Lo de los corazoncitos y el programa político
simulando un catálogo de una tienda de muebles no merece mayor comentario: los
que se identifican con ellos lo dicen todo. Otra cosa es el infantilismo
político que destilan, producto de un pensamiento infantil. Es curioso ver como
gente inteligente, aquellos que utilizan un pensamiento desarrollado y complejo
se sienten abrumados ante el pensamiento infantil del “pío, pío que yo no he
sido”. Y lo consideran el culmen de la finura estratégica y de la inteligencia
política. Y todo porque se les escapa, no logran asirlo, porque el pensamiento
complejo no es capaz de asir el pensamiento infantil. Es como si nos
enfrentamos a los argumentos de un niño de cuatro años. La izquierda folclórica ha devenido en izquierda de jardín de infancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario