domingo, 30 de septiembre de 2007

La Historia y el Absoluto (I)

Va a ser Hegel uno de los principales peligros que van a encontrar, no sólo Nietzsche, sino todos aquellos que intentan relacionar las consideraciones metafísicas y sus repercusiones históricas. Ya en Schopenhauer, antes de que éste diera un giro a su filosofía y se negara a integrar la historia en el sistema, aparecía un acuciante peligro histórico: efectivamente, si como efecto de la desindividualización, el ser humano quedaba subsumido bajo un concepto universal, de forma que la eliminación de los individuos no tuviera ninguna importancia, ya que resulta ser el concepto el que da entidad a la cosa y la naturaleza es capaz de reponer siempre lo desaparecido, la muerte de millones de personas no tiene ninguna importancia. El gato que se pasea por la tapia del jardín es el mismo gato que hace trescientos mil años se paseaba por las riberas del Nilo, considerados ambos desde el punto de vista del universal "gato".
Las consideraciones históricas que podemos extraer del sistema hegeliano se van a enmarcar bajo dos aspectos fundamentales: por un lado su propia dialéctica, que se nos aparece como un sistema teleológico terminado y perfecto, con todo lo que de Absoluto englobador y justificador de la Historia implica esto, y por otro lado su concepción de la racionalidad de todo lo real, concepción que se deriva necesariamente de todo su sistema dialéctico.
1.- La Dialéctica. La dialéctica hegeliana supone la superación de las contradicciones de la realidad de manera que a cada momento histórico le sigue necesariamente otro. lo que es verdaderamente relevante en esta concepción es que todo se realiza desde el punto de vista del pensamiento, que en última instancia va a ser el punto de vista del Saber Absoluto, con lo que la Filosofía y la historia se convierten en Todos englobadores del movimiento dialéctico: el concepto absoluto se instituye en director del movimiento dialéctico de las cosas. Parece claro que la dialéctica hegeliana se subsume a una meta que se va a constituir en Saber absoluto. Parece más claro si tenemos en cuenta que el Prólogo a la Fenomenología del Espíritu fue escrito después de terminar toda la obra. El final, por lo tanto, marca el principio y empapa todo el desarrollo. la marcha de la Historia queda así hipotecada a su meta, con lo cual todos los momentos históricos no son sino momentos relativos supeditados al Absoluto final. la Dialéctica y la Lógica de Hegel implican, desde el momento en que el movimiento dialéctico no se desarrolla en la realidad sino en el pensamiento y lo real se hace real en tanto en cuanto es pensado, la identidad del Sujeto y el objeto. En este punto va a centrar Max Horkheimer gran parte de su crítica a Hegel. Gracias a la identidad del sujeto y el objeto, y gracias también a las categorías de la Lógica, Hegel -piensa Horkheimer- es capaz de pasar por encima del mal de la realidad del momento histórico y de hacer depender los hechos históricos posteriores de la secuencia histórica a los anteriores y viceversa, con lo cual las catástrofes históricas sucedidas en momentos reales y teniendo como protagonistas a individuos reales no serían sino astucias de la Razón en su marcha infinita. las miserias de la realidad no son sino acontecimientos meramente finitos.
Horkheimer va a atacar, por tanto, en la raíz misma del problema. la identidad absoluta del sujeto y el objeto no existe: no es más que una tesis filosófica como otras tantas. El Pensar Absoluto se queda a sí reducido a pensar concreto de individuos concretos; el Ser no es un Ser eterno que se piensa a sí mismo, sino la simple referencia a la multiplicidad de entes. En universo hegeliano se ve así fragmentado en una pluralidad donde la realidad toma carta de naturaleza frente a las quimeras idealistas. La Historia pierde su carácter de Todo englobador frente a la verticalidad del instante. El considerar a la Historia como Espíritu del mundo no es más que un argumento de los filósofos. La Metafísica considerada como Filosofía del Espíritu ya no sirve para explicar la historia de los individuos. Acudamos a Nietzsche ahora. la cultura histórica, el concepto de época histórica es una consecuencia y a la vez un coetáneo de la época burguesa y su cultura, íntimamente relacionados con esta estructura hegeliana. las consecuencias van a aparecer en dos frentes: socialmente ya no hay hombres libres. No hay hombres libres porque la subsunción hegeliana de los entes particulares bajo conceptos generales ha hecho que sólo encontremos ya hombres universales. Metafíscamente el individuo se ha visto obligado a renunciar a la exteriorización de su ser, refugiándose en su ser interno. ¿Dónde aparece aquí el historicismo?. Para averiguarlo tendremos que recordar un término kantiano: Vernünfteln o discusión de naderías. Decía Kant que si olvidamos el débito empírico que tenemos para con el concepto , y hacemos que éste se subsuma bajo otro concepto superior y así sucesivamente hasta llegar a los conceptos absolutos, cuando podamos la referencia empírica de un concepto lo que se nos dará es otro concepto subsumido bajo él y habremos caído en la discusión de naderías. Socialmente si subsumimos a los individuos bajo los conceptos de Espíritu, pueblo, etc. cuando pidamos individuos lo que se nos dará serán pueblos o espíritus.
Nietzsche, sin embargo, va a terminar viendo una perspectiva positiva en la dialéctica hegeliana: ésta va a servir para que el hombre no se considere un epígono de los tiempos anteriores, puesto que su momento histórico es necesario en la serie dialéctica y es una superación de las épocas pasadas. Este es precisamente uno de los reproches que la izquierda hegeliana le hace a la derecha. Si se considera la dialéctica fundamentalmente dialéctica de negaciones, la creencia en el epigonismo (creencia que era sostenida por la derecha hegeliana) está totalmente fuera de lugar en el proceso dialéctico.

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