martes, 25 de febrero de 2014

Idea

 El concepto de “Idea” aparece por primera vez en Platón, con una significación radicalmente distinta a la que tiene en la actualidad. En efecto, en Platón las Ideas son las que configuran el mundo inteligible, aquél que sólo es captable mediante la inteligencia, mientras que las cosas del mundo sensible, el que se capta o se conoce por medio de los sentidos, no son más que copias o imágenes de aquéllas. De esta manera, Platón la sitúa auténtica realidad en las ideas del mundo inteligible y, en tanto en cuanto éstas pueden ser conocidas por medio de la inteligencia, afirma que es posible llegar al conocimiento de la realidad en sí misma. Ahora bien, ese conocimiento no puede venir dado por los sentidos, que sólo pueden acceder al conocimiento de las imágenes de esta realidad.
 La Filosofía moderna va a dar la vuelta a esta concepción –que es la que, en mayor o menor medida, prevalece durante toda la Filosofía antigua y medieval-. La gran novedad  que marca la aparición de la modernidad filosófica es la introducción de la figura del sujeto. Y, en este sentido, las ideas van a pasar a ser consideradas como las imágenes o representaciones de los objetos externos, es decir, ya no es el objeto la representación de la cosa sino al contrario. Ahora bien, al situar las ideas como representaciones existentes en la mente del sujeto la Filosofía moderna va a negar la posibilidad de conocimiento de la realidad externa a las ideas. El sujeto sólo conoce sus ideas, pero no puede conocer la realidad externa en la que éstas supuestamente se comentan, puesto que sólo es capaz de acceder a sus propias representaciones de la realidad, y no a la realidad misma. Esta diferenciación entre idea y contenido de la idea va a implicar también una problemática ontológica o existencial, en el sentido en que el sujeto puede afirmar la existencia de sus ideas, pero no de los objetos externos a ellas. De esta manera las ideas cobran una existencia independiente de los objetos que representan, y es posible la existencia de ideas que no representen ningún objeto real. Así, se puede hablar de la idea de un burro con alas como existente, aunque no exista ningún burro con alas en la realidad externa al sujeto: existirá la idea del burro con alas, pero no el burro con alas. Estrictamente hablando, no podríamos afirmar si el burro con alas existe o no, puesto que lo único que podemos afirmar con total certeza es la existencia de la idea del burro con alas. Como ya se ha dicho antes, el sujeto sólo puede conocer las representaciones de la realidad que constituyen sus ideas, pero no la realidad en sí misma De tal forma que, un tanto paradójicamente, se volvería a la situación planteada por Platón. La única realidad conocida por el sujeto –y por lo tanto la única que tendría categoría de realidad para él- sería la contenida en sus ideas. A este respecto, el racionalismo del siglo XVII, estableció una diferenciación entre realidad formal de la idea, que sería la realidad de la idea en cuanto idea, y la realidad objetiva, que sería la realidad del objeto representado por la idea. Volviendo a lo anterior, entonces, el sujeto sólo podría conocer la realidad formal de sus ideas, mientras que los objetos externos serían conocidos tan sólo en tanto realidad objetiva –como contenido de las ideas- pero no en cuanto realidad formal –en tanto que ellos mismos-.  Será esta situación la que, ya en el siglo XX, intente superar Husserl y su Fenomenología, estableciendo la distinción entre noesis y noema. Siendo la noesis el acto de pensamiento –la idea- y el noema el contenido de ese acto de pensamiento- el objeto- . Puesto que siempre que se piensa se piensa algo, es decir, siempre que se tiene una idea esa idea es idea de algo –por eso la conciencia, dice Husserl, tiene siempre una intención: es intencional- noesis y noema necesariamente han de darse siempre inmediatamente a la vez, de tal forma que la realidad de la noesis, de la idea, no podría darse sin la realidad del noema, de su objeto. Así, la realidad del objeto es la realidad de la idea y la realidad de la idea es la realidad del objeto.

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