Un nuevo mito: el mito de la
asertividad. Además un mito cristiano: la asertividad no deja de ser el poner
la otra mejilla. Nadie es asertivo, es más, nadie puede ser asertivo. Y mucho
menos se puede se asertivo cuando hay que enfrentarse a la agresividad
constante de la sociedad –de los individuos que componen la sociedad, pues la
sociedad no es más que eso-. La asertividad no es más que el camino más fácil
hacia la propia destrucción.
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