jueves, 12 de agosto de 2010

Dime de qué presumes...

 "Dime de qué presumes y te diré de qué careces”, nos decían nuestras madres cuando aún éramos pequeños y estábamos en edad de asumir las normas y los roles sociales. Lástima que los actuales dirigentes del PSOE o bien no tuvieran madre, o nunca hicieran caso a tan sabio consejo. Porque cuando se empieza a oír de la boca de todos y cada uno de los implicados en el batiburrillo de la elección de candidato a la Comunidad de Madrid la palabra "democracia” uno se acuerda de su madre (de la de uno, no de la ellos) y empieza a sospechar que de democracia nada de nada.
 Que el Partido Socialista Obrero Español (o más bien su secretario general D. José Luis Rodríguez Zapatero, en adelante ZP) hace mucho tiempo que perdió el norte no es un secreto para nadie. Que en realidad, el susodicho partido nunca ha tenido nada de socialista, sino que ha seguido más bien una línea socialdemócrata blandita y adulterada, tampoco para quien esté un poquito informado. Que su anterior secretario general D. Felipe González pactó con los dirigentes del búnker franquista una transición que en realidad no fue tal con el único objetivo de ocupar una cuota de poder es algo que se empieza a saber ahora. En todo caso, cada vez está más claro que el “partido de los trabajadores” tiene muy poco de obrero y nada, o casi nada, de democrático.
 Si dejamos a un lado declaraciones grandilocuentes y posiciones que tienen la pretensión de trascendentales pero en el fondo tan sólo son ridículas, la situación real es la siguiente. El señor ZP decide que la candidata a la Comunidad de Madrid ha de ser Trinidad Jiménez. Lo decide él y se lo impone al resto del Partido, en un alarde de esa democracia con la que tanto se le llena la boca, declarando que a las elecciones autonómicas tienen que concurrir “los mejores”. Cuando el señor Tomás Gómez, a la sazón secretario general del PSM (también impuesto por ZP, que no se olvide) se rebela contra tal decisión, entonces se empieza a hablar de elecciones primarias y de democracia interna; de lo importantes que son los militantes y de que los “mejores deben ser los que decidan los afiliados”. ¿Democracia interna cuando hay una candidata impuesta por el jefe y avalada por la dirección del partido?. ¿Democracia interna cuando se ha presionado al candidato alternativo para que se retire de la contienda?. ¿Democracia interna cuando todo el mundo sabe que la elegida será Doña Trinidad, esa Ministra tan maja que sólo sabe poner posturitas y a la que don Alberto Ruiz Gallardón dio tal paliza que desapareció de la primera línea política hasta que don ZP la recuperó como Ministra de Sanidad, tan sólo porque fue la artífice fundamental de su ascensión en el partido a través de su corriente “Nueva Vía”?. De acuerdo que los favores se pagan, pero eso nada tiene que ver con la democracia. Si lo que se está viviendo en Madrid tiene algo que ver con la democracia entonces Fidel Castro es el más convencido demócrata que han visto los tiempos.
 Lo peor del caso no es que el PSOE no sea un partido democrático, algo que ya sabíamos, como he dicho antes, y que ha quedado demostrado, por si había alguna duda, en las últimas actuaciones políticas del señor Presidente del Gobierno. Lo peor es que se condena a los madrileños a cuatro años más de gobierno de Esperanza Aguirre. Y sobre todo la tomadura de pelo que supone para todos esos madrileños que estos señores tan “demócratas” pretendan utilizar la Comunidad de Madrid (y por ende nuestras vidas, porque todo en la sociedad moderna es política) para colocar a aquellos amiguetes incompetentes que van a perder su puesto ministerial en las próximas elecciones. Porque los favores se pagan si, pero no a costa de los ciudadanos. Y porque qué triste es un país donde se premia la incompetencia.

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