jueves, 21 de octubre de 2010

Canta y se feliz

 Hace unos días nos sorprendía la noticia de que, a pesar de la que nos está cayendo encima, España tiene el índice de felicidad más alto de Europa. Hoy, otra información nos hacía saber que cerca del 21% de la población española vive por debajo del umbral de la pobreza. Si unimos las dos noticias, después de frotarnos enérgicamente los ojos para estar seguros de lo que estamos leyendo, la conclusión a la que se llega es, o bien que existe un error en algún lugar, o bien que aquí sigue estando todo atado y bien atado. Con actitudes de este tipo resulta comprensible que el señor Strauss-Khan, a la sazón presidente del FMI, diga que España es el país europeo con mayor potencial de creación de empleo. Cómo no ha de ser así si aquí no nos importa trabajar en un régimen de semiesclavitud, con salarios de hambre y horarios cada vez más dilatados, sin ninguna garantía social ni de ningún otro tipo. El presidente del FMI sabe muy bien lo que dice: la mano de obra española está cerca de ser una de las más baratas del mundo desarrollado y pronto las grandes multinacionales trasladarán aquí las fábricas que tienen en los países del Este o el Norte de África.
 Con este panorama es lógico que la señora Ministra de Economía anuncie más sacrificios para los próximos años –y eso que, según parece no tenían un plan B; a saber lo qué hubiera pasado si lo hubieran tenido-. Sacrificios que recaerán como siempre en la clase trabajadora, por supuesto, no sobre empresarios, banqueros o políticos, que ya se sacrifican bastante los pobrecitos, unos dándonos trabajo para que nos podamos comer un chusco de pan –o quitándonoslo para que nos reciclemos- que uno es feliz cuando se conforma con lo que tiene y ellos sólo velan por nuestra felicidad; y otros diciéndonos lo que tenemos que hacer o qué pensar, pues ya se han encargado de convertirnos en niños sin un pensamiento propio. Pero no pasa nada, porque el Gobierno, los sindicatos y la oposición saben que aquí nadie va a levantar barricadas ni a bloquear los depósitos de combustible. Por algo somos el país más feliz de Europa.
 Y como no podía ser de otra forma los medios de comunicación –esos que dedican casi el noventa por ciento de su espacio y su programación a informarnos de los últimos eventos deportivos y de las andanzas de nuestros famosos- se suben al carro elaborando sesudos análisis sobe una reforma de Gobierno que no pasa de ser una burda tomadura de pelo y cuyo único objetivo es lavarle un poco la cara al Ejecutivo para ver si se pueden recuperar unos cuantos votos. Plantear como poco menos que noticia del año que el señor Rubalcaba se ha convertido en el hombre fuerte del Gobierno, cuando desde hace mucho tiempo es quien maneja los hilos en la sombra, aparte de una obviedad, no es más que un intento de despistar al personal; colocar de Ministro de Trabajo a un simpatizante de UGT sólo tiene como objeto desactivar las tímidas protestas sindicales; instalar a Trinidad Jiménez en Exteriores es la prueba de que hay que pagar los favores, y dar a Leire Pajín el Ministerio de Sanidad es una burla, incluso cruel. Da igual porque aquí seguiremos siendo muy, muy felices, como nuestros príncipes, aunque no comamos perdices porque el sueldo no nos llega. Ya saben lo que dice la canción: canta y se feliz.

No hay comentarios: