jueves, 7 de junio de 2012

Cuando vinieron a por mí.

 Se suele decir que la Política es el arte de lo posible, aunque más bien, como ha demostardo el Gobierno de la Comunidad de Madrid, habría que decir que es el arte de hacer posible lo imposible. Yo siempre he dudado de la supuesta astucia, inteligencia y visión política que desde tantos medios se le atribuyen a la Presidenta Esperanza Aguirre, aunque nunca lo he hecho de las de sus asesores, que por eso son tantos y cobran el sueldo que cobran. Sueldo que, visto lo visto, tienen muy bien ganado. Porque en la puesta en escena del anuncio de los nuevos Presupuestos de la Comunidad de Madrid, han conseguido hacer posible lo que parecía imposible: liar tanto la madeja que ahora nadie sabe si aplaudir la responsabilidad política y el buen hacer de su jefa o tirarla al pilón.
 Y es que esta puesta en escena a la que me refiero ha sido una obra maestra de manipulación. En primer lugar nuestra Presidenta, con tono afligido pero muy castizo –que no se diga que no es de “Madrí”- nos dice que han “tomado” el criterio –yo lo siento mucho, pero los criterios no se “toman”: se siguen; lo que se suele tomar son las decisiones o los vinos- de que es mejor bajar el sueldo a los funcionarios que despedir a 40.000 trabajadores interinos. Y claro, aquí los funcionarios y los sindicatos que los representan se ven entre la espada de denunciar esa bajada de sueldo y la pared de aparecer como los culpables del despido de 40.000 trabajadores. Pero como no hay mal que por bien no venga, a renglón seguido –o dos o tres más abajo- nos comunica una medida aparentemente revolucionaria, pero que en realidad es una muestra del populismo más rancio, aunque hay que reconocer que como cortina de humo no tiene parangón: la rebaja a la mitad de los diputados del Parlamento Madrileño. Digo yo que un Parlamento debe tener los parlamentarios necesarios para garantizar la representatividad social y política, sean éstos 129 o dos millones. Porque si 129 diputados son muchos ahora también lo eran hace veinte años y aquí nadie ha dicho esta boca es mía al respecto. En realidad, lo de menos es si sobran o no sobran diputados. De lo que se trata es de que la tan cacareada medida sólo se llevará a cabo en el año 2015, previa modificación del Estatuto de Autonomía, modificación ésta que ha de contar con una mayoría de dos tercios de la Cámara y después ser ratificada por el Parlamento Nacional. En resumen, que la Señora Esperanza Aguirre sabe perfectamente que la reducción parlamentaria no se llevará a cabo nunca, o bien porque el parlamento madrileño no la autorice, o bien porque el nacional no la ratifique, o bien porque, llegada la hora de la verdad, se le ocurra algo para echarla atrás. En todo caso yo me apuesto lo que sea con quien sea a que en el año 2015 tendremos nuestros 129 diputados autonómicos, si no alguno más.
 ¿Y qué ha querido tapar la señora Aguirre?. Que esta vez los palos no van sólo contra los funcionarios, sino contra todos los que tengan la desgracia de vivir en Madrid. Así que se suben tasas –las que todos pagamos- como la que se abona por las escuelas infantiles dependientes de la Comunidad y se inventan otras nuevas, como imponer peajes en las autovías madrileñas, pero no se suben impuestos. Los que tanto aplaudían a la Presidenta por poner en su sitio a los trabajadores públicos, ahora se ven liados en la misma madeja que se citaba al principio. Como ya dijo Brecht, “cuando al final vinieron a por mí ya era demasiado tarde”

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