jueves, 15 de julio de 2010

Yo no soy español, español, español

 Probablemente la estupidez más grande que se ha podido escuchar en los últimos tiempos han sido la declaraciones de la Ministra de Economía (o de lo que sea) Doña Elena Salgado afirmando que la victoria de España en el Mundial de Fútbol va a hacer que aumente el PIB. Uno se pregunta que será lo próximo:  que si el aumento de la edad de jubilación va a hacernos rejuvenecer o que si la rebaja de los salarios va a permitirnos perder peso y ser así más sanos. Si alguien ha salido beneficiado económicamente de todo este despropósito nacional que ha supuesto una simple competición deportiva han sido las tiendas de “todo a cien” que se han puesto moradas de vender banderitas.
 Admitida la tontería, empero, hay que analizar el contexto en el que ha sido enunciada. El intento cada vez más manifiesto de mantener a la población en la idiotización más absoluta, algo que ya supera la exportación de ideología y pasa a ser un puro lavado de cerebro, una inmersión sin precedentes en un pensamiento más único que nunca, conduce a que se acabe confundiendo la política con un juego. La consecuencia inmediata es que, a fuerza de insistencia ideológica por parte de políticos y medios de comunicación, la ciudadanía, y no sólo la ciudadanía, sino los propios políticos y medios, caen en la ilusión irracional de que, si la política es un juego, entonces el juego tiene que ser la Política. Así, algo tan nimio como un partido de fútbol acaba siendo el catalizador de una ola de patriotismo y nacionalismo desenfrenados, algo que por supuesto le viene muy bien a los que ocupan el poder, pues mientras la población se emborracha, literal y metafóricamente, en celebraciones patrioteras, pierde de vista los problemas reales que le afectan. En el fondo da igual que se mueran de hambre: han dejado de ser ciudadanos libres para convertirse en una masa fácilmente manipulable. El problema es que al día siguiente, o al mes siguiente o cuando todo esto haya pasado ya al lugar ridículo que le asigna la Historia, de alguna manera habrá que seguir manteniendo viva la ilusión.
 Todo nacionalismo se fundamenta en unos mitos fundacionales, irracionales en tanto son mitos. Los antiguos mitos sobre los que se edificaban los distintos nacionalismos patrios –El Cid, Aitor o Sant Jordi- han sido sustituidos por otros que se llaman Casillas, Iniesta o Villa. No es de extrañar que el Presidente del Gobierno e Intereconomía digan al unísono que la Victoria en el Mundial ha servido para crear un nuevo espíritu de unidad nacional: por el Imperio hacia Dios a través de una pelota. Pero un sentimiento irracional como es el nacionalista suele ser muy voluble y no tardaremos mucho en ver como cada “nacionalidad histórica” se arroga sus mitos y la victoria.
 En estas circunstancias yo no soy español. No puedo sentirme orgulloso de pertenecer a una nación donde cinco millones de parados, un déficit disparado, unos sueldos de hambre, una educación inexistente, una corrupción política galopante, unas diferencias sociales cada vez más acusadas o una incultura feroz pasan a segundo plano ante una victoria deportiva, sea ésta la que sea. Mientras que en el momento en que la realidad aprieta entonces el enemigo, el culpable, no es quien maneja las riendas, sino el vecino de al lado, el trabajador del metro, el maestro o la cajera del supermercado. Un país que da asco. Yo me sentiría orgulloso de ser español si tuviéramos 300 premios nóbeles, como esos mantas de los norteamericanos, los ingleses o los alemanes, a los que hemos demostrado de lo que somos capaces, pero no porque lo único que nos distinga sean once tipos que le pegan más o menos bien a un balón.

3 comentarios:

evitadinamitainsaneinthebrain dijo...

En fín, no se de que se alegran tanto todos si cuando vuelvan a casa van a volver a ver la realidad de siempre, que no tienen trabajo, pero bueno...
Tengo bastante miedo del futuro, no quiero saber como acabara España dentro de unos años...Creo que me ire a otro país a vivir. Un saludo y buen verano.

Amanda Gonzalez dijo...

Yo toda esta locura la he vivido por suerte o a lo mejor por desgracia desde otro pais , es decir , otro punto de vista . Aqui los medios no estn idiotizados por San Casillas o Villa. (Estoy en Ecuador)

Por un lado , la verdad, me dio envidia pero no de la locura de hombres y mujeres parados con mil problemas que simplemente se olvidaron durante unos 3 dias de loque les preocupa esponaneamente. Sino de aquellos como yo , estudiantes , que todavia no tenemos preocupaciones , que vemos el futuro un poco oscuro pero no nos ha alcanzado del todo.


Yo igual que Eva me acabre yendo de espana ... No creo que es un buen lugar para educar a mis hijos ni para pelearme con la vida ...


Y los politicos , dicen lo que les conviene , de eso nos damos cuenta todos , pero la mayoria prefieren sumarse a la aegria y no fastidiar el momento ... Volver a la depresion instantaneamente hasta que salga un nuevo entretenimiento ...


Porque .. Es mas facil sonreir no?

Sonia Martínez dijo...

Y, mientras tanto, estamos a la cola de Europa en educación y los primeros en fracaso escolar. No podría estar más de acuerdo con tu post.
Saludos.