La religión tiene dos raíces, dos
cimientos. Y los dos parten de una negación. El primero de estos cimientos es
el consuelo: la religión como consuelo o la negación de la comprensión de la
realidad, la ignorancia de la realidad o el no querer llegar a comprender la
realidad. El segundo de estos cimientos es la redención: la religión como redención o la negación de uno
mismo, la autoculpabilización, la asunción de una culpa inexistente o que no
pertenece al individuo
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