Para empezar lo que está haciendo ahora el juez Garzón es algo que debía haberse hecho hace treinta años. En segundo lugar es algo necesario para normalizar de una vez por todas nuestra democracia. Tercero, ya va siendo hora de dejar de justificar al dictador y por último, y es sobre lo que me quiero extender algo más, nadie, y menos Garzón, es tan tonto como para creer que este proceso judicial pueda llegar a ningún sitio o como para no saber, como insinúan algunos, que Franco está muerto y, afortunadamente, bien muerto.
Lo que pretende Garzón es muy simple por eso sorprende que haya gente que no lo comprenda: más bien lo comprenden demasiado bien. Dejar constancia de una vez por todas de que la dictadura franquista fue un régimen ilegal e ilegítimo producto de un golpe de Estado contra un gobierno, mejor o peor, pero legalmente constituido y de que cometió un genocidio continuado durante casi treinta años. Este proceso, por tanto, es un proceso simbólico que resulta imprescindible cuando los adolescentes españoles no saben nada de la Guerra Civil ni de la dictadura, y cuando, aprovechando esta ignorancia aparecen individuos como los Moas, Jiménez Losantos o Vidales que encuentran campo abonado para que las estupideces que escriben pasen por verdades históricas. He aquí la auténtica necesidad del proceso de Garzón, y he aquí porqué aquellos que todavía no han perdido el pelo del franquismo no pierden oportunidad de ridiculizarlo.
En todo caso, lo que digan estos señores –que si alguna vez tuvieron credibilidad la perdieron hace mucho junto con la vergüenza- no resulta preocupante, más bien cómico si no fuera por lo trágico. Es bastante más grave la actitud del fiscal jefe de la Audiencia Nacional el cual, quizás sin quererlo, está legitimando la dictadura. Según su recurso contra la instrucción del proceso, no se puede juzgar a la dictadura franquista por crímenes contra la humanidad porque ese delito no aparecía en el código penal de 1936, como supongo que tampoco aparecería en el de la Alemania nazi o en el de Serbia, cuyos dirigentes fueron juzgados y condenados precisamente por crímenes contra la humanidad. Apoyándose en esto argumenta que el asesinato planificado de más de 150.000 personas es un delito común. Ni siquiera es terrorismo: es un delito común. En todo caso el que asesina a 150.000 personas debe ser el mayor psicópata de la historia pero, dejando esto a un lado, si el proceso de Garzón resulta ridículo –como dicen por ahí- esta afirmación es el absurdo más grande que jamás ha pronunciado un ser humano. ¿pero en qué cabeza cabe que asesinar a sangre fría a tal cantidad de personas sea un delito común, como robar una gallina?. Es un delito, pero de común no tiene nada. Y por último asegura que, aunque se pudiera juzgar a los jefes franquistas, ese juicio no podría llevarse a cabo por un juez de instrucción de la Audiencia Nacional, sino por el Tribunal Supremo, ya que se trataría de aforados. Esto es, con todo, quizás lo más preocupante del recurso del fiscal, porque nos retrotrae a lo de siempre: la justificación de tapadillo de la dictadura. Conceder a los jefes rebeldes la condición de aforados es otorgar legitimidad al régimen. No puede ser aforado aquél que se ha hecho con el poder mediante un golpe de Estado y una Guerra Civil seguida de una represión sin precedentes, simplemente porque su régimen, el régimen que podría aforarle, es ilegal. Si se le considera aforado es porque se tiende a pensar que su régimen era legal y legítimo y, en el fondo, y como siempre, no fue para tanto. Y si este proceso sirve para abrir viejas heridas es porque esas heridas no están cerradas y ya va siendo hora de cerrarlas diciendo las cosas como son y llevando ante la justicia a los asesinos, aunque estén muertos, y porque los vencedores de entonces no aceptan que ahora nadie pueda poner en duda su victoria por el Imperio hacia Dios.
Lo que pretende Garzón es muy simple por eso sorprende que haya gente que no lo comprenda: más bien lo comprenden demasiado bien. Dejar constancia de una vez por todas de que la dictadura franquista fue un régimen ilegal e ilegítimo producto de un golpe de Estado contra un gobierno, mejor o peor, pero legalmente constituido y de que cometió un genocidio continuado durante casi treinta años. Este proceso, por tanto, es un proceso simbólico que resulta imprescindible cuando los adolescentes españoles no saben nada de la Guerra Civil ni de la dictadura, y cuando, aprovechando esta ignorancia aparecen individuos como los Moas, Jiménez Losantos o Vidales que encuentran campo abonado para que las estupideces que escriben pasen por verdades históricas. He aquí la auténtica necesidad del proceso de Garzón, y he aquí porqué aquellos que todavía no han perdido el pelo del franquismo no pierden oportunidad de ridiculizarlo.
