martes, 8 de mayo de 2012

La crisis "Pink Floyd"

 Hace tiempo que vengo pensando que no estamos sumidos en ninguna crisis del sistema económico. Primero porque ya no existe ningún sistema económico. Una estructura así entendida supone un intercambio, ya sea de productos, de mercancías por capital o directamente de capital. Ese intercambio no existe en el sistema actual, que se limita a constituir una pura acumulación de dinero, dinero que, al no circular –al no intercambiarse- no se convierte en capital. No hay capitalismo porque no hay generación de capital, así que el dinero a acumular tiene que salir de algún sitito, en este caso de los Estados y los servicios sociales
  En segundo lugar, cada vez estoy más convencido de que ni siquiera existe una crisis. Entiéndase bien: ese más del veinte por ciento de la población española que no tiene trabajo se encuentra sumida en un problema personal muy grave y en una crisis objetiva individual. Pero estas situaciones siempre se han dado y el sistema las ha asumido. Es más, las necesita para su desarrollo. La crisis del sistema, sin embargo, es un invento. Un invento que sirve para meter el miedo en el cuerpo de los ciudadanos y que acepten sin pestañear situaciones que de otra forma ni siquiera serían planteables. No hay más que ver esas noticias tan rimbombantes con las que de vez en cuando nos regalan los medios, noticias económicas como bajadas espectaculares de ciertos valores bursátiles, o las supuestas pérdidas millonarias de determinadas empresas, noticias que a un ciudadano normal ni le van ni le vienen, porque ni invierte en Bolsa ni es directivo de ninguna empresa, pero que tienen la capacidad de crear un estado de pánico en la población. No es que se esté aprovechando la crisis para tomar medidas antisociales como dicen algunos políticos con mayor o menor buena fe. Es que se ha inventado una crisis para tomar esas medidas antisociales. Y sólo así se explica que ninguna de ellas solucione nada. No porque sean inútiles –nadie toma una decisión inútil a sabiendas-. Son muy útiles para el propósito que persiguen, que no es el de acabar con una crisis que no existe. Las medidas, más que un medio para conseguir un fin –salir de la crisis- son un fin en si mismas, que se implementan gracias a un medio: la crisis. Un medio que ha sido creado para tener una excusa que justifique esas medidas. Una situación que se solucionaría con dos o tres iniciativas legislativas, es decir, políticas.
 A pesar de todo, el hecho de que no exista una crisis del sistema económico, no significa que no exista una crisis, y muy grave, de la democracia. En una democracia que simplemente funcionase un poco bien, el señor Rato estaría procesado por un montón de delitos financieros. Pero no sólo el señor Rato, sino también quien lo puso donde estaba. Y quien lo puso donde estaba no es otra que la señora Aguirre. La señora Aguirre que tomó una decisión política y que por lo tanto debería responder políticamente –asumir sus responsabilidades- en la situación ahora planteada. Lo curioso es que ninguno de los medios que se han hecho eco de la dimisión del hasta ahora Presidente de Bankia y de su situación financiera –situación que se va a solucionar, cómo no, con una inyección de dinero público, ese dinero que no existe para sostener hospitales y escuelas- haya caído en la cuenta de este hecho, Cosas de esta crisis –¿qué crisis?- que nos toca soportar.

No hay comentarios: