El pensamiento solo puede ser íntimo. El
pensamiento no puede ser público, sino un acto privado cargado de subjetividad.
Lo público no es el pensamiento, sino la materialización del pensamiento, lo
que se ofrece de él, su petrificación. El pensamiento es siempre dinámico, se
mueve con el desarrollo del propio sujeto. Por ello la estatización del
pensamiento, su publicidad, ya no es pensamiento.
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