miércoles, 8 de junio de 2016

Dejar vivir, dejar pensar

Cada cual es libre de vivir su vida como quiera, de hacer con ella lo que le venga en gana. Y esto significa tres cosas: que no hay que decirle a nadie lo que debe hacer con su vida, no hay que dar consejos, sobre todo si nadie los pide; que no hay que considerarse superior moralmente a nadie por vivir de un u otra manera y que no hay que quejarse de la vida que uno vive. Justo las tres cosas que no hacemos. Les decimos a los demás lo que deben hacer, nos metemos en asuntos que no nos conciernen porque la vida de cada cual es asunto exclusivamente suyo; nos consideramos moralmente superiores a los demás porque no fumamos, no bebemos, no comemos carne, reciclamos nuestros desperdicios, somos muy solidarios o votamos a la última tendencia política. Y, sobre todo, nos quejamos de las decisiones libres que tomamos en nuestra vida para no asumir sus consecuencias.

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