. Un Golpe de Estado con una cabeza visible, José María Aznar (pues hay que ser muy corto para no ver en todo esto su sello personal), un Ministro de Propaganda, Miguel Ángel Rodríguez y una organización, la FAES. Un Golpe de Estado con una trama mediática, en la que se incluyen medios escritos como El Mundo, Libertad Digital y La Razón; emisoras de radio como la COPE; canales de Televisión como Telemadrid, Intereconomía, Veo El Mundo, Popular TV o Libertad Digital TV y plumillas, tertulianos y personajes siniestros de toda laya como Pedro J. Ramírez, Federico Jiménez Losantos, César Vidal, Curry Valenzuela, Horacio Vázquez-Rial, Javier Rubio, José María Marco, Pío Moa, Alberto Mínguez, Juan Carlos Girauta, Cristina Losada, Luis del Pino, Serafín Fanjul o Isabel San Sebastián, entre otros muchos. La libertad de expresión es uno de los pilares del Estado de Derecho y por lo mismo cuando ésta se utiliza para subvertir a aquél deja de ser libertad de expresión.
Escribió Marx que la Historia siempre se repite dos veces, una como tragedia y otra como comedia. La tragedia fue la barbarie franquista, la comedia –o tragicomedia- será el chiste de un estado a la italiana que es donde el PP ha visto las puertas abiertas. Por mucha risa que nos causen las declaraciones de sus dirigentes –y la verdad es que causan mucha- es hora de que nos tomemos esto en serio.

lunes, 10 de agosto de 2009

Así nos va

Por si alguien no lo tenía claro todavía, sinvergüenzas de esta calaña son los que piden el despido libre o la bajada de los salarios. Y mientras tanto aquí no pasa nada. Así nosva.