lunes, 20 de septiembre de 2010

La responsabilidad de la izquierda

 Se ha hablado mucho de la responsabilidad de la derecha en la actual crisis económica. Pero poco o nada se ha dicho de la responsabilidad de la izquierda, quizás porque a la propia derecha no le convenga sacar a la luz el asunto. Es mejor cargar con las culpas y mantenerse en el poder que repartirlas y echar a perder el negocio porque a la izquierda se le ocurra hacer una verdadera política de izquierdas. Y el caso es que la izquierda es responsable, y en muy alto grado, de la actual situación. La política posibilista de la socialdemocracia europea prácticamente desde el final de la II Guerra Mundial –e incluso antes, no olvidemos que la socialdemocracia en el poder durante la República de Weimar aplastó a sangre y fuego cualquier revuelta obrera que se presentara, allanando el camino a las SA del Partido Nacional Socialista de Hitler- la ha llevado a un estado de postración tal ante las grandes corporaciones que ahora resulta imposible distinguir sus postulados de los de la derecha liberal. Y esa renuncia a unos principios ideológicos que, nos guste o no, tienen su origen en el pensamiento de Marx está conduciendo a su desaparición como alternativa política frente a aquella. No hay más que mirar el mapa electoral europeo, donde el poder está mayoritariamente en manos de esa derecha –incluso en países tradicionalmente socialistas como Suecia las últimas elecciones han deparado a la socialdemocracia el peor resultado desde 1920- y cada vez están surgiendo con más fuerza posiciones de ultraderecha, que son las únicas que, en un futuro, se disputarán el poder con la derecha moderada. La izquierda vio venir la crisis como la vio todo el mundo y qué hizo. Nada. Mirar para otro lado en el mejor de los casos. Exactamente lo mismo que hizo la derecha. Pero ésta sabía que saldría muy reforzada de la situación. Tanto que, como ya se ha dicho, la crisis está suponiendo la puntilla definitiva de los partidos de izquierda en Europa. Y la responsabilidad es única y exclusivamente suya.
 En esta tesitura no es de extrañar que los medios progresistas estén coincidiendo con los de extrema derecha en una cosa: desarmar la próxima huelga general a toda costa. No existe mucha diferencia entre los artículos de opinión que se publican en El País y los que se publican en El Mundo, si exceptuamos que los primeros tratan de salvar la cara a Rodríguez Zapatero y los segundos no paran de insultarle. Hace unos días, precisamente en El País, un intelectual de izquierdas de reconocido prestigio afirmó que no seguir a los mercados es una estupidez. Quizás sea una estupidez, pero más estupidez es reforzarlos políticamente cuando han sido los causantes de esta crisis y las venideras. Habría que recordar, a este y a otros intelectuales, que la izquierda y la derecha son posturas fundamentalmente económicas y que sólo son posiciones políticas en la medida en que son económicas. Desde una política de izquierdas no se trata entonces de seguir o no seguir a los mercados, sino de desactivarlos, de cambiar el modo de producción capitalista por otro más justo. Si esto no se hace, si se permite –e incluso se jalea- el desarrollo salvaje del mercado como el único camino posible entonces no queda más remedio que seguirle. Pero se ha renunciado al fondo ideológico de la izquierda, se han admitido los postulados de la derecha económica y se ha caído en el verdadero suicidio político. Esta es la auténtica responsabilidad de la izquierda, no solo ya en esta crisis, sino en su propia desaparición como alternativa de poder. A partir de ahora habrá que elegir entre el modelo alemán o norteamericano y el modelo italiano. Y a la izquierda sólo le quedará mantenerse en el campo anecdótico de permitir los matrimonios gays o subvencionar ONG´S.

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