miércoles, 28 de mayo de 2014

Ley

 El concepto de Ley remite de forma inmediata, en el imaginario colectivo, a aquella o a aquellas normas sociales institucionalizadas en un sistema de derecho, que son objeto de control judicial y cuyo incumplimiento supone una sanción penal o administrativa. Sin embargo, la idea de ley es anterior, si no histórica, si al menos ontológica y metodológicamente a esta concepción social, en tanto en cuanto la ley es, también y sobre todo, ley natural. En efecto, la característica definitoria de la ley social –que debe ser cumplida siempre y en todas las circunstancias-no es más que una trasposición de la ley natural, que siempre y necesariamente se cumple en la Naturaleza. La ley social no es así más que un trasunto de la ley natural, con la diferencia fundamental de que mientras que el cumplimiento de la ley natural viene dado por la propia existencia de la ley –como se decía una ley natural siempre se cumple, y si no se cumple entonces no es una ley- las leyes sociales no siempre necesariamente se cumplen –aunque su aspiración como leyes es que así sea- y de ahí la necesidad de una sanción que asegure, de forma externa a la propia ley, su cumplimiento.. las leyes sociales aspiran a ser leyes naturales, pero el campo de su aplicación es distinto: mientras que la ley natural rige la naturaleza, y por lo tanto todos los organismos están sometidos a ella, la ley social es la que ha de regir la sociedad, y en este sentido todos los organismos sociales estarían sometidos a ella. Ahora bien, mientras que un organismo humano, en tanto que natural, no puede decidir no cumplir una ley natural, ese mismo organismo, en tanto que social, puede decidir no cumplir una ley social: es libre de cumplirla o no cumplirla asumiendo la responsabilidad de la sanción correspondiente.
 Los sofistas –los grandes perdedores de la Historia de la Filosofía- fueron los primeros y principales sintetizadores de esta idea. Se dieron perfecta cuenta de la diferencia entre ley natural y ley social y, así, afirmaron que el ser humano tan sólo está necesariamente sometido a las leyes naturales –que son las únicas necesarias y universales- mientras que las leyes de la polis eran relativas, estaban edificadas sobre intereses tanto personales como sociales y, en principio, los individuos no estaban necesariamente obligados a cumplirlas y, si lo hacían, era más bien por evitar las sanciones derivadas de su no cumplimiento –como se muestra en la historia del anillo de Giges que el sofista Glaucón expone en La República platónica- que por una auténtica necesidad, si no ontológica, si social. Es decir, a ley social es relativa, tanto en su formulación como en su cumplimiento, y las únicas leyes universales son las leyes naturales. Ahora bien, el hecho de que las leyes naturales sean universales y necesarias hace inútil cualquier intento de manipularlas en el propio beneficio, lo que las separa así de las leyes sociales que si que pueden ser manipuladas y modificadas según la voluntad o el interés. Esta es la idea que recogen los estoicos: el estudio de las leyes de la Naturaleza es necesario para comprender su inevitabilidad y la inutilidad de pretender cambiarlas. El sabio, así, es aquél que conoce la Naturaleza y, gracias a este conocimiento comprende aquella inevitabilidad y se libera de preocupaciones con respecto a aquello que es inamovible. En palabras de Spinoza, la libertad está en comprender la necesidad.
 Quizás esta diferenciación entre ley natural y ley social sea la que se confunde en la actualidad y, así, mientras que se pretende una y otra vez luchar contra leyes naturales, y no se termina de comprender la inevitabilidad de hechos como la muerte, se aceptan como universales y necesarias las leyes sociales, se asumen y se renuncia a modificar aquellas que se muestran como manifiestamente injustas.

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