Quizás la esencia del totalitarismo esté
impresa ya en la esencia misma de los ciudadanos y por ello sus tendencias políticas
acaben siempre desembocando en posturas totalitarias. De hecho ese afán por
reconocerse en la masa, ese afán por diluirse, por disolverse en un grupo –en
cualquier grupo, en realidad-, ese afán de reconocimiento por parte del grupo
en el fondo no es más que, como decía Fromm, miedo a la libertad. En el fondo
no es más que un deseo de no ser uno mismo. En el fondo no es más que una
necesidad de negar la propia libertad y por lo tanto de constituirse en la masa
con la que se moldea el totalitarismo.
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