miércoles, 22 de septiembre de 2010

Los que mandan

 Ayer el Presidente Rodríguez Zapatero se reunió con los que mandan. Allí estaba él, sentado con los grandes inversores que dominan el mundo desde sus oficinas de Wall Street, escenificando la más perfecta representación de lo que significa la democracia moderna. Un mandatario político representante del poder popular rindiendo cuentas no a los ciudadanos que le han elegido, sino a un grupo reducido y exclusivo de entidades particulares. No hay nada extraño en ello. El hecho de que los ciudadanos elijan a sus dirigentes políticos no quita para que sean los intereses económicos que representan esos brokers los que les han puesto. De hecho si el poder económico no pusiera a los que aspiran al poder político, éstos ni siquiera podrían ser elegidos. La política se supedita a la economía y son los que ocupan el poder económico los que deciden quién ha de ocupar el político, que en el fondo es el mismo, pero mientras el segundo da la cara el primero se oculta y mueve los hilos. Cualquier intento de romper esta tendencia, de devolver el poder político, y por ende el económico al ámbito público al que legítimamente corresponde, de invertir la estructura y hacer que el poder económico se supedite al político es, consiguientemente, tachado de antidemocrático.
 Resulta sintomático que en vísperas de una huelga general el Presidente del Gobierno, en vez de reunirse con los trabajadores, lo haga con los grandes inversores. Y además les prometa, como el niño que ha sido pillado en falta y ha de responder ante su padre y su madre, “mayor disciplina”. Mayor disciplina significa mayores beneficios para los ricos y mayores sacrificios para el resto: mas precariedad laboral, más paro, más impuestos, menos salarios. Pero sobre todo más ideología, mayor control sobre las opiniones, sobre los pensamientos. Mayor uniformidad para seguir todos al Gran Hermano que nos permite vivir en esta finca particular de unos pocos que se llama “Mundo”. La huelga general ha sido reventada antes de empezar. Es irresponsable y antidemocrática y quien la secunde es un antipatriota y será el culpable de todos los males que nos sobrevengan.
 “Mayor disciplina” es terminar de destruir la sociedad, terminar de destruir las relaciones que la constituyen. Hay que aislar a los ciudadanos unos de otros y de sí mismos. Si la base de la democracia (o de la antidemocracia) se establece sobre esas relaciones y sobre la potencia democrática que generan, la sociedad será la víctima colateral de su destrucción. Vázquez Montalbán dijo que si el fútbol es el opio del pueblo de las dictaduras, es la droga dura de las democracias. Y lo es hasta tal punto (el fútbol, los programas del corazón, la televisión y los medios de comunicación en general) que el cuerpo orgánico de la sociedad ha quedado destruido lo mismo que el cuerpo de un adicto. El viejo sueño de Kant del “piensa por ti mismo” se ha demostrado una vez más, quizás con mayor fuerza que nunca, una utopía peligrosa que debe ser anulada a toda costa. La consigna es que no se debe pensar. Sueña, actúa, vota, pero no pienses por que ya hay otros que piensan por ti, que saben lo que te conviene, lo que es bueno, lo que se debe hacer. Los causantes de la crisis no son entonces la banca y la grandes corporaciones, no, son todos aquellos que pretenden cuestionar lo que no entienden, lo que no deberían de entender. Y por eso los medios, los analistas y los opinadores, que son los que realmente saben de este asunto, hacen una labor de caridad enseñando al que no sabe. Esa es la “mayor disciplina” que nos espera y no, como intentarán hacernos creer, la de los mercados. Son los que mandan.

2 comentarios:

Skarlos dijo...

Bueno, yo no diría que los ciudadanos eligen al presidente del Gobierno... más bien eligen al partido que quieren que gobierne y ese partido internamente decide quién va a estar a cargo de nuestro futuro.

Emilio Garoz dijo...

Totalmente correcto. Y muchas gracias por la aclaración, que a veces uno se deja llevar por la opinión común, esa que se mete en la cabeza de los ciudadanos para hacerles creer qu votan lo que no están votando.