viernes, 27 de julio de 2012

Políticos y políticos

 Toda sociedad necesita Políticos. Quizás no los políticos que tiene, pero si sujetos capaces de encauzar una red de relaciones sociales cada vez más compleja. Son necesarios Políticos, no políticos. Individuos que hagan Política, y, desde ella, defiendan los intereses de los ciudadanos, especialmente de los más débiles, frente a los ataques de aquellos que, ajenos a la Política y por lo tanto a la sociedad, intentan tomar el control de ésta y destruirla en su propio beneficio.
 En las Polis griegas todos los ciudadanos –libres- eran Políticos, todos participaban en la Asamblea, estaban capacitados para tomar decisiones y podían ocupar, en algún momento de su vida, un cargo público. La Paideia, tal y como se entendía por aquel entonces, era la educación de los ciudadanos para prepararles en su función política –los sofistas no iban tan desencaminados-. Y el desempeñar bien esa función política era considerado la máxima virtud –ya fuera ésta la Justicia, el Término Medio o la areté guerrera-. Por eso la educación era educación en la virtud. Así que si hoy en día tenemos políticos, y no Políticos, es porque la educación es un valor a la baja frente a otros como la ambición o el afán de poder, precisamente aquellos que los griegos consideraban vicios. Una sociedad que no está educada no podrá nunca dirigirse a ella misma. Será una sociedad que necesitará políticos, porque no tendrá Políticos.
 Así las cosas, no todos los políticos son iguales. Tan demagógico es considerar que cualquiera, por el mero hecho de formar parte de esa abstracción llamada “pueblo”, es capaz de tomar decisiones políticas, como creer que todos los que dirigen una sociedad son corruptos que sólo piensan en llenarse los bolsillos. Es en épocas de crisis cuando estas ideas brotan con más fuerza y lo hacen lanzadas desde aquellas instancias a las que no les interesa que haya Políticos, y por tanto que haya Política, porque tanto unos como otra resultan un estorbo para sus intereses. Instancias que no son otras que aquellas que llevan mucho tiempo aprovechándose de la Política, a la que ya han convertido en política, y que cuando advierten que aquélla puede tomar nuevas fuerzas y sacar a la luz sus vergüenzas no tienen ningún reparo en desprestigiarla. No es casualidad que los ataques más fuertes contra los políticos –y los Políticos- estén viniendo precisamente de las filas de la derecha, que los medios que ahora se hartan de gritar contra el exceso de políticos sean los medios de la derecha y que los ciudadanos que no se cansan de decir que todos los políticos son iguales acaben, invariablemente, votando a la derecha. Y es que no debería ser tema de debate el sueldo de un político, sino si hace o no hace bien su trabajo. A un político no hay que relevarle por cobrar mucho, sino por ser un inútil. Esto es lo que debería preocupar a una sociedad educada políticamente. Mientras no sea así, ésta seguirá mirando el dedo demagógico de los ingresos y no mirará la luna de la Política bien hecha.
 De la misma forma, una sociedad necesita los Políticos que necesita para garantizar que todas las opiniones estén representadas. Eliminar cargos públicos es una medida que queda muy bien de cara a la galería, una medida de escaparate que sirve para tapar otras medidas tan impopulares como la subida de los impuestos indirectos. Las sociedades que menos políticos tienen son las sociedades totalitarias y el primer objetivo de un gobierno totalitario es acabar con los Políticos. Aquellos que ahora abogan por la reducción de representantes políticos lo que en el fondo desean es ser ellos los únicos políticos, porque cuando no quedan Políticos se ha dejado el campo abierto para que alguien se haga con las riendas del poder, riendas que están ahí y que la sociedad en su conjunto no va a coger porque no sabría qué hacer con ellas. Y eso es algo que se debería tener muy en cuenta en España, donde durante cuarenta años sólo tuvimos un político y además malo. Un sociedad bien educada no pediría la desaparición de los políticos, sino que todos, como los griegos, fueran Políticos.

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