viernes, 1 de abril de 2011

Sushi en McDonald´s

 Voy a empezar recordando dos hechos seguramente poco conocidos. Después del tsunami que asoló las islas del sudeste asiático (Tailandia, Indonesia y Sri Lanka, sobre todo), los pescadores que construían sus cabañas en esas playas para vivir y guardar los aparejos durante la temporada de pesca fueron expulsados de las mismas para dejar el terreno libre a los hoteles de lujo de las cadenas norteamericanas y europeas que llevaban ya mucho tiempo intentando hacer lo que la gran ola consiguió en unos pocos minutos. De la misma forma, el dinero destinado a la reconstrucción de las zonas afectadas no fue precisamente a parar al bolsillo de los damnificados, sino que se destinó a la construcción de esos hoteles, es decir, fue a parar a las arcas de las compañías que los construyeron.
 También después de que el huracán Katrina arrasase Nueva Orleáns, entre otras muchas cosas que no vienen al caso –como que jamás se reconstruyesen las escuelas públicas- las autoridades locales y federales aprovecharon que el Barrio Francés de dicha ciudad, uno de los más afectados, se había visto libre, gracias a las fuerzas de la Naturaleza (que podían haber sido menos fuertes si el gobierno de Bush Jr. Hubiera destinado dinero público para la reparación de los diques de la ciudad) de molestos afroamericanos, para instalar en una de las zonas más visitadas por los turistas alojamientos para ellos, desplazando a sus antiguos habitantes, amén de para autorizar unas cuantas licencias de perforaciones petrolíferas en la zona.
 Viene todo esto a cuento de que hay un aspecto del reciente terremoto del Japón que ha sido tratado como de pasada, sin incidir mucho en él: las declaraciones del Ministro de Economía del país acerca de que la estructura empresarial nipona estaba intacta. Posiblemente en la cabeza de este señor estaban presentes los dos casos que acabo de citar (y algunos otros más) y quiso dejar bien claro desde el principio que la reconstrucción del territorio no se iba a hacer ni a costa de sus empresas ni a costa de sus riquezas. Para demostrar que no andaba muy equivocado si pensó lo que pensó, ahí está la noticia aparecida recientemente acerca de que Banco Mundial eleva al 4% el impacto en el PIB del desastre japonés. Es decir, ya están avisando de que Japón necesitará ayuda financiera para su reconstrucción, y que la concesión de esa ayuda por parte del Propio Banco Mundial y del FMI supondrá una contraprestación por su parte.
 Y es que las empresas japonesas son muy golosas y la inversión en Japón es algo que hace mucho tiempo está en el punto de mira de los grandes conglomerados empresariales occidentales. Esto unido a los deseos de venganza de determinadas empresas norteamericanas –sobre todo automovilísticas y de entretenimiento- harán que este terremoto sea la oportunidad esperada para hacerse con la economía japonesa. Mucho va a tener que sudar el gobierno y los empresarios nipones si no quieren que Toyota u Honda pasen a ser propiedad de General Motors o que Sony acabe convirtiéndose en una filial de Disney cuando se habla de unos costes de reconstrucción de 166.000 millones de euros.
 Y es que donde la gente normal sólo ve desgracias y una necesidad de solidaridad con aquellos que lo han perdido todo (quizás por eso es “gente normal”) otros ven una oportunidad única de negocio y de beneficios multimillonarios. A partir de ahora ya no serán los turistas japoneses los que accedan a Europa, sino que serán los turistas europeos y norteamericanos los que visiten los hoteles que se van a construir en las playas asoladas por el tsunami, hoteles que por cierto no contarán con la molesta presencia de una central nuclear que ya se ha anunciado que desaparecerá del paisaje idílico que los turistas occidentales contemplarán desde sus terrazas. En cuanto a los habitantes de esos pueblos cuyos nombres ya nos hemos aprendido –como Iwate o Minami Sanriku- tendrán que dejar de vivir de la pesca, y también de vivir en sus casas, que pasarán a convertirse en grandes centros comerciales. Eso si, cuando quieran comer sushi siempre podrán ir a McDonald´s

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