jueves, 20 de febrero de 2020

Filosofía y demás


Creo que ya he comentado alguna vez lo que yo esperaba cuando comencé mis estudios de Filosofía. Más que lo que yo esperaba de la Filosofía, la idea que tenía de la Filosofía. Que era una investigación acerca de los principios últimos de lo que existe, una crítica de eso que llamamos realidad que iba más allá de la realidad. Eso que Aristóteles definió como “ciencia de lo que es en cuanto que es y de lo que no es en cuanto que no es” y que Platón dejó delimitada en sus líneas fundamentales. Entiéndase bien, eso es lo que yo creía y lo que sigo creyendo que es la Filosofía, aunque ésta, o más bien los que se dedican a ésta (incluido yo) se hayan desviado en mayor o menor medida de esa definición original.
            Y es que hoy en día la Filosofía ya no se entiende como esa ciencia de lo que es. La Filosofía es, a día de hoy, o bien erudición y comentario de textos o bien pensamiento político y social. Es posible que la culpable sea la misma Filosofía, o la misma realidad, vaya usted a saber, que ya no se deja exprimir más. Es posible, digo, que la investigación acerca de la realidad esté ya agotada, que no quede ya más margen para determinar qué es lo que hay o qué es lo que es. Que esté ya todo dicho, en suma y que no se pueda ya decir nada más. La Filosofía, así, no podría hacer otra cosa que volver sobre lo mismo una y otra vez, y como eso mismo ya ha sido dicho y escrito, la reflexión y la investigación filosóficas no pueden ser otra cosa que un comentario de todos los libros ya escritos, un revisitación, más que una reescritura, a todos las grandes obras del pensamiento, un mero trabajo erudito y académico. Podría ser, repito, ahora bien, si esto es así, también tendríamos que ser capaces de saber cuándo se agotó la Filosofía ¿Con Aristóteles, con Descartes, con Kant, con Hegel, con Nietzsche? O tal vez con el mismo Platón, como decía Whitehead, y toda la Filosofía posterior a él no sea más que una nota a pie de página de su obra. En todo caso, si no somos capaces de determinar cuándo la Filosofía terminó de decir lo que tenía que decir, quizás merezca la pena seguir diciendo algo.
            Por otro lado, la Filosofía se ha convertido en pensamiento social. Cierto que la propia Filosofía, otra vez con Platón, nace como Filosofía política, y que si ya hemos agotado todo lo que podíamos decir de lo que es, aún no hemos terminado de hablar acerca de la sociedad, que al fin y al cabo es la única realidad dinámica del ser humano. De hecho, si hemos de hacer caso a aquellos que afirman que el ser humano es un ser social  por naturaleza, entonces la Filosofía social y política es la única filosofía humana de la que cabe hablar. Y si la única realidad humana es la realidad política y social entonces la filosofía política es la auténtica crítica de la realidad, la verdadera investigación sobre lo que es en relación al ser humano. Esta podría ser una alternativa a tener en cuenta y muy válida, aunque yo no la comparto en su totalidad. Si embargo, cuando digo que la Filosofía se ha convertido en pensamiento social, me refiero, en primer lugar, a que se ha convertido en mala sociología, y son los sociólogos de toda laya los que pretenden ocupar el lugar de los filósofos, hasta tal punto que los filósofos se han convertido en sociólogos. Y, en segundo lugar, y lo que es mucho más grave la Filosofía ha devenido en ámbito de opinión política e incluso los nuevos estudiantes de Filosofía sólo buscan en ella una confirmación de su ideología política. En ámbito de opinión, de doxa, por tanto, eso que tanto despreciaban los griegos como lo contrario del verdadero conocimiento. Se ha confundido la praxis con la exhibición de la ideología en un plató de televisión y los filósofos son ahora tertulianos. Ante esta situación, la Filosofía sigue siendo necesaria.

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