miércoles, 18 de mayo de 2011

En campaña

 Hay campañas electorales que parecen diseñadas por el peor enemigo de los candidatos, o por algún simpatizante del partido contrario. Véase a este respecto el lema de la campaña del señor Tomás Gómez para la Presidencia de la Comunidad de Madrid: “un presidente para la gente común”. Yo desde luego no pensaba votarle (ni a él ni a nadie) pero después de leer y escuchar dicho slogan me temo que ni yo ni nadie. En castellano el adjetivo “común” puede tener dos acepciones: puede hacer referencia a lo que es de todos, lo comunitario –como las zonas comunes de una comunidad de vecinos- y entonces o bien significa el hecho de que todos somos de todos, y en última instancia todos somos del partido, o bien significa una grosería que prefiero no citar, pero que tendría que ver con aquellas mujeres y hombres que son de todos a cambio de un estipendio. La segunda acepción de “común” equivale a “vulgar” y aquí sobran los comentarios, porque nadie nos consideramos vulgares –aunque lo seamos- y en todo caso es de muy mal gusto recordárnoslo. Hubiera sido mejor dejar la frase en un simple “un presidente para la gente” que además rima o, lo que yo creo que querían decir aunque no han sabido hacerlo, “un presidente para la gente normal”.
 Si nos vamos al otro extremo del espectro político, al PP, su lema no es tan disparatado como el de sus contrincantes. “Centrados en ti” nos recuerda que se van a preocupar por todos y cada uno de nosotros. Individualmente, eso sí, puesto que si no hubieran dicho “centrados en los ciudadanos” o algo así y no “en ti” que supone individualidad y singularidad. Y además “centrados”, es decir, desde el centro político -que por estas épocas siempre parece el camarote de los Hermanos Marx, de tanta gente que hay en él- y no desde la derecha más recalcitrante. En el caso del PP en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid el enemigo debía de ser el fotógrafo. Para probarlo están esas fotografías de campaña de doña Esperanza Aguirre y don Alberto Ruiz Gallardón, sobre un fondo blanco, pálidos como muertos, con los ojos oscuros y, en el caso del candidato a la alcaldía, con el aditamento de sus sienes blancas destacadas. Se podría pensar que pertenecen a esa tribu urbana denonimada “góticos” si no fuera porque entonces resultarían colegas de las hijas de Zapatero. Como no parece ser este el caso el segundo parecido razonable es con un par de vampiros. Un par de vampiros que parecen decirnos, con esa media sonrisa que lucen, “votadnos, votadnos, que os vamos a chupar la sangre”.
 Y es que esta campaña electoral es una de tantas, llena de insultos a la inteligencia de los ciudadanos y de sofismas. Insultos a la inteligencia de los ciudadanos como el del señor Zapatero cuando afirma que “miente como un bellaco el que diga que se han hecho recortes sociales”. Pues si bajar los sueldos a los funcionarios, elaborar una reforma laboral que se carga de un plumazo todos los derechos de los trabajadores, recortar las partidas presupuestarias en sanidad, educación e investigación o reducir las pensiones –pues trabajar más para cobrar lo mismo es reducir las pensiones- no son recortes sociales ya me explicará el señor Presidente del Gobierno lo que son.
 Y sofismas porque estas son unas elecciones locales y aquí parece que lo único que le preocupa a todo el mundo es Bildu, y la falta de lógica con la que se está tratando este tema es proverbial. Para empezar es un sofisma darle toda la publicidad del mundo a los votos particulares de los magistrados del Tribunal Constitucional que votaron en contra de la legalización de la organización vasca y no dársela a los de los jueces del Supremo que votaron en contra de su ilegalización. De la misma forma que es una falacia considerar que el hecho de que un ex preso de ETA enarbole una pancarta a favor de Bildu supone que ETA está detrás de Bildu. Primero porque este señor es sólo eso, un señor particular -en concreto un señor particular que ha cumplido su condena y tiene derecho a opinar lo que le de la gana- y segundo porque en el supuesto caso de que ETA apoyara a Bildu eso no significaría que Bildu apoya a ETA y mucho menos que sea la mano negra que la dirige. O al menos yo no consideraría que si se diera el caso de algún grupúsculo ultrafascista apoyara y pidiera el voto para el PP, eso significara automáticamente que el PP apoyara a dicho grupúsculo. Y por si esto no fuera bastante, que unos señores con cargos políticos ataquen a la más alta institución judicial del país es un atentado gravísimo contra la democracia y el estado de derecho. Lo puedo hacer yo, que soy un don nadie, pero no alguien que tienen una responsabilidad publica. Y es que, como ya sabrán, estamos en campaña.

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