Todo el esfuerzo de la Filosofía ha sido
la reunificación del sujeto con el objeto, la sutura del desgarramiento producido
en la posmodernidad. En ese sentido la Filosofía aún no se ha cumplido y en ese
sentido también ha fracasado, como se puede pensar que ha fracasado su
instrumento: la razón. Pero la Filosofía aún cumple una función, la función perversa
de la lechuza que levanta el vuelo al anochecer: hacernos ver que esa
reunificación es imposible, que todo consuelo es vano. La Filosofía no ha
llegado a su término porque la realidad aún no está terminada (todo lo racional
es real).
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