En todo caso, lo que digan estos señores –que si alguna vez tuvieron credibilidad la perdieron hace mucho junto con la vergüenza- no resulta preocupante, más bien cómico si no fuera por lo trágico. Es bastante más grave la actitud del fiscal jefe de la Audiencia Nacional el cual, quizás sin quererlo, está legitimando la dictadura. Según su recurso contra la instrucción del proceso, no se puede juzgar a la dictadura franquista por crímenes contra la humanidad porque ese delito no aparecía en el código penal de 1936, como supongo que tampoco aparecería en el de la Alemania nazi o en el de Serbia, cuyos dirigentes fueron juzgados y condenados precisamente por crímenes contra la humanidad. Apoyándose en esto argumenta que el asesinato planificado de más de 150.000 personas es un delito común. Ni siquiera es terrorismo: es un delito común. En todo caso el que asesina a 150.000 personas debe ser el mayor psicópata de la historia pero, dejando esto a un lado, si el proceso de Garzón resulta ridículo –como dicen por ahí- esta afirmación es el absurdo más grande que jamás ha pronunciado un ser humano. ¿pero en qué cabeza cabe que asesinar a sangre fría a tal cantidad de personas sea un delito común, como robar una gallina?. Es un delito, pero de común no tiene nada. Y por último asegura que, aunque se pudiera juzgar a los jefes franquistas, ese juicio no podría llevarse a cabo por un juez de instrucción de la Audiencia Nacional, sino por el Tribunal Supremo, ya que se trataría de aforados. Esto es, con todo, quizás lo más preocupante del recurso del fiscal, porque nos retrotrae a lo de siempre: la justificación de tapadillo de la dictadura. Conceder a los jefes rebeldes la condición de aforados es otorgar legitimidad al régimen. No puede ser aforado aquél que se ha hecho con el poder mediante un golpe de Estado y una Guerra Civil seguida de una represión sin precedentes, simplemente porque su régimen, el régimen que podría aforarle, es ilegal. Si se le considera aforado es porque se tiende a pensar que su régimen era legal y legítimo y, en el fondo, y como siempre, no fue para tanto. Y si este proceso sirve para abrir viejas heridas es porque esas heridas no están cerradas y ya va siendo hora de cerrarlas diciendo las cosas como son y llevando ante la justicia a los asesinos, aunque estén muertos, y porque los vencedores de entonces no aceptan que ahora nadie pueda poner en duda su victoria por el Imperio hacia Dios.
2 comentarios:
Es la primera vez que comento en su blog aunque lo he visitado varias veces. Escribo este comentario un poco sorprendido al ver como usted premia la falsa valentia de un juez que se cree salvador del mundo.
El proceso que pretende llevar a cabo el juez Garzón es un acto banal que no encontrara lo que en un principio le legitima: justicia. Si buscara justicia no querría juzgar gente ya muerta o desaparecida, sino que intentaría devolver todo aquello que fue robado durante mas de 40 años. Además, cuando usted habla de la actual ignorancia acerca de lo que fue la Guerra Civil yo me pregunto ¿acaso hay alguna etapa histórica de la cual estemos seguros de lo que realmente ocurrió? yo creo que no y por eso creo que la España del siglo XX quedara como una de las peores etapas en todos los ambitos para todo aquel que lea y piense. En cambio para los demás borricos que "casualmente" poblan este país será o una de las mas fructiferas campañas belicas dedicadas a dios y a la virgen o como el paso del infierno al cielo en la tierra.
Considero necesario un estudio sobre lo que pasó pero no a cualquier precio ni olvidando los origenes de vastas fortunas que hoy nos son recordadas de cuando en cuando. Estudio de la historia sin miedo y racionalmente si, jueces televisivos que viven para la fama no, por favor.
Enhorabuena por el blog y espero su respuesta en este tablón. Un saludo.
Estoy absoluatmente de acuerdo con usted en que la justicia es la reparación de todo lo que se expolió durante cuarenta años, caurenta años en que este país fue el coto privado de unos cuantos amigos del dictador. Pero también pienso que eso sólo es posible si antes tenemos claro que lo que ocurrió fue un crimen conra la humanidad, que el régimen republicano era un régimen legítimo que fue derribado por un golpe de Estado criminal, que la Guerra Civil la provocaron los Militares sublevados y que su régimen fue un régimen asesino e ilegal. Y eso es lo que se pone en duda hoy en día, cuando hay supuestos historiadores y periodistas que acusan a la Reública de provocar la Guerra Civil o dicen barbaridades tales como que empezó en 1934 y cuando el primer partido de la oposición (y el más importante según el número de afiliados) se niega sistemáticamente a condenar el régimen farnquista. Por eso considero necesario el peroceso de Garzón, aunque jurídicamente no sirva para nada aunque él lo haga para hacerse (más) famoso puede abir un debate que de una vez expurge y clarifique la vida democrática en este país.
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