Los filósofos son unos metomentodos que
se empeñan en decir a los gobernantes como deben de gobernar, a los jueces como
han de impartir justicia y a los científicos cómo han de hacer ciencia. Y el
caso es que estoy seguro que ningún filósofo sería un buen gobernante, un buen
juez o un buen científico. ¿Qué labor les queda entonces?. La de denunciar la
realidad, plantear preguntas, descubrir problemas y sacar a la luz aporías,
contradicciones e irracionalidades en esa realidad que los gobernantes, los
jueces y los científicos han construido. Su labor es equiparable a la de un
francotirador: están solos, eligen sus objetivos, nunca ganarán la guerra, pero
pueden ayudar a que algún día haya buenos gobernantes, jueces o científicos.
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