Cuanto más los sujetos renuncian a su
individualidad para sumergirse en la masa, en la que en el fondo se encuentran
cómodos, más, sin embargo, intentan reivindicarse como individuos exponiendo su
vida a través de las nuevas tecnologías. Y no solamente su vida física a través
de fotos narcisistas que a nadie interesan salvo al interesado, sino su vida
interior, su vida espiritual. Cuentan como son, lo que sienten o lo que hacen.
Es paradójica hasta cierto punto esta negación de la individualidad a nivel de
la realidad social efectiva por un lado y esta afirmación de la individualidad
a nivel de la realidad social virtual por otro. Paradójica hasta cierto punto
porque quizás esa afirmación virtual sea la única salida cuando la realidad
efectiva la niega.
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