viernes, 28 de agosto de 2009

¡A coger la gripe!

Dice el señor Rello, que es algo así como el coordinador europeo para la Gripe A, que las perspectivas sobre la vacuna de esta enfermedad son irracionales y que lo que hay que hacer es centrarse en los tratamientos. Yo no se muy bien que es lo que entiende este señor por “irracional”, y si cuando afirma esto quiere decir que la vacuna no va a solucionar el problema, con lo cual es irracional administrarla, o que es irracional que se vacune a toda la población. En todo caso, lo que yo, que no soy médico, veo irracional es dedicar los esfuerzos médicos a tratar una enfermedad en vez de dedicarlos a prevenirla. Porque, hasta donde puedo entender, si a uno le administran un tratamiento es porque ya está enfermo. Así que, según el señor Rello, lo racional es que todos enfermemos para que así nos pueden aplicar el tratamiento.
La postura del señor Rello, en todo caso, coincide con la del Ministerio de Sanidad, suponiendo que el Ministerio de Sanidad tenga alguna postura sobre este tema, cosa que cada día resulta más dudosa. Haciendo una pequeña cronología de las actuaciones del citado Ministerio, en un principio dijeron que no había por qué preocuparse, luego, que no era necesario cerrar colegios, aunque al final hubiera que cerrar unos cuantos. Más tarde se dijo que no se iba a producir una vacunación masiva de la población, sólo de los grupos de riesgo. Como resulta que nadie sabe todavía cuáles son los grupos de riesgo –supuestamente los mayores de cincuenta y siete años podían estar tranquilos y una de las últimas víctimas en España ha sido una anciana de 86 años en Zamora-, que se van formando ad hoc, según enferman unos u otros (por ejemplo, si mañana enferma un concejal independiente de un ayuntamiento de menos de cinco mil habitantes se considerará a los concejales independientes de ayuntamientos de menos de cinco mil habitantes grupo de riesgo) se afirmó que se vacunaría al personal sanitario, al personal de los servicios de emergencia (bomberos, policía, etc.) a los enfermos crónicos, a los profesores –uno en su ingenuidad piensa que si no existe peligro suficiente para cerrar los colegios tampoco lo hay para tener que vacunar a los profesores-, embarazadas y menores de catorce años El caso es que algunos colectivos, como los taxistas –y con toda la razón del mundo- exigieron que a ellos también se les vacunara, así que la nueva doctrina es que la vacuna se va a administrar a los grupos de riesgo tradicionales de la gripe estacional: personal sanitario, enfermos crónicos y, como novedad, embarazadas. Eso sí, aunque las embarazadas sean un grupo susceptible de ser vacunado el riesgo que corren no parece lo suficientemente grande como para que a las profesoras en estado de buena esperanza se les concedan permisos en su trabajo. Estos grupos deben componer el cuarenta por ciento de la población española, puesto que ahora la señora Trinidad Jiménez dice que se van a comprar vacunas para inmunizar a este porcentaje de habitantes, sin especificar los grupos a los que pertenecen. Vacuna que, por cierto, iba a estar lista para mediados de septiembre, más tarde para primeros de octubre y las útimas noticias es que será para finales de este último mes o principios de noviembre
Es comprensible que no se quiera crear una alarma social ante una enfermedad que, de momento, es bastante más benigna que la gripe estacional, que causa medio millón de muertos todos los años en el mundo. Pero de no crear alarma a no hacer nada ante un virus nuevo que no se sabe aún como va a evolucionar hay una diferencia importante. Y las autoridades sanitarias españolas es lo que han hecho, Absolutamente nada. Esperar a ver lo que pasa. Cuando países como Francia, Inglaterra o Grecia han anunciado que –sea irracional o no- van a vacunar a toda la población, cuando todas las naciones de la Unión Europea han elaborado ya sus protocolos de actuación ante un más que posible recrudecimiento de la enfermedad a partir del otoño, lo único que han hecho aquí ha sido colgar una pancarta en la fachada del Ministerio de Sanidad recomendándonos que no vayamos por ahí besando a todo el mundo. Una medida contundente, como se puede apreciar. Eso, y decir que no nos preocupemos que hay Tamiflu para todos, que yo ya empiezo a creer que esto del Tamiflu es como una aspirina que lo mismo vale para un roto que para un descosido. Bueno, y prohibir fumar en los bares. No hay que quitarle mérito a doña Trinidad en su afán por que todos mejoremos nuestra salud, queramos o no.
Yo ya no espero que los ministros de un gobierno sean expertos en las áreas en las que tienen que legislar, pero si me gustaría saber qué preparación tiene Trinidad Jiménez para ocupar el cargo de Ministra de Sanidad. O es que la han puesto ahí como la podían haber puesto de Ministra de Trabajo, que me temo que es por donde van los tiros. Al fin y al cabo Elena Salgado fue Ministra de Sanidad y ahora lo es de Economía. Si algo va a acabar con este gobierno no va a ser la crisis, ni las mentiras del PP, ni nada que se le parezca. Va a ser la gripe americana como la cosa se complique. Así que, aunque sólo sea por su propio interés, deberían de hacer algo.
En fin, visto lo visto yo recomiendo a todo el mundo que se olvide de las medida de prevención propuestas y que procure coger la gripe cuanto antes. Al menos ahora estamos en verano y sabemos que es relativamente suave y, sobre todo, estaremos ya inmunizados para cuando llegue el invierno y esto se salga de madre.

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