miércoles, 27 de octubre de 2010

Paul

 O el mundo está definitivamente loco o es mucho más rematadamente idiota de lo que se podía pensar. Resulta que se ha muerto Paul. Una noticia luctuosa si el tal Paul hubiera sido algún individuo del género Homo. Pero resulta que no es así. Paul es un cefalópodo, vamos, un pulpo: el pulpo Paul, por más señas. Un pulpo que se hizo famoso porque resulta que era capaz de adivinar qué equipo iba a ganar en los diferentes enfrentamientos de mundial de fútbol. Que un pulpo se haga famoso demuestra la capacidad intelectual de la raza humana. Pero que encima lo haga por unas supuestas dotes adivinatorias ya es algo que cae directamente en la categoría del absurdo, por no decir en el más espantoso de los ridículos.
 Sin embargo el desatino mayúsculo en toda esta cuestión ya no es que el dichoso pupo haya alcanzado la gloria por ser una especie de vidente con tentáculos. Lo que resulta ya casi dadaísta es que la muerte de Paul haya sido noticia en todos los medios de comunicación. Y, más aún, algunos  incluso le hayan dedicado obituarios. De hecho, ya se está hablando de incinerarle y erigir un monumento en su honor, mientas que en Carballino quieren momificarle y ponerle en un museo. Llegados a este punto uno ya no es capaz de entender nada de lo que pasa por la cabeza de los habitantes de este planeta. Quizás alguno piense que todo este asunto no es más que una gran broma o un toque de comicidad en nuestros habitualmente serios medios de comunicación. Pero no. Si se leen atentamente las columnas y los artículos que se han dedicado al fallecimiento del pulpo, resulta que la gran mayoría de ellas están escritas en un tono circunspecto, incluso trágico en algunos casos. Y yo estoy seguro que incluso habrá habido gente que habrá llorado al conocer la noticia, que realmente creerían que el dichoso animalito era capaz de adivinar el futuro y que ahora la selección española de fútbol no va a volver a ganar un partido hasta que la ranas críen pelo. El problema es que todo esto es bastante más serio de lo que parece porque mientras se dan noticias sobre la muerte de un pulpo no se informa de otras cuestiones más importantes, se siguen ocultando a la población aquellas cosas que no interesa que se sepan y se la sume más todavía en un pozo de ignorancia del que cada vez resulta más difícil salir. Ya se consiguió que creyeran en que un sujeto es capaz de adivinar lo que el futuro depara a la vida de cada uno. Ahora se ha dado un giro más de tuerca al asunto y se les ha hecho creer que es un pulpo el que tienes dotes de vidente. Y esperamos con ansiedad cuál será la próxima estupidez que la gente se tragará como si fuera una verdad científica. Pero vamos, cuando ves que personas aparentemente normales defienden a capa y espada la inocencia de una señora que se ha hecho rica robando todo lo que se le ponía por delante sólo porque es una tonadillera famosa (que por cierto, hasta donde yo se el juez le impuso una libertad provisional con fianza, y ni ha pagado la fianza no ha ingresado en la cárcel) ya poco puede sorprender
 El caso es que yo, por si acaso, la próxima vez que me encuentre con una cucaracha procuraré no pisarla y la trataré a cuerpo de rey, no vaya a ser que sea capaz de predecir el resultado de las próximas elecciones, por ejemplo, y me haga de oro gracias a mi cucaracha vidente. Y mientras tanto me permito sugerir a los que no saben qué hacer con el cadáver de Paul que organicen un banquete totémico y lo preparen “a feira”, que seguro que está muy rico.



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